El laberinto de Catherine Ross[completa]

Capítulo 34: {Un mal Lunes} 

Lunes 15 de Febrero, me despierto de nuevo entre pesadillas, hoy toca de nuevo volver al instituto, aquel que hace unos días era una pesadilla el ir, ahora es el menor de mis problemas, pues tengo ante mí, la mayor responsabilidad que he tenido nunca y de las que hay muchas vidas en juego, no se como va a terminar todo esto, lo cierto es que quiero vivir el presente, y prepararse lo mejor posible ante lo inesperado que ocurra.

Bajo a desayunar, como siempre, sin salirse de la línea marcada en las mañanas. Llegó hasta el instituto, allí está esperando Ismael, y esta vez también esperan Sara, Cinthia y Ana, para preguntarme que tal me fui el concurso, le dije a todo el mundo que me iba, pero a nadie le dije que tal me había ido, pues vosotros sabéis lo que ocurrió.

Lo único que les dije, es que me había ido bien, pero que no había ganado, ya no me volvieron a preguntar por la cara que llevaba, ellas pensaban que era porque no había ganado, pero realmente ya se sabe.

Entramos a la clase, ellas se fueron a sus respectivas clases, e Ismael y yo nos fuimos a la nuestra, nos sentamos en nuestros lugares, y de nuevo esa irritable voz del insoportable de turno, aquella voz que la omitiria para no volverla a escuchar.

—Bueno, pues empezamos la semana, ¿y quien tenemos delante?, a los empollones —dijo en voz alta, acto seguido se acercó a mi oído.

—Eres una friki, —dijo en voz baja, solo para que yo la escuchara, en ese momento me levanté de mi sitio, me di media vuelta y cerré el puño.

—¿Que vas hacer eh?, no vales nada —dijo con aires de superioridad.

Acto seguido lanze mi puño, llegando a golpear directamente con su rostro, lo que conllevo que cayese al suelo y empezase a sangrar, justo en ese momento entró la profesora por la puerta.

—Catherine, al despacho del director, —dijo la profesora seria y sorprendía con algo que nunca había imaginado que podía ocurrir.

No dije nada más, solo quería que en ese momento que la tierra me tragara, el silencio se hizo en la clase, y mientras bajaba, ya me estaba arrepintiendo.

Llegué al despacho del director y me dijo que me esperase fuera, mientras hablaba con mi profesora, pero en mi cabeza no paraba de repetirse una y otra vez aquel suceso, esos 10 segundos, que era un bucle constante.

—Pasa Catherine —dijo el director mientras la profesora se iba a la clase.

—¿Se puede saber qué es lo que ha pasado?, son las 08:10, llevamos 10 minutos de clase nada más, es Lunes, ¿qué es lo que ha pasado para que tu hagas eso? —concluyó el director.

—Pues la verdad, es que no lo se —eso era lo único que podía decir, estaba paralizada, bloqueada, no podía articular palabra alguna.

—Catherine, sino me cuentas lo que está ocurriendo voy a tener que hablar con tus padres, así que tranquilízate y cuéntame lo que ha pasado —dijo de nuevo el director.

—Pues nada, estaba sentada en mi sitio y llegó Lucas y me empezó a decir cosas y no pude soportar más, hasta que le di un empuje y cayó al suelo —terminé mi discurso.

—Catherine, tres cosas, lo primero, es que si te ocurre algo con algún compañero, lo primero que tienes que hacer es decírselo al profesor o profesora, lo segundo, la violencia no es la solución, y por último, no le distes un empujón, le pegastes un puñetazo, y es algo grave. —me dio los tres motivos.

—Si, pero creo que se lo merecía, lleva mucho tiempo así. —intenté justificarme.

—Bueno, pero no es excusa, es algo muy grave, te repito, bueno, puedes marcharte a la clase —comenzó a escribir y yo le afirme, salí de aquella diminuta sala, llegue hasta mi clase, en la cual seguía el silencio que se había instalado.

Las miradas de todas las personas eran entre miedo y algunas personas, miradas perdidas, pasaron las horas, Ismael incluso no me quiso preguntar, estaba todo claro, llegue a mi casa y lo que menos podía llegar a pensar había sucedido.

—Catherine Ross, ven aquí inmediatamente —me quedé bloqueada, paralizada, fui hasta donde se encontraban ellos dos, eran mis padres con rostros muy serios.

—¿Se puede saber lo que ha pasado? —me pregunto, haciendo hincapié en la pregunta sabiendo lo que había ocurrido.

—¿Dónde? —me quise hacer la despistada por si era otro tema, y no meterme en algún lío más.

—En el instituto, sabes perfectamente de lo que te estoy preguntando —yo hice el silencio en ese momento, y le explique lo que había ocurrido.

—Vale, pero no te vas a librar del castigo, vas a estar sin salir tres días, y sin móvil —en ese momento se me paralizo el corazón, pero no di un grito, ya que sabía que no iba a funcionar, me fui a mi habitación, y en ella las paredes cada vez se hacian mas grandes, y tambien los sueños.

Incluso los miedos comenzaron a entrar en la habitación, miedo por si ocurría algo e Ismael no me podía avisar, solo deseaba que durante esos tres días no sucediese nada.




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