El lado oscuro de la mafia

Capitulo 32✓

SALVATORE.

Llegamos tarde. Se está muriendo, nada en este caso ayudaría más que un milagro.

Las paredes del hospital parecen cerrarse, me sofoco con tan solo imaginar su cuerpo en una urna, ella tiene que cumplir lo que prometió.

Me levanto mareado del lugar donde me encuentro, camino fuera del hospital, llego hasta la camioneta me monto para empezar el viaje, nada de lo que voy a hacer se va a comparar con lo que han hecho.

Es hora de dar el último paso para terminar con esto, marco el número de mi asistente quien contesta al tercer tono.

—Digame, señor.

—Prepara una rueda de prensa, llama a los inversionistas y contacta con Lucianna.

—Sí, su padre está en su oficina esperándolo y acaba de llegar.

—Atiendelo hasta que se vaya

VICTORIA.

Mi cuerpo pesa, mis ojos duelen pero mi costado aún más. Abro mis ojos tratando de acostumbrarme a la luz que da de manera directa en ese lugar. Mi brazo está lleno de cables, el televisor de la habitación está encendido con el volumen bajo, la puerta de la habitación se abre y por ella entra Anna quien se sorprende al verme.

—¿Qué, tan mal me veo?

—No, mierda. Me asustaste, no te mueres.

Me río y me siento en la camilla para empezar a desconectar los cables de todo mi cuerpo.

—Informe.

—Salvatore mato a Ezra —la miro, sonrío a medio lado, solo era cuestión de tiempo—. Luego fue por Lucia, y todavía falta lucifer pero ese lo dejo para ti.

Asiento y me levanto, me acerco al baño de la habitación y Anna sale y vuelve a entrar con un bolso en sus manos, cierro la puerta y sigo escuchando la información, me cambio rápido.

—Bien, has que salgan del país Hyun, Baek, Alessandro, mi madre y mi abuela, que lo que pasará no les afecte en lo mínimo —ordeno saliendo, le pasó el bolso y salgo de la habitación come ella detras.

El personal del hospital miran perplejos mi salida, me importa poco su opinión. Ya estoy bien y me voy.

Me coloco los lentes de sol que Anna me pasa y sonrió con altiveza frente a todos, el juego de ajedrez se termina hoy y el peón más grande ya no está para impedirlo.

Daniel se acerca junto con Alessandro y los de seguridad quien a su vez hacen una reverencia, todos se ponen del lado que les corresponde todo el mundo empieza a salir detrás de mi, miro el cielo nublado. Parece predecir que es lo que pasará.

—Salvatore está en una rueda de prensa, el cargo de la empresa va a quedar a mi nombre y luego a su sucesor —informa Daniel, asiento.

Bien es su decisión y ya no hay más para donde elegir.

—Vamos, tenemos una fiesta a la que asistir —suelto una risa y sigo caminando hasta llegar a los vehículos.

El camino es silencioso más que antes cada quien en sus cosas, por mi parte miro por la ventana, y una idea llega.

—Anna, préstame tu teléfono.

—Sí

Me lo entrega y empiezo a marcar número tras número hablando con innumerables políticos, todos confirman su asistencia a la fiesta. La carretera de piedra termina y al final se ven las grandes rejas donde nos esperan.

El vehículo para antes de siquiera llegar a tocar las rejas, me bajo y sonrió más grande al ver a todos el mundo esperando fuera de la casa.

—¡Marco! —mi grito hace que venga de inmediato —. Llévate a todo el mundo al aeropuerto, que salgan del país, tu te quedas conmigo y Anna.

Asiente, reaccionando rápido da las indicaciones, camino hasta la casa sin despedirme cuando los veo alejarse para irse. Al único que le doy un adiós con la mano es a Caden quien Hyun va cargado.

Me adentro hasta llegar a la habitación, busco lo necesario para esta noche, armas. Cargadores, balas y unas cuantas bombas. Dejo todo en la cama, buscando el vestido y el traje.

Voy al baño, antes de llenarme otra vez de sangre necesito un baño.

Dejo que el agua corra por todo mi cuerpo dejando que deje de pensar, busco el jabón para tallar mi cuerpo, la puerta del baño se abre y deja escuchar la voz de Salvatore.

—Eres atrevida, cerezita, salir del hospital en esas condiciones no es bueno.

—Si me vas a castigar, ven. El averno es silencioso sin tener a quien molestar —Sonrio cuando se desviste y entra a la ducha arrincondo me.

—Es más divertido si tienes con quién pecar.

Une nuestros labios en un beso feroz, ardiente que sube de tono cada vez más, me levanta contra la pared penetrando me de una sola estocada, gimo con fuerza por la invasión repentina su boca baja de mis labios a mis senos, uno lo toma entre sus manos y empieza a jugar y al otro lo succiona con fuerza, mordiendo mis pezones con fuerza arrancado gemidos. Me penetra más duro cada vez, sus labios vuelven a subir a mi boca, una de sus manos juega con mi centro provocando gemidos más fuertes.

Es rápido y crudo, machaca mi interior hasta llegar al orgasmo los dos juntos, sonrío en su labio. Terminamos de bañarnos entre besos y caricias.

Salimos del baño y al estar en la habitación empezamos a prepararnos, saca uno de los trajes que siempre guardo en el armario y se lo coloca. Mi vestido es rojo ceñido al cuerpo con un escote es la espalda, sin mangas, su traje es vinotinto, camisa negra sin corbata y tiene abierto los dos primeros botones.

—Sexi —muerdo mis labios y le robó un beso.

Se ríe cuando nos separamos y empiezo a guardar armas en su cintura luego una en mi pierna y las demás cosas en mi bolso de mano, estando listos bajamos las escaleras saliendo de la propiedad, en el vehículo nos reciben Anna y Daniel.

Emprendemos viaje hasta los suburbios de la cuidad unas dos horas de viaje, en la calle se ven aparcados más de doscientos carros y los que van llegando, la prensa cubre el evento, cada año es igual solo que está vez todo el mundo morira de ser necesario.

El valet nos abre la puerta, Salvatore me ofrece su mano que con gusto recibo, pasamos frente a las cámaras con una mirada cómplice y una sonrisa arrogante. El portero nos deja pasar al ver mi rostro, el ambiente al pasar la puerta cambia totalmente, ni una cámara, ni personas merodeando por ninguna parte.




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