El laberinto de Catherine Ross[completa]

Capítulo 23: {La llamada}

Jueves, 4 de Febrero. Como siempre hago el mismo ritual, llegó al instituto y esta vez Ismael no estaba, no sabía nada de él, y era muy raro que no me avisara si no iba a ir al instituto, entonces decidí llamarlo, pero no me lo cojia, salia incomunicado, decidi preguntarle a las chicas si alguna sabe algo del paradero desconocido de Ismael, pero ninguna sabía nada, todas estaban igual que yo.

Decidí no darle mucha importancia e ir a clase, entre y claro estaba que todos los profesores me preguntasen qué era lo que le había pasado a Ismael, a lo que yo le había respondido, que no lo sabía nada, que estaría malo. Paso la mañana, y cuando salí, me encontré con un mensaje de Ismael que decía que tenía que ir al edificio, avise a mi madre para que no se preocupara y me fui. Llegué al edificio, y allí estaba él.

—¿Se puede saber qué es lo que te ha pasado? —pregunté con tono desafiante y enfadada.

—Estaba hablando con el director, y es importante que vayas hablar con él —me respondió él, a la vez que extendía el brazo para que entrase.

Llegamos al sector III, y me fui con él, le seguí, y de nuevo me encontré con ese chico que se me quedó mirando la última vez que estuve allí.

Un chico, con pelo liso, castaño y ojos azules, la verdad es que me sorprendió muchísimo, pero no me podía detener, porque tenía algo más importante que hacer.

Llegamos al edificio, y sin yo hacerle ninguna pregunta de lo que podía ser entramos y subimos en el ascensor, llegamos hasta la planta y se abrieron las puertas, en ese momento estaba al fondo, sentado en la silla con una copa en la mano y mirando a la calle.

—Me alegro de que hayas venido Catherine —dijo con la mirada apuntando hacia la calle.

—¿Para qué querías que viniese? —pregunte, ante el silencio que se había creado.

—No te he llamado, os he llamado, quiero que me conteis todo lo que pasó el otro día —Respondió a la vez que se daba la vuelta.

Ismael le contó todo con pelos y señales lo que había sucedido. A lo que el director respondió.

—Sabéis que habéis jugado con los límites, nadie de la tierra excepto Catherine puede saber de la existencia de este planeta, menos mal que tenemos el brebaje de amnesia. Mi pregunta es, ¿quién es esa persona desconocida?, y lo que es más importante, ¿que poder tiene?, hay que llevar mucho cuidado, el mal está cerca—.

—Vale, no te preocupes, andaremos con ojo —respondí a las preguntas del director.

—Catherine, tienes que entrenar para estar preparada para cualquier cosa, esto solo es el principio, pero si ha sido capaz de hacer eso, no quiero saber lo que puede hacer, ademas os ha puesto a prueba, porque si te hubiese querido matar lo hubiese tenido fácil, dentro de esas habitación donde estabais, ten cuidado, porque te están controlando.—

Ismael y yo afirmamos con la cabeza lo que el director había dicho y nos marchamos de la sala, entramos al ascensor y mientras estábamos bajando…

—Tenemos que ir a entrenar, a partir de ahora, todas las tardes nos venimos una hora, en cualquier momento el desconocido puede venir y tenemos que estar a la altura de lo que pueda pasar, —cogimos y nos fuimos con Raul, allí estaba esperándonos y estuvimos entrenando hasta que el sol se escondió, cogimos nuestras cosas que llevábamos encima, y nos fuimos a la tierra. Iba por las calles cuando me choque con alguien, me di un fuerte golpe en la cabeza, en ese momento levanté la cabeza y era aquel chico de pelo liso y ojos azules.

—Hola —me dijo mientras se tocaba la cabeza con evidente dolor.

—Hola —dije yo medio tartamudeando y sonrojada.

—Te iba a saludar el otro dia cuando te quedastes mirando, pero no me atreví a decirte nada por vergüenza —comentó el, que se notaba en el tono de la voz que estaba nervioso.

—Pues no sé, yo no te estaba mirando, estaría pensando en algo —dije yo para hacerme la interesante.

—¿No se, querrías ir a dar una vuelta? —preguntó, interesadamente, esperando a que respondiese afirmativamente.

—Ahora no puedo, llevo un poco de prisa, pero otro día, si quieres nos vemos —dije yo, mientras venía Ismael por detrás para preguntarme qué es lo que me había pasado.

—Vale —respondió el chico, que de los mismos nervios no le había preguntado ni como se llamaba.

Llegamos a mi casa, y estaban mis padres sentados en el sofá, con rostro de preocupación.

No sabía lo que era, pero se notaba que era algo grave…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.