El laberinto de Catherine Ross[completa]

Capítulo 77: {Dispositivo en el desierto}

Llevábamos ya cuatro horas encerrados en esa especie de cárcel con ventanas y puertas, a Ismael no se le ocurría nada, y estabamos empezando a tener sed, el cansancio y la poca hidratación estaba empezando a hacer mella y ya estabamos comenzando a estar agotados, lo próximo sería el delirio.

—Este tipo seguro que nos está observando, no deja de hacerlo —Hector empezaba a tener una mirada amenazante, a mirar por la ventana a ningún punto fijo.

—Hay una cosa que no me encaja —salto de la nada Ismael mientras observaba la bomba.

—¿El que? —tenía curiosidad por saber que era.

—Si es un dispositivo de radiofrecuencia, ¿porque lleva cable?, directamente va por las antenas, los cables son solo para las que son con cuenta regresiva —Ismael nos había mostrado el camino.

—¿Estas queriendo decir que es falsa? —le pregunté directamente.

—No lo puedo asegurar, pero yo diría que sí.

—Vamos a probarlo —Hector se envalentono.

—¿Y si te equivocas Isma? —quería saber las posibilidades que teníamos de salir de esa.

—Nos equivocamos juntos, vamos a probarlo, iros para detras del sofa —Ismael y yo nos escondimos, Hector hizo una cuenta atrás y se quitó la mochila lo más rápido posible y saltó hacia el sofá. Pero no ocurrió nada, estabamos a salvo, los tres resoplamos y nos dimos un fuerte abrazo.

Decidimos salir de aquel lugar, ya solo nos traía malos recuerdos. Cuando salimos por la puerta nos encontramos a una persona y sabíamos que estabamos metidos en un buen lío.

—Alto, policía, quedan arrestados por allanamiento de domicilio —era un hombre vestido igual que un policía, el coche estaba en la misma puerta, el desconocido nos había tentado una buena trampa de nuevo.

Nos arrestaron, sabíamos que si salíamos corriendo iba a ser peor, nos tocaba dar explicaciones.

Nos metieron en el furgón, de allí nos trasladaron a comisaría, hasta los calabozos.

—Estamos metidos en un buen lío —tenía las manos en la cabeza, no me creía lo que nos estaba pasando.

—Sabía todo lo que iba a pasar, puso la bomba falsa porque quería que nos pillase la policía en su casa, ahora él es el bueno y nosotros los malos —Ismael tenía la cabeza hacia abajo.

—Silencio, más tarde tendréis que hablar con el comisario, y ya os vale que tengáis una buena excusa —explicó un agente de policía que se encontraba en ese momento de guardia.

—¿Y que vamos a decirles? —les pregunté en voz baja a ellos dos.

—Tenemos que decir la verdad, es la única forma que nos crean —comentó Ismael.

—Buenas tardes, llevarles a la sala de interrogaciones —nos cogieron un policía con cada uno y nos llevaron a la sala, la sala era pequeña, no se parecía mucho a la de películas pero tenía el cristal con el que estaba segura que había alguien mirando.

De repente entra un hombre vestido de paisano, con sudadera azul y chaleco negro, era bastante alto, mediria uno noventa, llego y se sento en la silla que habia justo delante.




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