Habían aún muchos misterios por resolver, ¿Quién era aquel desconocido que estaba planeando todo?, ¿tenía que ver con la isla?, ¿Quería saber más información de mi tío?, Y la que más me inquietaba de todas, ¿Quién era la persona que había escrito aquella carta?
Llegamos a aquel lugar que Enrique había decidido y allí se encontraba un hombre en una oscura tienda, el hombre vestía camiseta negra, y también daba que desconfiar pero aún así confíe en Isma.
—Hola Luis, ¿Que tal tu vida? —preguntó Ismael para romper el hielo que había en aquellas estanterías.
—Bien, no me puedo quejar la verdad —Contestó de manera muy rancia.
—Mira Luis, necesito que me ayudes a descifrar este escrito, no entendemos muy bien lo que pone —contesto Ismael con ganas de saber lo que ponía.
Bueno, es una escritura muy antigua, este escrito es de una lengua de hace aproximadamente tres mil años —confesó aquel hombre tan curioso.
—¡Tres mil años! —dije con rostro sorprendido.
—¡Si!, tres mil años, pero la lengua, este escrito no tiene ni una semana, básicamente porque no está nada deteriorado y la tinta es fresca —comentó.
—Por este escrito no os puedo dar nada, lo habéis podido escribir vosotros —mencionó él a lo que nosotros nos quedamos parados ya que no veníamos a venderlo.
—No queremos venderlo, queremos saber lo que pone, ¿Puedes saber lo que está escrito? —preguntó Ismael.
—Si, si que puedo, pero tardaré unas horas, o incluso algún día si es demasiado complejo — mencionó él en la respuesta que nos abría ya una pista.
—Cuando la tenga lista os aviso —termino el la conversación y enseguida se puso con una luz y el orden a escribir en un folio en blanco lo que ponía.
Nosotros nos marchamos.
—¿Estás mejor Catherine? —pregunto de la nada Ismael rompiendo el silencio mientras íbamos andando por la calle.
—¿Mejor de que? —le devolví la pregunta.
—De tu enfado del otro día por el móvil —Ismael decidió sacar el tema.
—Es mejor dejarlo pasar, vamos a centrarnos en todo lo que nos está pasando que no es poco —zanje el asunto en ese preciso instante.
—Y ahora vámonos para la tierra que yo sé de una que me va a echar una buena bronca.