—Estuve en los archivos del Consejo. Encontré algo sobre mí… algo que no debería existir.
Kael se levantó. Se acercó con cautela.
—Dime qué viste.
Ella lo miró. Sus ojos plateados brillaban con preocupación auténtica.
—El Consejo sabía de mi magia antes que yo. Sabían que tenía… un latido dual. Y nunca me dijeron nada.
Kael inhaló hondo.
—Eso significa que no fue casualidad que nos encontráramos.
El silencio que siguió dolió.
Lysandra sintió un nudo en la garganta.
—¿Crees que yo… fui creada para esto?
Kael tomó suavemente su mano.
—Creo que eres lo primero que le ha dado esperanza a mi mundo en mucho tiempo. No importa de dónde vienes. Importa quién eres.
Ella tembló ligeramente al sentir su contacto. El Pulso respondió, como una corriente cálida entre ambos.
Pero antes de que pudiera decir algo, la alarma del edificio sonó.
Una grieta enorme acababa de abrirse.