—Hector, tenemos que ir a rescatar a Catherine, era Enrique, Enrique estaba detrás de todo esto, ya lo tenemos al desconocido —explicaba Ismael mientras corría al coche.
—¿Y cómo la vamos a localizar? —preguntó Hector desesperadamente.
—Le puse hace tiempo un chip localizador al móvil, lo lleva encima así que la vamos a encontrar enseguida —decía Ismael mientras tenia el ordenador en las piernas y buscaba donde se encontraba el móvil.
Mientras tanto me despertaba, estaba en una silla, estaba atada de pies y de manos, y delante mía estaba Enrique, sentado tranquilamente.
—Por fin te despiertas, si que tardas tiempo en hacer efecto esas balas —tenía un cuchillo en la mano y lo daba vueltas en una mesa que había justo a su derecha, él también estaba sentado.
—Voy a disfrutar más con esto, ¿tú sabes todos los problemas que me has dado?, todas las cosas que he tenido que hacer —cada vez el tono era más alto.
—Si, si que lo se, pero que sepas que no vas a salir de esta —yo también quería imponerme.
—No, no lo sabes, pero lo vas a saber ahora mismo, en cuanto acabe contigo.
—Eres la única persona que puede acabar con la causa, y creeme que voy hacer todo lo que esté en mi mano para evitarlo —no sabía muy bien a que se refería cuando hablaba de la “causa”.
—¿Que causa? —quería saber de una vez que objetivo tenía.
—No voy a malgastar mi aliento explicandote todo, vas a morir, y lo vas hacer ahora —en ese momento me empezó a apuntar de nuevo, al igual que antes, pero esta pistola era de verdad, y quizás fuese ese mi final.
Apretó el gatillo y vi como la bala salía lentamente de la pistola, en ese momento cerré los ojos, todo me vino a la cabeza, mis padres, mis primeros años de vida, Ismael, Hector, todo en décimas de segundo. Pero algo extraño sucedió, en ese momento abrí los ojos, pero no estaba en el mismo sitio de antes, me había movido de lugar, me encontraba en esa misma sala, pero justo detrás de Enrique.
—¿Cómo te has teletransportado? —Enrique no se creía lo que había sucedido, yo tampoco lo sabía. En ese momento observé que en la mesa se encontraba mi pistola, fui tras ella corriendo mientras esquivaba las balas y la cogí, por instinto solamente me di la vuelta y casi sin apuntar le disparé, cayó al suelo inconsciente, la bala le había dado en la pierna.
—Te dije que iba a poder contigo, ahora a dormir un rato —en ese preciso instante entraron Hector e Ismael por la puerta, y me abrazaron fuerte.
Ismael llamo a la policia y se lo llevaron, habia podido con el sin creermelo, a Enrique lo llevaron a la carcel por secuestro e intento de asesinato, Hector e Ismael festejamas que habiamos ganado.
—No festejarlo tanto —les dije mientras miraba para abajo, sabía que eso no había terminado.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó Ismael sorprendido.