Los había separado, Enrique estaba conmigo y Hector ya en su cara.
—¿Pero se puede saber que cable se te ha cruzado? —ahora era yo la que estaba enfadada con Ismael.
—No puedo, no puedo verte con otros chicos, y ver como los abrazas, o como los miras —no podia mantenerme la mirada.
—Enrique así no, no puedes seguir así, pegarle sin ningún motivo, ves a pedirle perdón, y ya hablaremos más adelante de esto cuanto se te pase un poco —Enrique cogió y llamó a Hector para que bajara, le pidió perdón y se fue, sabía que no tenía explicación su acto.
Con todo lo que había pasado necesitaba desestresarme, así que decidí coger la mochila de entreno e irme a entrenar un rato, y así fue.
—Muy bien Catherine, hoy si que estas bien, estas consiguiendo mantener la mente en blanco y estás teniendo muy buena puntería —estaba contento de verme concentrada, pero sabía que aún tenía que sacar todo mi potencial, además de ese poder que Ismael me decia que tenia pero que todavia no habia encontrado.
Al terminar el entrenamiento me guardé la pistola, y vi un mensaje de Enrique.
“Quiero hablar de lo que ha sucedido”, yo cogí y quedé con él en las montañas donde él me había dicho, quería enseñarme una cosa.
Me encontraba en las montañas esperando y llegó Enrique.
—Hola cielo, quería traerte hasta aquí para hablarte un poco de mi y que entendieses porque soy así —se sentó a mi lado en el prado de la montaña, donde se veía la ciudad desde lo alto.
—Tu diras —estaba esperando una buena respuesta.
—Mi familia siempre a sido muy complicada, he crecido en una familia que solo había hecho más que trabajar, yo vivía con mis abuelos, a mi mis abuelos me lo daban todo, cualquier cosa que quería, con los años me he dado cuenta que eso no me ha dado más que problemas, porque cuando quiero conseguir algo y no puedo, me crea mucha frustración porque siempre he tenido lo que he querido —me explico mientras se le escapaba alguna lágrima que otra.
—¿Por eso ahora que no hago lo que tu quieres te frustras? —me había dado cuenta de una verdad.
—Si, pero eso lo tengo que ir controlando yo, cada vez lo estoy llevando mejor, pero no es fácil.
—Te entiendo, y es una buena explicación, me has convencido, pero para eso estoy yo aquí, te voy a ayudar —le cogí la mano y le mire con mi mirada más sincera.
De repente recibí una llamada de Ismael.
—¿Qué es lo que sucede Ismael? —le preguntó enseguida que cogí la llamada.
—Estoy dando una vuelta, pero voy ya para casa, el ordenador a encontrado algo, tenemos a la persona que ha ido a llevar el libro, en llegar te aviso de algo, ¿por cierto sabes que le ha ocurrido a Hector?, me lo he encontrado que llevaba la cara roja, pero no me ha dicho nada —no sabía si decirle la verdad o no.
—No se que le ha ocurrido, luego le preguntó —decidí mentir ya que estaba Enrique escuchando.
—Está bien, en cuanto sepa algo te llamo —y colgó la llamada.