El segundo foco estaba en el centro del mundo: una torre colosal que latía como un órgano vivo.
Dentro, habían estructuras que parecían venas, escaleras que vibraban y cámaras que resonaban con melodías ancestrales.
Kael apoyó su mano en una pared viva.
—Aquí entrené de niño.
Lysandra entrelazó sus dedos con los de él.
—Aquí empezaremos a sanarlo.
Subieron hasta la cima.
Una esfera gigantesca flotaba en el aire.
—Este es el Núcleo.
Lysandra lo tocó y vio miles de recuerdos: vidas, pulsos, historias, esperanzas.
Kael la abrazó por detrás.
—Es demasiado para uno solo. Pero no para dos.
La energía estalló de nuevo.
La torre tembló.
El Núcleo se estabilizó.
Y por primera vez, Nivhar respiró con alivio.