El Latido de las Dos Lunas

? CAPÍTULO 34 — Ira Dorada

La energía se acumuló en su pecho como un relámpago atrapado.
El santuario brilló con luz dorada, reaccionando a su presencia.

Lysandra se lanzó contra Arvhan.

Kael apenas logró protegerse de la explosión mágica que generó su ataque.

La daga chocó con el cuerpo oscuro de Arvhan, pero esta vez, la luz dorada no se apagó. Se hundió en él como fuego.

Arvhan gritó.

—¿Qué es… este poder?

Lysandra apretó los dientes.

—Es el Pulso.
El verdadero Pulso.
Y tú no puedes controlarlo.

Cada golpe que ella daba abría grietas doradas en el cuerpo monstruoso de Arvhan.

Kael miraba con horror y orgullo.

—Lys… te estás quemando —susurró.

Ella no lo escuchaba.
Estaba consumida por la furia.
Y esa furia, aunque poderosa, tenía consecuencias.

El santuario empezó a colapsar.




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