El ladrón del fuego

El ladrón del fuego

Una versión del mito de cómo Prometeo le entregó el fuego a los humanos.

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- ¿Y tú porqué estás aquí?

- Bueno es una larga historia, Zeus ya estaba muy enfadado por la jugarreta de los sacrificios, y mis pobres criaturas estaban destinadas a comer carne cruda para siempre.

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Prometeo estaba quejándose a su hermano Epimeteo sobre lo injusto que había sido Zeus con los hombres al haberles quitado el fuego.

- No vale, son dioses, los rayos de Zeus ya pueden freír la carne por ellos.

- Cuidado Prometeo, que te va a escuchar.

- ¡Pues que escuche!, estoy harto de la impotencia, si solo hubiera un método para poder ayudar a los humanos.

- ¿Y qué piensas hacer, robar a los dioses?

En ese momento a Prometeo se le iluminó la cara ante la loca idea de su hermano.

- ¡Eso es! voy a recuperar el fuego.

- Oye frena, ¿hola?, soy Epimeteo, todos sabemos que mis ideas son malas.

- En este caso no, ha sido brillante. Iré al Olimpo, entraré en la fragua de Hefesto y en una caña hueca lo ocultaré, luego volveré como si nada hubiese pasado.

- Va a salir mal.

Prometeo ya no escuchaba a su hermano, se había puesto en marcha al Olimpo. No tardó en llegar y encontrarse con Hermes.

- Hola Prometeo, ¿a qué se debe tu visita?

- Hola Hermes, solo pasaba por aquí, ya sabes, cosas de mensajeros.

Hermes se quedó mirándolo con cara de no entender nada.

- Bueno, nos vemos Prometeo, que tengo que llevar un mensaje a Hades.

Hermes se alejaba y Prometeo pudo seguir adelante. Al llegar a la fragua de Hefesto, vio que él se encontraba dentro, se saludaron y Prometeo le preguntó por su mujer.

- Afrodita está bien, gracias por preguntar, pero si te soy sincero, casi ni la veo últimamente.

- ¿Y porqué no te tomas el resto del día libre? no creo que vayamos a necesitar armas dentro de poco, así que te puedes ausentar.

- Tienes razón, me voy, ¿te importaría cerrar la fragua?

- Yo me encargo, tú tranquilo.

Una vez que Hefesto se fue, Prometeo sacó la caña hueca y colocó unas chispas de fuego dentro de ella. Cerró la fragua y volvió a la tierra, al llegar le enseñó a los humanos a controlar el fuego, y vivieron tranquilamente hasta que una noche las llamas del fuego brillaron tanto que Zeus las vio e hizo llamar a Prometeo ante él.

Toda la rabia de Zeus cayó sobre él y le condenó a ser atado a una roca en lo alto del Cáucaso y que cada mañana un águila devorase su hígado, el cual se volvía a regenerar por la noche. Para los humanos tenía otra cosa reservada, les envió a Pandora, una hermosa mujer que estaba destinada a liberar a todos los horrores del mundo.

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- Y he estado encadenado desde entonces, bueno, hasta que tú me has liberado.

- Pues sí que has aguantado. Me tengo que ir, tengo que terminar unos trabajos, pero ha sido un placer conocerte.

- Igualmente Hércules, suerte en tus trabajos. Una cosa más, si vas al jardín de las Hespérides, no cojas tú las manzanas, pídele a Atlas que las coja.

Hércules siguió su camino, Prometeo cogió un trozo de piedra y un trozo de la cadena para crear un anillo cómo recuerdo de su castigo antes de volver a su casa.



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En el texto hay: mitologia, mitos, prometeo

Editado: 27.08.2024

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