—Catherine, hay una cosa que te tengo que contar —Hector se paró en seco y se puso delante de mí, yo le mire para que me lo dijese.
—Desde hace un tiempo quiero decirte esto, sé que no es el momento pero siento que te lo tengo que decir, te quiero, te quiero desde el primer dia que te vi, me pareces una persona maravillosa, brillante, y para mi tenías algo especial incluso sin decírmelo, desde ese dia supe que quería pasar contigo el resto de mi vida y lo que he sentido contigo no lo he sentado con nadie mas, solo se que besarte significa tocar el cielo —en ese momento se acercó a mi y me dio un beso, yo sentía como que no había nada alrededor, no me lo esperaba pero no me disgusto, pero por un acto de reflejo lo separe de mi.
—Hector no es el momento, no estoy preparada y con todo lo que tengo encima y todo lo que me ha pasado sé que ahora no funcionaria lo nuestro, lo siento —en ese preciso instante sus ojos se pusieron llorosos, y empezó a tragar saliva.
—Vale, ¿cuando estés preparada me lo podrías decir? —no me quitaba el ojo.
—Serás el primero en saberlo —le cogí las manos para animarlo un poco y después seguimos andando hasta el santuario, pero yo estaba roja, no podia creerme lo que acababa de pasar, pero tenía muy presente a Enrique todavía.
Llegamos hasta el santuario y allí se encontraba Raul esperandonos.
—Hola chicos, ya me ha dicho Ismael que tenemos un nuevo alumno, vamos a empezar, ¿Catherine te importa explicarle a Hector que es lo que hacemos aquí en la clase? —yo asentí con la cabeza.
—Lo primero Hector va a ser dejar la mente en blanco, se que no es fácil, pero es algo crucial si quieres ganar en la batalla —yo le explique cada detalle, cada paso igual que como me había enseñado Raul todo este tiempo.
—Lo siguiente es la puntería, es necesario que la primera parte la hayas entendido bien, porque aquí lo tienes que llevar a la práctica, necesitas primero tener la mente en blanco y después concentrarte al objetivo, tienes que marcarte uno, observar detenidamente durante unas décimas de segundo, y después disparar, si haces todos esos pasos bien el porcentaje de acierto está garantizado.
—Está bien, en principio lo entiendo, sin problema —estaba concentrado y quedándose con cada paso que le explicaba.
—Y antes de arrancar hacemos ejercicios para ganar masa muscular, es necesario tener algo de fuerza para que a la hora de enfrentarnos el cuerpo a cuerpo no nos pille de improvisto —ya no tenía nada más que decirle, le había explicado cada detalle de todo lo que se hacía.
—¿Y bien?, ¿cuando empezamos? —estaba motivado y tenía muchas ganas de arrancar.
—No tengas prisa, la prisa llega a la desesperación, la desesperación a la ira, la ira al oído y el oído al mal, paciencia Hector, comenzaremos otro día, ya es tarde.