El Latido de las Dos Lunas

El Vínculo Despierta

—Si seguimos así… puedo estabilizar la grieta.

Ella tragó saliva.

—¿Y qué pasa si no suelto?

Él sonrió. Esta vez, de verdad.

—No quiero que sueltes.

El casi-beso era inevitable.

Pero la grieta explotó en un estallido violento, separándolos de golpe. Criaturas surgieron en masa.

—¡Después! —gritó Lysandra.

—¿Promesa? —respondió Kael entre risas tensas.

Ella enrojeció.

—¡Cállate y pelea!




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