El ladrón y el príncipe sapo.

CAPÍTULO VEINTISIETE. TIBERIA.

CASTEL.

Al despertar, Ossian aún permanecía dormido sobre mi pecho. Lo observé un par de segundos y solo pude pensar en lo irreal que era todo. Por momentos incluso consideraba que se trataba de un sueño. Era increíble que tiempo atrás solo podía pensar en lo solitario que me sentía, en lo ajeno que todo era para mí y en el miedo que me daba relacionarme con los demás, y en ese momento, entendía a la perfección lo que Tiberia quería decir con que no necesitaba un sitio para poder pertenecer a un lugar. Era Ossian a quien pertenecía. La persona que había logrado hacerme sentir cosas que nunca creí que experimentaría. Quien me había vuelto a permitir confiar en los demás.

Aún no podía dejar de preguntarme si en verdad lo merecía. Me asustaba que aquello solo fuera momentáneo, pero no quería darle espacio a la negatividad. Había pasado demasiado tiempo sumiéndome en el miedo y la preocupación, ya solo me dejaría iluminar por la luz de Ossian, y me esforzaría porque él fuera feliz, y se sintiera amado.

Alguien llamó a la puerta, y tuve que levantarme de forma cautelosa, para dejar que Ossian descansara un rato más. Quería que se despertara lo más relajado posible, pues los últimos días habían sido realmente caóticos.

Me tallé los ojos mientras bostezaba, y finalmente abrí, topándome con el rostro sonriente de Dina.

—¿Y? ¿Cómo estuvo? ¿Es tan doloroso como dicen que es?—cuestionó y no pude evitar sentirme avergonzado.

—Nada de eso pasó—respondí con rapidez, alterado—. Además, ¿por qué supones que yo estaría en esa posición?—cuestioné ofendido. Aunque claramente eso me daba igual.

—Ay, Cas, ¿en serio me harás responder a eso?—se burló la rubia.

—Cierra la boca—respondí con expresión indignada, mientras me cruzaba de brazos.

—Cupido regresó —dijo la chica, cambiando de tema y la miré con detenimiento. — Ya sabe cómo derrotar al hombre de los huesos —agregó sorprendiéndome.

(...)

—¿Así que un contenedor de almas?—pregunté, después de escuchar a Cupido.

Todos nos encontrábamos de nuevo en el bar, analizando lo que el anciano había averiguado. Según lo que Tiberia le había dicho, al obtener su poder y control sobre los demonios a cambio de almas inocentes, Os debía contar con una especie de recipiente para almacenarlas, y la única forma de poder dejarlo vulnerable era deshaciéndonos de ese "contenedor de almas"

—Sí—respondió Cupido—. Tiberia asegura que Os debe llevarlo consigo en todo momento, así que puede ser alguno de los accesorios extraños que utiliza o una de sus armas.

Analicé sus palabras por unos segundos. Intentando recordar todo lo posible sobre el enfrentamiento anterior. Si el hombre de los huesos llevaba ese contenedor consigo, era muy probable que lo hubiésemos visto.

—Su collar —susurré, recordando la forma extraña del objeto que llevaba en su cuello.

—¿Crees que era el contenedor?—me preguntó Ossian.

—¿Cómo era?—intervino Dina.

—Puede que lo sea —respondí—. Era algo extraño, como un capullo pequeño. Me percaté de eso, después de que él me apuñalara, yo intenté herirlo y terminé por romper el lazo que lo sostenía. Eso pareció asustar a Os —dije recordando la expresión que había puesto.

Al principio creí que era porque lo había tomado por sorpresa, pero sabiendo la información que Tiberia le había dicho a su hermano, era evidente que le preocupaba perder aquella cosa.

—¿Entonces, si le quitamos el collar, ganaremos?—cuestionó Dina, atenta a la conversación.

—Hay que eliminarlo —habló Dante—. Tiberia dijo que debíamos deshacernos del contenedor —dijo y Cupido asintió.

—Dudo que sea fácil acercarnos a él —intervino Vladimir—. Con todos esos trucos de magia que tiene, tendremos que pensar en algo mejor que ataques al azar.

—Debemos tomarlo por sorpresa —dije—. Hacer que baje la guardia y acercarnos.

—Sea cual sea el plan, hay que hacerlo bien. Si él nota que nuestro objetivo es el collar, no tendremos otra oportunidad. —Dina parecía preocupada.

—Dina tiene razón —respondió Ossian—Si nota que sabemos lo del contenedor de almas, se enfocará en protegerlo y usará todo su poder.

—Tiberia sugirió que sería mejor que nosotros actuáramos primero. De esa manera podremos quitarle un poco de control a Os. Dijo que, ahora que el príncipe ya no tiene el anillo, usáramos la daga de hueso para atraer su atención —explicó Cupido, observándonos a Ossian y a mí.

—Para eso tendríamos que deshacernos de uno de los collares. —respondió Ossian.

—De esa forma sería capaz de rastrearnos, y nosotros elegiríamos el campo de batalla —agregué pensativo.

—No correríamos el riesgo de que otras personas salgan heridas —intervino Dina.

—Debería ser yo quien destruya el contenedor—dije, tras analizar la situación.

—¿Por qué?—preguntó Ossian con preocupación—. La última vez que estuviste cerca de él, te apuñaló en el pecho —me recordó con expresión angustiada.

—Ya lo sé, pero sabe que estoy muerto. Así que no esperará mi presencia en ese lugar, y con mi collar, será difícil que pueda averiguar qué iré a la batalla —respondí, intentando idear algo que pudiera ayudarnos a ganar.

—¿Te refieres a que nosotros llamaremos su atención, para que se enfoque en atacarnos, y tú te acercarás a él por sorpresa?—preguntó la rubia y asentí.

—Buscaremos un espacio sin tantas rutas de escape, un sitio donde poder acorralarlo.— dije y todos me escucharon atentos—Al principio había pensado distraerlo, desde las alturas, con ayuda de los arqueros, pero eso solo lo haría activar la barrera que utilizó la última vez, y no habría forma de poder acercarnos. Así que debemos evitar que se sienta en peligro o nos frenará el paso.—¿Tu ejército nos apoyará, cierto?—cuestioné observando a Ossian y él asintió—. Podrían atacar por enfrente para distraerlo. La idea es que todos hagan que se enfoque en defender una zona en específico, para llegar a él desde atrás sin que lo note.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.