El Latido de las Dos Lunas

? CAPÍTULO 45 — El Juramento Dorado

Esa noche, Lysandra se arrodilló ante el cristal central del Bastión.

—Kael está muriendo —susurró—.
No puedo perderlo.
Enséñame lo que sea.
Dame cualquier poder.
Cualquier carga.
Cualquier precio.

Una voz respondió desde el cristal:

—Todo poder tiene un costo.
¿Lo aceptarás?

Lysandra apoyó su mano sobre la superficie fría.

—Sí.

—Entonces levántate, hija del Pulso.
Tu destino… comienza ahora.

La energía dorada la rodeó como un manto.

El cristal absorbió parte de su alma.
Ella gritó, pero no se detuvo.

Cuando terminó, quedó en el suelo, sudando, temblando, respirando rápido.

Pero era más fuerte.
Más luminosa.

Más peligrosa.




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