El laberinto de Catherine Ross[completa]

Capítulo 80

—Ismael tú lo has visto con tus propios ojos, es más fuerte de lo que el director se cree, nos ha tendido mil trampas y aun sigue por allí fuera suelto, y lo peor es que viene a por mi, y no sabemos lo que quiere conseguir —ponía tono grave debido a la situación.

—Lo se, pero debemos de hacer caso al director, desde aquí le intentaré convencer, confía en mí —me miró y me acompañó hasta el portal para volver a la tierra, le mire porque quizás era la última vez que lo vería, o que vendría a ese mundo.

Me fui a la tierra, salí de aquel antiguo edificio hasta llegar a mi casa, era ya de noche y llevaba casi todo el dia fuera, pero sabía que mi madre no me diría nada porque se había ido con mi padre todo el dia y asi fue, al llegar a mi casa estaba oscura y no había nadie.

Sería la oportunidad perfecta para que hubiese alguien escondido y me intentase asesinar, pero estaba tranquila porque no me podían ocurrir tantas cosas. Me fui a mi cama y me quedé dormida, al día siguiente me levanté y me preparé las cosas para ir al instituto, al llegar me quedé mirando a la puerta.

Allí no estaba Ismael esperándome como casi todo los días, me metí dentro y todos los profesores no paraban de preguntarme por Ismael, pero no sabia que contestar, simplemente les decía que estaba de viaje.

Salí al patio y allí estaban Ana, Cinthia y Sara esperándome, y como era de esperar me preguntaron por él. Pero les daba la misma respuesta para no crear malos entendidos.

Decidí ir al edificio para comprobar si estaba la puerta, llegue hasta aquel lugar y baje, pero allí no había nada, estaba todo oscuro, como aquel primer día que fui yo sola.

Regrese a mi casa, allí se encontraba mi madre revisando unas facturas.

—¿Qué te ocurre Catherine —mi madre sabía que algo me estaba pensando, las madres lo saben todo y la mía parecía una policía apunto de retirarse, una persona que no se le escapa casi ningún detalle.

—Nada Mamá, lo de siempre, que en el instituto me ponen muchos deberes —se lo explicaba mientras me sentaba en la silla.

—Mientes fatal, eso lo has sacado de tu padre —sin ninguna duda era una policía de las buenas.

—Ojalá te lo pudiese contar para que me dieras un consejo, pero no puedo —no quería mirarla a la cara, porque de ser así seguramente le confesaría toda la verdad.

—Si me dices eso haces que me preocupe todavía más, yo pensaba que te gustaba algún chico —en ese momento me di cuenta de cómo esquivar la situación.

—Es eso Mama, solo que me daba vergüenza decirlo, es un chico que me gusta mucho, que me hace reír, que me ayuda siempre en lo que necesito, y no se como decirselo —no sabía exactamente a quién me refería.

Cogí las cosas y después de hablar con mi madre me subí a mi habitación, y allí estuve hasta la hora de cenar.




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