Después de caminar por tanto tiempo, comencé a tambalearme. Mis manos y pies aún seguían fríos, pero estaba seguro de que mi temperatura había aumentado de forma preocupante en el resto de mi cuerpo.
No dejaba de ver el mismo paisaje. Un árbol tras otro y eso me hacía sentir ansioso.
«Debes resistir» Me repetía mentalmente de forma constante, pues quedarme ahí no era una opción.
―¿Quieres parar un momento?—preguntó Ossian, quien probablemente se había percatado de mi mal estado.
―No hables― susurré, cerrando los ojos e intentando estabilizarme.
―Bien, sin hablar―respondió y comenzó a columpiar sus pies―You're dancin', dancin, dancin' throught the night, you're swingin' now...
―No de nuevo esa canción― me quejé en cuanto lo escuché cantar.
―¿De nuevo?, pero sí es la primera vez que la canto.
Cierto, él no recordaba nuestro encuentro en el gatito de oro, y yo seguía sin entender por qué aquello me irritaba demasiado. ¿De verdad mi presencia era tan común como para ser olvidada?
Como sea, en ese momento no tenía sentido pensar eso, pues todo lo que venía a mi cabeza, me hacía sentir mucho peor.
Ossian continuó cantando, estaba comenzando a marearme y mis manos no paraban de temblar.
―Solo nada de cantar, lo haces terrible―mentí, pues en realidad su voz era muy agradable.
―Dime, ¿no es agotador actuar siempre de esa manera? ―soltó de repente después de unos segundos, mientras saltaba hacia el resto de un árbol viejo.
―¿A qué te refieres?—pregunté dejando de caminar, presintiendo que nuestra conversación no acabaría bien.
―Siempre estás tan enojado, actúas como si todo el mundo fuera responsable de tus problemas. A mí apenas y me conoces, pero decidiste que no valía la pena saber nada más sobre mí —dijo sin reparos.
Ossian era ese tipo de persona, que no dudaba en decir lo que pasaba por su cabeza, aunque eso significara ponerse en una situación incómoda o peligrosa.
―¿Y tú qué sabes de mis problemas?—pregunté con seriedad. Sabía que era mejor ignorarlo, pero no pude aguantarme―. Ni siquiera tienes idea de lo que es tenerlos realmente. Estás tan acostumbrado a vivir en tu castillo de marfil, que crees que todos los demás la tienen tan fácil como tú, que basta solo con tronar los dedos para que alguien llegue corriendo y se arrastre a tus pies —mi pulso se estaba acelerando y podía sentir mi cara hirviendo. ―Ya sé demasiado sobre ti, como para creer que vale la pena adentrarme más en tu mundo de fantasía, donde solo tienes que mover la boca para que los demás hagan todo por ti.
―Ah, eso es lo que piensas ―respondió como si no le importara todo lo que acababa de decirle―. Que miro a todos los demás como si fueran insignificantes y que sus vidas no me importan ―se río y continúo hablando―Es gracioso viniendo de ti, que te dedicas a quitarles a otros sus pertenencias y criticas a los demás sin antes conocerlos.
Un relámpago iluminó el cielo y a lo lejos se escuchó un trueno, pero no bastó para que dejáramos de discutir.
―Sí, eso creo―contesté enojado, pues sentía cómo la ira se apoderaba de mi cuerpo. ―Ni siquiera eres capaz de recordar el nombre de alguien, que no sea el tuyo. Dime una sola vez en la que te hayas preocupado por algo más que no sea divertirte o humillar a los demás.
―Si crees que mi vida es solo diversión, estás equivocado ―debatió, intentando no perder la paciencia―. Solo hace falta mirarme para saber que soy un desastre, pero tú eres tan tonto que no vez más allá de ti.
―¿Yo soy el tonto?—pregunté indignado, ya ni siquiera podía pensar en lo que salía de mi boca. ―Fue por ti que terminamos aquí. Todas tus malas decisiones hicieron que acabaras convertido en eso y que yo tuviera que estar aquí para soportarte.
La lluvia finalmente comenzó a caer y fue demasiado tarde para darme cuenta de mi error. Ossian parecía querer decir algo más, pero al final se quedó callado y antes de que pudiera disculparme dio un salto y se alejó del lugar.
Estaba consciente de que eso último fue hiriente, él me había confiado parte de su pasado. El porqué terminó convertido en un sapo. Sabía que era un tema que lo afectaba y aun así había sido lo demasiado idiota para hablar sin delicadeza sobre ello.
Era mentira, el que yo estuviera ahí, no era solo por él. Había tomado esa decisión egoísta, pues solo pensaba en recuperar el collar de mi madre y en irme lejos.
―¡Ossian!―grité, pero el bosque ya se había tornado nuevamente oscuro y el fuerte ruido de la lluvia evitaba que pudiera escuchar algo más.
Me sentía patético. Ossian tenía razón, me pasaba todo el tiempo criticando a los demás, que me había olvidado de mis propios defectos, de lo asustado que estaba porque me observaran siendo yo mismo. Que descubrieran que en realidad era vulnerable.
No quería que los demás fueran testigos de cómo hacía el ridículo o cometía errores, pues de esa forma me sentiría aún más insignificante de lo que ya era.
Poco a poco el agua fue aliviando la sensación de ardor en mi cuerpo. La herida aún me punzaba, pero sentía que mi cabeza había dejado de dar vueltas.
Resignado, me recargué contra uno de los árboles. Desconocía cuánto tiempo transcurrió desde que el príncipe se había alejado, pero estando más tranquilo, la culpabilidad comenzaba a consumirme.
Debía disculparme, pero nunca había hecho algo como eso. Al menos no realmente. No había discutido de forma similar con nadie desde que era un adolescente e incluso en mi infancia fueron pocas veces las que me rebelé contra alguien.
―Sigues aquí ―dijo una voz sobresaltándome y haciendo que levantara la cabeza.
―Ossian― susurré sin saber que más decir.
―Tienes razón, en verdad soy muy tonto y además detesto caminar en el lodo― habló mientras se sentaba a mi lado.
Al contrario de lo que esperaba, no se escuchaba enojado y estaba muy tranquilo después de lo que había pasado.
#2445 en Fantasía
#449 en Magia
#3246 en Otros
#348 en Aventura
magia brujas hechiceros aventura romance, boys love bl, fantasia aventura humor
Editado: 19.06.2025