El lado oscuro de la mafia

CAPITULO 03✓

SALVATORE.

El constante sonido de la alarma me hace lanzar contra la pared el aparato; no he dormido nada en toda la noche.

Le he estado pegando al saco de boxeo todo el tiempo; la conversación con mi abuelo llega a mi cabeza y me hace retroceder.

El sonido de la TV llama mi atención ante la mención de un nombre.

Hyun Yoon, la famosa modelo, vuelve a Italia para una de las pasarelas más grandes de la casa de moda Deseó. Se presentará en la pasarela en dos semanas su acompañante...

Dejo de prestarle atención y camino de regreso a mi habitación para tomar una ducha y desayunar.

Cuando termino, bajo a la cocina por una taza de café mientras llamo a Hyun.

—Vaya, ¿y este bello milagro, bella durmiente? —bromea Daniel cuando entro a la cocina.

Cálmate, Dani. No molestes a mi primito.

La voz de Hyun hace que Daniel se atragante con su comida. Sonrío victorioso, sirvo el café en la taza y salgo al jardín a hablar con Hyun.

—¿Cómo es eso de que vienes a Italia y no me avisas? Tú y yo tendremos serios problemas —advierto.

—Porque si voy, hay alguien que no se despega de mí y te llama Tore. Prefieres que vaya con mi bebé o que lo deje en casa solo —dice.

—Lo hubieras dejado con los abuelos y vienes sola. Daniel consiguió novia —le hago saber.

—¿Y cómo sé que es verdad?

—Te voy a mandar las imágenes de la cámara de seguridad del pasillo y una foto de su cuello. Si quieres, vienes y lo ves con tus ojos.

—Voy saliendo. Prepara café y dile a mamá Ruth que si tiene tiempo para cuidar a mi bebé.

—Te espero —digo y cuelgo, cumpliendo mi misión.

—¿Cómo sabes que tengo novia?

—Es tu asistente, si no me equivoco. Y ya era tiempo; además, solo era un señuelo para que Hyun viniera.

—Me siento usado —dice ofendido.

—Acéptalo; de todos modos sirvió para que Hyun viniera. Y otra cosa: nos vamos a Puerto Rico.

—¿Y qué haremos ahí?

—En el expediente de Emilio me encontré una dirección en Puerto Rico; parece que podría estar su hermano ahí, y tengo cuentas pendientes que arreglar allá.

—Perfecto. ¿Cuándo nos vamos?

—Hoy por la tarde. Vamos saliendo; Hyun nos debe estar esperando.

Camino al interior de la fortaleza, dejo la taza en la encimera y salgo directo al garaje. Mando a preparar mi carro.

—Yo me voy con Orlando; tengo que ir a un lugar primero antes de ir a la casa. Nos vemos.

Asiento, marco un número telefónico esperando a que conteste de inmediato.

—Agente Danilo Rodríguez, cuánto tiempo —digo cuando contestan.

Me entregan las llaves de mi carro y me introduzco del lado del conductor. Pongo el móvil en el porta vasos y salgo camino de vuelta a la casa.

—Salvatore, cuánto ha pasado desde la última vez que nos vimos. ¿Qué necesitas?

—Necesito información sobre La Reina; viajo a Puerto Rico esta misma tarde. Sabes que no tengo problema por el costo.

—Bien, tendré información concreta para ti esta misma tarde —responde.

—Nos vemos en Puerto Rico —corto la llamada y al instante el celular suena nuevamente.

—¡Tore! ¿Por qué no has llegado? ¿Dónde estabas? Mamá Ruth estaba muy preocupada anoche; si no fuera por el abuelo y Daniel, no se sabría tu paradero —los gritos de Hyun llenan el coche.

—Calma y déjale ese estúpido apodo a tu criatura; es repugnante.

Cabron, déjate de estupideces y dime cuál es el chisme de la novia de Daniel. Si me trajiste con chantaje, me las pagas caro. Ah, y una cosa: la prensa está frente a tu casa —corta la llamada después de sus últimas palabras.

—Maldita sea.

Suspiro y, cuanto más me voy acercando, veo a todos los reporteros que están parados frente al gran portón de entrada, obstruyendo el paso.

Me abro paso en la absurda multitud de gente y mis hombres abren el portón. Estaciono frente al garaje y bajo mientras me pongo unos lentes de sol. Los flashes de las cámaras apuntan directo a mi cara y logro escuchar, antes de entrar entre la multitud, unas absurdas palabras.

—La modelo Hyun, ¿tendrá novio? Se puede apreciar cómo la modelo entró no hace mucho tiempo y ahora podemos ver a este atractivo hombre entrar a la residencia —dice aquella voz.

Cierro la puerta y escucho el grito de frustración de alguien a lo lejos.

—¡Le subirán el ego a Tore! ¡Dejen de alargar su absurda belleza!

—La belleza es de familia, prima, pero es algo de lo que tú careces —anuncio mi llegada con esas palabras y Hyun se sobresalta.

—La próxima vez, Tore, anúnciate desde antes de entrar; casi me da un paro cardíaco —exagera poniéndose una mano en el pecho. 

Parece que recuerda algo antes de abalanzarse encima de mí.

—¿Dime cuál es el chisme? ¿Qué tan fuerte es? ¿Amerita el café? Para olvidar lo que acabo de decir... ¿Quiénes son los implicados en él? No me hiciste venir hasta aquí para nada —habla tan rápido que lo único que se le entiende es la última frase.

—Déjame y llamo a mi asistente —marco el número y Hyun tiene sus ojos casi pegados al teléfono. Mi asistente acepta la llamada y al instante Hyun me mira esperando atentamente mis palabras.

—¿Necesita algo, señor?

—Deshazte de la prensa que está frente a mi casa; necesito que me digas que fue lo sucedido ayer y no mientas —presiono.

El evento salió de acuerdo a lo planeado; los inversionistas están contentos con el anuncio y las respuestas del señor Daniel a las cámaras que estaban presentes. Pero un incidente sucedió antes de que entraran a dar el anuncio —vacila para continuar—. El señor Daniel miraba de una manera extraña a la señorita Anna, su asistente. ¿Necesita saber algo más?

—Nada más.

Corto la comunicación y Hyun tiene los ojos abiertos; parece que se le van a salir.

—Dame más información, eso no me basta.

—Pues es lo que obtendrás por el momento. Lo demás pregúntaselo a Daniel; necesito tu ayuda en algo y eres buena rastreando personas.




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