—¿Qué normas quieres que sigamos? —Hector preguntó asustado.
—Tranquilos, no tengáis prisa, poneos comodos, lo vais a necesitar. La primera norma consiste en no salir de esa sala, os estoy vigilando, si saleis hare detonar la bomba —en ese preciso instante los tres empezamos a mirar a todos los lados de la sala.
—No busquéis la cámara, no la hay, os estoy observando desde otro punto —empezamos a mirar por la ventana, pero esa casa estaba rodeada de edificios y no se podia observar desde donde nos miraba.
—Sigamos, Hector bajo ningún concepto se deberá de quitar la mochila de la espalda, sino, bueno ya sabéis lo que podría ocurrir —Hector seguía llevando la mochila desde que salimos del edificio.
—He visto que habéis venido a uno de mis edificios, ¿bonito verdad?, bueno, a partir de ahora llevo yo el control de la partida, recordar, siempre voy un paso por delante vuestro, y yo siempre gano —la voz en ese momento se fue, nosotros nos quedamos atónitos mirándonos.
—Es el fin para nosotros —Héctor que tenía la mirada perdida sacó la conclusión sin esperar a que nosotros dijéramos nada.
—No, no es el final, vamos a salir de esta, ya lo vereis —yo intentaba animarlos.
—Tenias razón con Enrique Isma —recordé aquel día en el que Ismael me dijo que no me acercara a Enrique porque no se fiaba de él.
—No te lo decía porque pensase que podia hacer eso, sino por cualquier cosa, tenía una mirada que no me gustaba —en ese preciso instante Isma y yo enterramos los recuerdos de aquel día, de aquella discusión.
—¿Qué sistema utilizará este dispositivo? —Hector comenzó a buscar soluciones.
—Seguramente sea de control remoto, no creo que sea de movimiento cuando lo hemos movido para todos los lados, y tampoco creo que sea de geolocalización —Ismael parecía experto en dispositivos explosivos.
—¿Y cuando lo ha puesto? —estaba pensando en que momento sería pero solo había una única posibilidad.
—Cuando le hemos dejado la mochila a la de recepción, han tardado porque la estaban colocando —ellos dos me respondieron enseguida.
—Nos estaban esperando, sabían que íbamos a ir al edificio, por eso pusieron la bomba y también sabían que después íbamos a venir aquí —Hector llevaba razón, siempre se adelantaba a nuestro movimiento.
—Una cosa está clara, si nos quedamos aquí sin hacer nada moriremos deshidratados —me temía lo peor.
—¿Y que hacemos?, si intentamos manipular la bomba lo mas seguro es que detone —Ismael comenzaba a ver el dispositivo desde lejos.
—Tiene dos cables, estos cables seguramente sean los que conecten con la antena que tiene que estar en la parte de atrás, en donde no se ve, si cortamos las dos a la vez ya no podrá estallarla —parecía a una bomba de película, con un cable rojo y el otro azul.
—Ya, ¿y no la vamos a jugar? —Hector estaba nervioso.
—Ahora mismo no podemos hacer nada, hay que esperar a que se me ocurra algo —Ismael empezaba a dar vueltas en el salón esperando a que se le ocurriera algo.