SALVATORE.
La gala es aburrida, como siempre tiene puesta música clásica, nada innovador, Victoria me mira con reticencia en su mirada, un poco de lujuria le acompaña. El sonrojo no desaparece de sus mejillas, le afecto bastante el pequeño encuentro.
Su madre y su abuela están con ella saludando a todas las personas, llegamos en carros diferentes Pero con la misma versión del cuento para no delatar nada de lo que pasó, me deleite un poco en el hotel con su boca, esperaba más de ese encuentro. Pero quería hacerle saber quién está a cargo de ahora en más.
—Salvatore —saluda Alessandro llegando a mi lado con Hyun y el pequeño Baek.
Le devuelvo el saludo en un asentimiento, las cámaras se posan en nosotros cuando ven a la pequeña familia, cargo a Baek y lo saco de ahí cuando se acercan los reporteros.
—Mi tía es muy bella, te sacaste un buen partido tío.
—Eres muy pequeño para decir esas cosas, Pero tienes razón —acepto llegando a la mesa que me corresponde.
—¿Que escuchan mis oídos? —la voz de Daniel me interrumpe en mi tarea—. Salvatore, ¿le das la razón a un niño Pero cuando yo la tengo no dices nada?
—Pero yo soy más inteligente que tú tío, además mi tía te está buscando —señala a Anna—. Ve antes de que se enoje y te regañe.
Daniel pone una de sus manos en el pecho haciendo parecer que está ofendido, pero le hace caso y se va, desabrochó mi traje y me siento aún lado de Baek.
—¿Ya sabías quién era verdad? —lo miro, puede parecer un niño de seis años, inofensivo, pero tiene mucha información en su pequeño cerebro.
—Sí —se acomoda en la silla mientras juega con sus manos—. Te vi un par de veces en casa de mis abuelos, nunca dije nada, es mi tía favorita y un secreto que se paga con dulces es un secreto bien guardado.
—Hay veces en las que se me olvida que eres un niño, Baek —su voz llega desde mi espalda, agarra a Baek por detrás y le da un beso en el cachete.
Le entrega una barra de chocolate, no viene sola, luego de aquel día que saque su expediente cada vez que sale trae a sus perros, esa información no la sabía, ese día estaba encabronado, no era racional. Cuando Marcos me llamo y me dijo que necesitaba ver a su hermana no dude en cobrar el favor.
—Los reporteros cada día son más insoportables —Hyun llega quejándose a la mesa.
—Tu querías ser modelo y además actriz —le doy la razón a Alessandro, fue su decisión.
Daniel y Anna se nos unen, luego llegan la madre y la abuela de Victoria, después se une marcos. Parece que hay un batallón en esta mesa, las personas no dejan de llegar, mis abuelos vinieron casi desde la otra punta del mundo para esta noche, mis otros abuelos vinieron de Italia, por último se nos une Armando. No participo en la conversación, mantengo mi vista en cada uno, la conversación pasa de trabajo a la vida rutinaria de cada quien. Victoria está sentada a mi lado, tiene a Baek en su regazo, quien está dormido, pongo mi mano encima de su muslo y lo acaricio de arriba a bajo.
Participó está vez en la conversación, mi mano se mueve automáticamente subiendo un poco cada vez hasta llegar a su coño palpitante. Ella por su parte intenta disimular su cara de exitacion, está en su punto máximo, cuando voy a introducir mis dedos en su coño cierra sus piernas de golpe aprisionando mis dedos, bebo un poco de vino tinto, contesta una que otra pregunta, estamos casi uno encima del otro que no se nota el movimiento, de manera que no deseo retiro mi mano cuando traen el postre.
Tarta de cerezas, la verdad es mi favorita, Victoria me da una mirada cómplice. Acomoda en su regazo a Baek para probar un poco, doy una pequeña cucharada al postre, dejo que el aroma a cerezas llene mi nariz, pruebo con confianza. La gala es de Anna y se que se puede confiar, dos meses pasan rápido entre planes, estrategias un par de ataques y torturas. Saboreo la tarta, un poco ácida al principio pero muy dulce al final, para contrastar el sabor de la tarta se nos es servido un poco de vino blanco.
—Exquisita, necesito el nombre del chef —hyun halaga el postre, concuerdo con ella aunque yo solo necesitaría la receta.
Puede que lo salado no se me de bien, pero se cocinar lo dulce, Victoria asiente con ella y siguen comiendo esta vez mi intento de llegar a su coño no es detenido, muevo un poco la tela de ropa interior, el vestido que lleva resalta cada parte su cuerpo llamando la atención de cualquier hombre. Juego un poco con su centro, se remueve ansiosa en la silla mientras empieza a sudar.
—Disculpen —se levanta con Baek en brazo y se lo entrega a Hyun antes de perderse entre la gente.
Me disculpo igual, no la sigo en cambio sigo el plan y salgo fuera del lugar, parece más bien una recepción de boda, dejo que el frío cale mis huesos pienso un poco. Me dejó ir fuera de mi, un jalón en mi mano me hace bajar mi mirada. Apolo está sentado con sus ojos en mi, acaricio su cabeza.
—Discupa, ¿Tienes fuego? —volteo mi cara y me encuentro a Alan, mal momento.
—No fumo.
—Entonces, me disculpo con usted —mantiene la etiqueta para pasar desapercibido—. Siento que te he visto en algún lugar, ¿Nos conocemos?
—No.
La veracidad con la que digo cada palabra se nota en mi tono de voz, el disguto de ver su cara me recorre por completo y creo que a Apolo también le irrita su presencia. Le ladra fuerte lo agarro del collar antes de que se lance encima de él.
—Ancora —doy la orden, solo deja de ladrar para empezar a gruñir le a Müller.
El mastín llega corriendo y empieza a lamer la cara de Apolo, si mis recuerdos no me fallan creo que es Artemisa.
—Apolo y Artemisa —la voz demandante de Victoria llena mis oídos deleitandome con el sonido de su voz.
Mantengo mi vista fija en Alan quien no se inmuta por los gruñidos de ahora, ambos perros.
—Un gusto volverlo a ver Alan Müller—saluda un poco disgustada por su presencia—. Te estaba buscando, Salvatore. Ya va a empezar la pasarela.