Llegamos a la tienda y allí nos esperaba Luis.
—¿Que ponía en la nota? —pregunto Isma sin antes decir ni siquiera los buenos días.
—Primero la pasta —una vez más el dependiente nos volvió a sorprender.
Ismael se metió la mano al bolsillo y de allí sacó su cartera, le entregó todo el dinero que el dependiente nos dijo.
—De acuerdo, lo que ponía en la nota está escrito en este folio —lo decía mientras nos daba dicha hoja.
—Pero solo puedo decir que lo que está escrito os va a sorprender, no os podéis imaginar lo que hay aquí escrito —Ismael y yo cogimos la nota y la leímos.
“Hola Catherine, creo que te estás metiendo demasiado hasta el fondo en los asuntos nuestros, si no quieres morir es mejor que regreses a la tierra y te olvides de todo esto, o alguien de allí lo va a lamentar bien, sé quién eres, sé dónde vives, se lo que haces en todo momento, si decides meterse, atente a las consecuentes”
—¿No dice nada más? —le pregunté al dependiente.
—No, eso es lo único que pone —respondió.
—¿Quién puede saber escribir este escrito tan bien? —añadió Ismael.
—Pues puede ser cualquiera, cualquiera que fuese a la biblioteca y cogiese un libro con este lenguaje —el dependiente nos dio una gran pista para poder encontrar al desconocido que había escrito esto.
—¿Que lenguaje es? —pregunté incluso antes de que terminase el de hablar.
—Pues es un lenguaje Xia, pero tenéis que ir a la biblioteca Nacional, allí lo encontraréis.
—Muchas gracias —le dijimos los dos a la vez y salimos corriendo.