Hector cogió y enseguida al verme se abalanzó sobre mí, me dio un abrazo que casi me saca los ojos.
—Que bien que ya estás aquí —se alegró mucho de verme.
—Esperar que os voy a presentar a mis padres —se levantó y le seguimos hasta el salón que era donde estaban.
—Mirar, este es mi padre, se llama David, y ella es mi madre, se llama Aroha, nos lo presentó.
Yo cogí y me presenté —son unos amigos —comentó Hector mientras le daba dos besos a su madre.
—Bueno, nos vamos para arriba —comentó mientras subíamos las escaleras.
Llegamos a la habitación y allí estaban los monitores con las cámaras puestas vigilando lo que sucedía.
—Tengo unas ganas de que esto se acabe que no lo sabe nadie —dije yo con tono cansado, llevaba poco tiempo pero con todo lo que me había pasado ya estaba deseando que terminase.
—Vete a casa y descansa, y a ver cómo están tus padres —dijo Ismael mientras buscaba cosas en el ordenador.
—¿Que estás buscando? —le pregunté intrigado de lo rápido que pulsaba las teclas.
—El disco duro del ordenador lo guarde para examinarlo aparte y es lo único que no explotó con la explosión, el desconocido no quería explotarnos, quería eliminar las pruebas, pero llegamos nosotros antes, estoy buscando a ver si aquí encuentro algo.
Yo cogí y me fui a mi casa, al llegar se encontraban mis padres durmiendo, y yo también decidí irme a dormir.
Al día siguiente me levanté y mis padres estaban mirando la tele y el calendario a la vez, se les veía confundidos, con cara de no entender lo que estaba pasando. Yo decidí preguntarles para saber si sabían algo de lo que había ocurrido o para ayudarles a entender que sencillamente habían pasado los días.
—¿Que ocurre mamá? —le pregunté mientras entraba a la cocina.
—Creo que me ocurre algo, pensaba que era Lunes y estamos a viernes —seguía mirando el móvil y el calendario.
—Pero eso es porque no tienes una rutina mama, ayer fue Jueves que tuve un examen, te lo digo yo —le intente explicar y parece que lo entendió porque no hizo mas preguntas y seguir con sus cosas, yo me fui al instituto como que no había pasado nada, pero sabía que podría engañar a una persona, pero no a todo un instituto.
Entre a clase y enseguida me encontré al primer profesor preguntándome.
—Catherine Ross, porque llevas toda la semana faltando, sabes que no puedes faltar más de un quince por ciento a clase y que lo superas suspenderas, asi que mas te vale tener una buena excusa —el profesor estaba cabreado y no sabía muy bien que excusa ponerle.
—Estaba mal profesor —le dije lo primero que se me pasó por la cabeza.
—Mientes, al despacho del director, y el se encarga de llamar a tus padres a ver si es verdad —ahora si que estaba metida en un buen lío, si mi madre se enteraba que había faltado toda la semana y además sin justificar podría ser el final de mis días.
El director llamó y para sorpresa mía al colgar dijo que era verdad que había estado toda la semana mala, me pregunto que tal me encontraba y me dejo marcharme, no entendía muy bien lo que había ocurrido porque mi madre jamás mentiría.