El lado oscuro de la mafia

CAPITULO 21✓

VICTORIA.

Lo miramos examinando su cara al verla casi morada Daniel es el primero en romper el silencio.

—No durará mucho.

—No lo hará, tiene una severa falta de oxígeno en el cerebro y toda su sangre se está dirigiendo a ese punto en específico —concuerdo dando un breve análisis.

Sigo examinando hasta que el silencio se ve interrumpido nuevamente, está vez por el fuerte golpe de la puerta al ser cerrada, sin prestarle atencion de momento me acerco al director y lo muevo un poco para comprobar que siga vivo. Recibo quejidos de su parte comprobando que lo hace. Vive.

—Salvatore, ¿por qué tardaste?

—Nadie me dijo que este era un instituto donde aceptaban a personas de otras nacionalidades —respira de manera agitada y un estruendo llama mi atención,voy directo a la puerta.

Daniel me ayuda a mover a Salvatore de la puerta, alguien me empuja y se esconde detrás de la puerta.

—¡Cierra la puerta! —grita Anna, quien corre entrando

—¿Por? —miro detrás de ella y una ola de estudiantes se acerca corriendo—olvida que dije algo.

Cierra con un portazo y vuelve el implacable sonido de unos golpes atormentando la paz.

Hyun parece estar contando a las personas dentro y me hace aún lado disculpándose cuando me empuja y Salvatore me agarra evitando que caiga, abre la puerta y jala a... ¿Alessandro?

—Sueltame —susurro para que el solo escuché, cuando me suelta me acerco a la puerta.

—¡No la abras! —grita Hyun cuando ve mi mano en el pomo de la puerta.

—Bajen al director y acomodenlo en la silla, se como tratar con la multitud de adolescentes, pero tenemos que sacar al director sin que nos culpen —giro el pomo y la abro solo un poco, el ruido de los gritos me aturde.

Antes de abrir por completo me quito las armas de encima, las deslizó hasta una de las esquinas y abro la puerta, alguien se pone detrás de mi tapando al director.

Silbo y la multitud se apacigua un poco, pero los gritos se hacen más fuertes cuando la puerta se cierra, arrugó el entrecejo cuando Salvatore se para a mi lado.

—¡Silencio!

La mayoría deja de gritar cuando Salvatore pronuncia esa palabra se quedan embobadas viendolo.

como si fuera tan lindo.

Carraspeó un poco para llamar la atención de los adolescentes.

—Bien —maldita sea me quedé sin palabras al ver a JB doblar la esquina una idea me llega a la cabeza.

lo siento.

Suspiro, me muero el labio y lo señaló.

—¿Que significa eso? —surge la pregunta del millón entre la multitud.

—Solo voltea —le dice la que está aún lado de ella—. Míralo, es... Es perfecto y con esa cicatriz se ve... Sexy.

Carraspeó, nadie me presta atención además de Salvatore, lo miro y me rio bajo.

—Al parecer no eres irremplazable —Me burlo—. ¡Todos, el es mío! —señalo a Salvatore cuando las miradas se posan en mi.

Hay un poco de desconcierto en la mirada de todos, lo agarro sin pensarlo dos veces y lo jaló haciendo que nuestras bocas choquen entre si, mantengo el control del beso por dos segundos, los gritos de las adolescentes inundan mis oído pero el beso me distrae cuando Salvatore me agarra de la cintura tomando el control. La falta de oxígeno nos obliga a separarnos y sus labios se acercan a mi oído.

—Eres... Imprudente —su aliento caliente se filtra y llega hasta mi nuca con el sonido ronco de su voz generando un escalofrío por todo mi cuerpo.

—No tanto como tú —digo de la misma forma con la respiración acelerada y el corazón a mil cuando su voz se vuelve a escuchar en mi oído más ronca que antes.

—Por lo menos yo no voy por ahí encendiendo el fuego del averno sin antes conocer del todo a alguien, porque lo que has creado ni con otro tipo de satisfacción o metodo se cura tan fácil —trago saliva con esa declaración, su mano agarra la mía y la lleva a su entrepierna endurecida.

—¿En serio?, con un beso ya estás dispuesto —me alejo completamente relamiendo mis labios—. El averno lo enciendo si me da la gana, no esperes ayuda de mi parte.

Lo dejo ahí parado siendo olvidado por la monstruosa ola de adolecentes con las hormonas disparadas, me adentro a la oficina.

—Salgan los hombres primero, luego vamos detrás para tapar un poco al director, ¿Entendido?

Asienten, y así salimos de la oficina dejando que JB entretenga a las adolescentes que se van alejando con el hasta el pasillo más oscuro, Salvatore sigue en el mismo lugar cuando nos ve salir se apresura a acercarse pero lo detengo.

—Tu vas detrás de mi, eres más alto y taparas algunas cosas que yo con mi con mi cuerpo no —le informo y camino hasta posicionar me en el lugar que me corresponde.

Por inercia volteo y me topo su cara inexpresiva, en sus ojos se enciende una llama al encontrarse con mi mirada, arderemos en el infierno pero valdrá la pena correr peligro.

Volteo mi cara el frente cuando nos empezamos a mover, la bueno de este mugriento instituto es que el director es un maldito flojo y puso su oficina en el primer piso, la campana está por sonar y estamos por llegar a la salida.

Zack se adelanta segundos antes de que crucemos la entrada y estaciona en el lugar correcto, nos acomodamos como podemos no hay tiempo de buscar el otro vehículo, quedó en las piernas del mismísimo odioso de todo el mundo. Maldito destino no te vuelvo a confiar nada.

—No te muevas.

Me petrificado en mi lugar al volver a sentir esa dureza Pero está vez abajo de mi.

Lo miro mal y me siento en una de sus piernas sin caer en ese lugar, trata de tapar su dureza con una de sus manos y me rio.

Es sofocante este espacio reducido a pesar de estar en este puesto al lado de la ventana, la bajo un poco, inhaló y exhaló, mi cuerpo se aligera y el vehículo frena de golpe haciendo que me sostenga de los brazos de Salvatore enterrando mis uñas en ellos.

—Lo siento —miro a Zack través del retrovisor y tiene ligeramente los labios entre abiertos, Pero sigue manejando.




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