En la serena paz de la oscuridad,
se alza la luna con su brillo estelar,
su suave luz nos envuelve con ternura,
y en su resplandor, encontramos dulzura.
En la quietud de la noche, todo se calma,
y la luna nos invita a soñar sin pausa,
nos susurra secretos en su manto de plata,
y en su esencia, la paz se desata.
Sus rayos plateados acarician el alma,
mientras el mundo duerme en su calma,
nos guía en la oscuridad con su suave brillo,
y en cada instante, nos llena de tranquilidad y estribillo.
La luna, testigo silente de nuestras penas,
nos enseña que en la oscuridad hay belleza plena,
nos invita a contemplar su esplendor eterno,
y en su abrazo, encontramos consuelo sincero.
Así que en la noche, perdámonos en su encanto,
y dejemos que la paz de la oscuridad nos envuelva tanto,
porque en la luna encontramos un refugio sereno,
y en su hermosura, nuestro espíritu se llena de pleno.