De repente la localización del móvil se detuvo, se encontraba en un descampado, nosotros paramos el coche.
—¿Qué hace? —los tres no parábamos de mirar la pantalla del ordenador.
—No se mueve, está parado en un descampado —los tres nos quedamos parados sin saber que hacer.
—Vamos a ver —Hector fue directo.
—Puede ser una trampa —Ismael estaba muy prudente, más después de lo que había sucedido, era de noche, apenas se veía nada, era el momento perfecto para tendernos una trampa.
—No tenemos nada que perder, si perdemos lo haremos juntos —nunca habíamos estado tan juntos en algo, estabamos completamente centrados en lo que teníamos que hacer, nada podia salir mal.
Entramos a ese descampado, así había una luz justo en el medio de aquel lugar, miramos alrededor pero no se veía nada.
—¡Es el móvil! —grité yo mientras lo cogía.
Pero el móvil estaba bloqueado por un pin de cuatro números.
—No puede ser —Hector tenía rostro de decepción.
—Pero tú Ismael ¿puedes desbloquearlo no? —le miré sabiendo que él sabía hacerlo.
—El móvil no, en ordenadores es más fácil pero en un móvil con un patrón es complicado, solo tienes tres intentos y sino se bloquea y se borra todo, y no hay descifrador que pueda lograr eso a la primera, tenemos que pensar en que numero podria ser —Ismael por una vida no tenía solución.
—Tenemos que hacer una visita —Hector tenía ganas de ir a hablar con Enrique.
—Pero si vamos nosotros el director se enterara —Ismael quería que saliera todo perfecto.
—¿No puedes hacer identidades falsas? —lo tenía todo pensado, hasta el más mínimo detalle, cada segundo que pasaba me veía más preparada para lo que se podia venir.
—Claro que puedo hacer identidades falsas, pero tengo que preguntar a que hora podemos ir, me haré pasar por otra persona, pero ahora mismo todo esto está siendo un caos, nadie sabe que hora es ahora mismo.
Cogí mi móvil y lo miré, pero estuve todo el rato a la misma hora.
—Mi móvil también se ha sincronizado con la hora de aquí —no daba crédito a lo que estaba ocurriendo.
—Quien lo haya hecho a conseguido controlar el mundo entero a su antojo —Ismael se temía lo peor.
—Tenemos que actuar ya, cuánto puedes tardar en hacer las identidades —miró fijamente a Ismael.
—Darme un dia, que haga unas llamadas y mañana lo tendremos, vamos a descansar —nos fuimos cada uno a nuestra casa, al llegar a la tierra el reloj del móvil se cambio, pero era mas tarde aun, me había desorientado en el espacio temporal, el tiempo no pasaba al mismo ritmo, era las doce de la noche y mi madre ya me había llamado varios veces.
Corrí como si no hubiera corrido nunca hasta llegar a mi casa, pero mi madre me estaba esperando.
—Se puede saber porque últimamente llegas tan tarde y sin avisar hija —mi madre ya no me echaba la bronca, últimamente estaba más relajada.
—Perdón, llevas toda la razón —y no era mentira.