El laberinto de Catherine Ross[completa]

Capítulo 50: {Búsqueda de soluciones}

Estaba en la cama cuando entró Ismael.

—Todo esto es muy loco Ismael, no estamos a salvo, en cualquier momento nos puede pasar algo —estaba asustada, cada vez las cosas se ponían más peligrosas. Esa bomba podia haberme matado, y no tenía muy claro el potencial del dichoso desconocido y tampoco sabía si estaba preparado.

—Bueno, ahora descansa, mañana va a ser un dia largo, en salir de aquí tenemos que ir ha hablar con el director y después a casa de Hector para ver como estan, ahora yo voy a llevar a tus padres hasta la tierra, estaran unos dias desorientados, pero sera normal —terminó de hablar y se fue.

Me trajeron la cena, pero lo que había no me gustaba mucho, pero tuve que hacer el esfuerzo de comermelo, aunque no me entró todo. Por la noche también me costaba dormirme, la imagen de la habitación explotando me perseguía una y otra vez, y no me permitía cerrar los ojos.

Al día siguiente me desperté y el doctor entró por la puerta, venía a darme el alta, ya me encontraba bien, Ismael me recogió con el coche en la puerta.     Nos fuimos a ver que nos tenía deparado esta vez el director.

—Hola Catherine, ¿cómo te encuentras? —pregunto, era una persona más que estaba preocupada.

—Bien, estoy en shock, pero recuperándome ya de las cosas,necesito ir a entrenar y estar más fuerte tanto física como psicológicamente —yo lo sabía, Ismael lo sabía y todos los sabíamos.

—Exacto, habéis visto el potencial que tiene, y esto no es nada, el mal está cerca, y ataca en cualquier momento y tú Catherine deberás estar preparada —explicaba el director mientras daba vueltas en su sala

—Pero Ismael, no estoy contento contigo, has puesto la vida en peligro de Catherine, tu deber es protegerla y deberás hacerlo siempre, un fallo más y debere ponerla otro protector, recuerda que tu función acaba cuando logréis alcanzar la misión y acabar con el mal —se notaba que aparte de preocupado estaba enfadado.

—Llevas toda la razón —Ismael agacho la cabeza y le dio la razón.

—Cualquier cosa que pase a partir de ahora quiero saberlo, os podéis ir, descansar —nos marchamos y nos fuimos a la casa de Hector porque queríamos saber si había encontrado algo.

Llegamos a la casa y llamamos a la puerta, allí nos abrió su hermana Paula.

—Hola pequeña, ¿cómo vas? —le pregunté aunque no sabía que preguntarle.

—Bien, mi hermano está en su habitación —llevaba el móvil en la mano y se metió en su habitación.

Llegamos a la habitación y allí estaba Hector.




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