El Ladrón Del Nacimiento

VIII

La androide dijo que me llevaría a Kigen, y eso quiere “ÉL” también, llevarme allí y matarme.

—¡Me niego a ir!

—¿Ah?—pronuncia al detenerce pero sonríe—es para esto que te necesito, debes detenerlas, porque ellas quieren crear al ARU y si lo hacen no habrá marcha atrás

—¿ARU? ¿Qué es un ARU?

—El “SER”, mejor conocido como el ARU, es a lo que ellos aspiran a lograr crear sin embargo sus creaciones suelen ser insuficientes, los Taiji que ellos crean no tiene la madurez necesaria y el experimento fracasa.

—Un Taiji es un feto—explica ella.

—Necesitan a los humanos para la reproducción, lamentablemente el cuerpo de los humanos suele ser muy débil con el pasar del tiempo.

—¿Y qué se supone que debo hacer?—suelto una risa irónica—¿Qué me enfrente a unas máquinas con la compañía de un Androide—la señalo a ella—y que las detenga?

—No soy un simple Androide—su rostro demuestra las facciones humanas tras el enojo—soy un Gisoku, no me compares con ellas.

—Aki, comprende que a Nikita le es muy dificil “procesar” toda está información.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Sé muchas cosas, pero eso es lo de menos, te pido que nos ayudes a detenerlas.

Algo en mi ineterior me dice  que es una absoluta tontería y más que no logro comprender nada al cien por ciento, podrían ellos estar engañandome, les doy la espalda y vuelvo a ver ese edificio que me llama tanto la atención, respiro hondo y doy un giro rápido y quedo frente a ellos, ambos me miran.

—Acepto.

—¡Magnífico!

—Pero—ella se detiene, pues iba a aplaudir.—Necesito que me digas cómo, y sobre todo dame algo con que defenderme.

—De eso yo me encargo—musita Aki y se saca un cubo negro brillante del traje—toma.




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