Íbamos andando por la calle Ismael y yo, estabamos extrañados de lo que acababa de pasar con esa mujer, era imposible que fuese la misma, pero estaba clavada.
—Me voy a ir a mi casa a investigar esto, seguro que algo saco y tu deberias de ir a entrenar, me ha dicho Raul que esta tarde vayas —continuamos la marcha hasta llegar a mi casa, Ismael me dejo alli y el se fue.
Enseguida cogí las cosas y me marché, iba por la calle del sector III cuando me crucé con Hector.
—Anda Catherine, ¿que tal estás? —me dio dos besos y un abrazo.
—Pues muy bien —no quería entretenerme mucho tiempo pero tampoco quería hacerle el feo.
—¿Te vienes aquí al lado a tomar algo?, no tengo nada que hacer —al final tuve que ceder, la verdad es que nos habíamos ganado ir a tomarnos algo, y casualmente Hector me llevó al mismo lugar donde jugamos a los dardos, y nuestra mesa también estaba vacía.
—¿Te acuerdas de la primera vez que estuvimos aquí?, bueno la primera y la última —empezaba a reírse y empezó a señalar los dardos —todavía tenemos una partida pendiente, ¿recuerdas?—.
—Claro que me acuerdo, ¿que quieres volver a perder? —ahora era yo la que me reía.
—Sabes, aun no me explico porque estabas saliendo con aquel chico —me miraba en búsqueda de una respuesta que le agradara.
—A veces cometemos errores, nos equivocamos, pensamos que es la persona con la que vamos a estar toda la vida, el amor de nuestra vida, y de un dia para otro te llevas la ostia, algo asi me paso, me di cuenta en su momento y poco a poco voy curandome de aquello —le había hecho el resumen que llevaba tiempo queriendo hacer.
—Sabes lo que siento por ti, por ti daria la vida, para mi significas mucho, desde el primer dia que te conoci, fue como un flechazo, desde ese dia supe que si algún día te consiguiera, jamás te iba a soltar, haría cualquier cosa del mundo para que así fuera, te daria todos los días una razón para que siguieras conmigo, te quiero Catherine, y no se si al final acabaremos juntos, pero creo que estoy enamorado de ti, creo no, estoy seguro —me había puesto roja y no sabia que contestarle porque sabía que quizás esa decisión podría ser mala porque podría llegar un momento en el que ya no lo veria mas, ni el a mi.
—Hector, estar conmigo es un error —intente bajarle de la nube.
—Pues sería el error mas bonito del mundo —se había ganado que me emocionara, pero no quería seguir con el momento ñoño que se había montado y más con la que teníamos encima.
—Bueno, Hector, primero vamos a acabar esto, y después ya se verá —le deje con la esperanza, pero no quería cerrar esa puerta.
—¿Jugamos una partida? —me había vuelto a retar, pero no sabía lo que había hecho.