El lado oscuro de la mafia

Capitulo 23✓

NARRADOR OMNISCIENTE.

No me importa repetir que, cada persona tiene un pensamiento diferente una forma de ser que desconocemos una parte de ella a la cual nunca llegamos a tocar.

La maldad se viste de cordero, un lobo hambriento. Fácil de dominar por la falta de alimentos, lo invitas a ir a la casa de tu vecino y comer a sus corderos, la traición viene de quién menos te lo esperas y eso es lo que la hace algo muy difícil cuando te toca acusar a alguien, no sabrás quien fue Pero sospecharas de todos.

Por eso aunque el cordero se vea inofensivo, siempre desconfia de él.

Las risas llenan el lugar antes vacío, el crujido de las piedras acompaña a las risas. Cada paso más lento temiendo ser descubierto y dar alguna advertencia de su presencia en aquel lugar.

sol apenas y ha salido, pasaron la noche en vela para dar por terminado el trabajo. Pero, ni la falta de sueño los detuvo ni tampoco los detendrá.

—Ya entregaron la caja, la mafia alemana está hasta el cuello —sirve más vino en las copas limitándose a mirar el tablero.

—No hagas nada estúpido Fernanda, no querrás estar tu también en el radar —advierte su primo, mientras apaga su cigarro.

—Si, bien, que no se te olvide querido primo que tú tampoco te vas a librar. Aunque sea tu hermana —mueve su torre y amenaza al rey de su primo.

—Chekmate, te gane de nuevo linda fer, Pero si te tengo que advertir que si quieres matar a mi hermana tendrías que morir y volver a nacer para lograrlo.

Se levanta de su asiento con la pistola apuntando directamente a su frente, la mantuvo en su lugar mientras que con su otra mano disparo, dando en algunas partes donde sabe que el impacto durará.

Se acerca a su prima y se agacha al estar frente a ella.

—Nunca fue mi mano buena —le pone el cañón en su mano, se queja cuando empieza a quemar—. Duele como la mierda, después te acostumbras. Veremos si para la fiesta podrás moverte con normalidad.

—Maldito loco —le escupe —. Ojalá te maten.

—No deseas la muerte si no quieres ser tu quien este tres metros bajo tierra Fer, acaso nunca te lo dijeron —aprieta el gatillo en su mano—. Nos vemos en la fiesta Fer.

Sale por la puerta trasera encontrándose con su tío, asiente en su dirección y se van los dos juntos por el bosque, sus siluetas desaparecen... El control no lo lleva quien quiere el poder, el poder lo lleva el conocedor de cada mentira y cada secreto oculto.

El sonido de un motor perturba el silencio que se formó, el gran galpón parece vacío a simple vista Pero si en verdad fuera cierto los gritos de la persona que esta dentro jamás se tendrían que oír. A pesar de que las gruesas paredes de la estructura cortan el ruido, algún sonido de este logra escapar y ser escuchado en el exterior.

Los hombres empiezan a bajar continuamente, uno tras otro, posicionándose en la espalda de su jefe.

El sonido de otro motor se hace presente en el lugar; todos voltean a ver de dónde proviene. Se llevan una gran sorpresa al ver de quién se trata.

—No les dijeron que era una trampa de Fernanda —dice bajando de la moto y quitándose el casco.

—Victoria, no veo el problema de haber venido. ¿Quién te informó que vendría a este lugar?

—Salvatore, es fácil: ustedes dejan cabos sueltos, no se aseguran de terminar de atarlos y yo pensé que eran más inteligentes.

Ella pasa por un lado, caminando para abrir la gran puerta del galpón.

Sus pasos resuenan por todo el lugar, llamando la atención de quien está ahí dentro. Ve por fin a aquella mujer.

—Querida prima, estás más loca que una cabra, linda Fer. ¿Quién tuvo el honor de darte tu primer disparo? —dice con burla.

Sus palabras están bien dirigidas al orgullo de Fernanda. Su ego está afectado, pero ella no se quedará atrás.

—Tu lindo y bello hermano, ¿recuerdas el día que te separaron de tus padres? Fue ese el día en que mi lindo primo llegó a casa —su cara demuestra satisfacción.

El caos está por desatarse; los causantes se verán dentro de muy poco tiempo.

Tic tac, suena en la cabeza de cada uno de ellos. Este es solo el principio del fin, y un mar de fuego está por dar inicio.

Ninguna traición será perdonada; de aquí en adelante, más caos surgirá.

Sus principios serán hacerlos dudar de todo lo que han visto y de todos a su alrededor. ¿Están listos para ello?

Los imperios serán destrozados y, una vez más, se les dice: la guerra está por empezar. El que esté empezando a crear su imperio caerá y el que conoce el campo de batalla ganará. Los juegos no son como los otros; elijan bien con quién se aliarán para no morir. Su vida depende de sus buenas decisiones y su ambición.

VICTORIA.

Qué linda sorpresa, no puedo creer que ella sea quien lo tenga.

—¿Qué prima, has visto un fantasma? —se ríe de forma que a nadie más le causa gracia.

—No vi un fantasma, vi un lindo corderito que será llenado de sangre —digo de manera hipotética.

Su rostro se desencaja y camino con una jeringa en mi mano, tratando de que no logre divisar el objeto. Las suelas de mis botas hacen eco en el lugar. En el medio del galpón hay solo una mesa y un juego de cartas.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos, linda Fer? —fijo mi mirada en su cuerpo lleno de fallidos intentos de darle con una bala.

—La última vez fue en ese asqueroso laboratorio de la G.A.E —murmura cosas después de pronunciar con asco sus palabras.

—Lamento que ese día no hayas muerto, pero me sentiré honrada de darte lo que te mereces —me acerco un poco más y le inyecto el contenido de la jeringa.

—¿Qué me inyectaste? —furiosa, se toca la parte donde fue inyectado el veneno.

Sonrío con suficiencia ante su evidente pavor. Trata de dar un paso en mi dirección y eventualmente se cae de inmediato; me agacho hasta su altura, agarrando con mis dedos su barbilla, alzando su cara para que su mirada se conecte con la mía.




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