El latido del Fénix

Capitulo 14: El Juicio de la Profecía

El aire estaba cargado, como si el valle mismo contuviera la respiración. Las Tierras Prohibidas habían dejado su marca: árboles retorcidos, niebla espesa y una sensación de que cada paso podría cambiar nuestro destino. Kael caminaba a mi lado, su hielo creando senderos que nos mantenían a salvo, mientras yo sentía cómo mi fuego reaccionaba a cada vibración del suelo.

—Arien… —dijo Kael, con la voz baja y cargada de advertencia—. Siento que la profecía nos pone a prueba más allá de la magia. Esta vez, no será un enemigo físico.

Asentí, ajustando mi fuego para mantenerlo bajo control. —Debemos mantenernos unidos. Si algo pone en riesgo la profecía, nuestra conexión será la clave para superarlo.

A medida que avanzábamos, la niebla se espesaba y el aire se volvía pesado, cargado de energía antigua. Podía sentir la presencia de la profecía misma, como un latido que resonaba en cada roca, en cada árbol, en cada susurro del viento. Cada paso nos acercaba a un lugar donde nuestra magia sería medida no solo por fuerza, sino por corazón y voluntad.

—Kael… —susurré mientras nos deteníamos—. ¿Qué crees que nos espera?

Él entrelazó sus dedos con los míos y me miró con seriedad. —No lo sé… pero debemos estar listos para cualquier cosa. Recuerda, nuestro vínculo es nuestra fuerza más allá de la magia.

De repente, el suelo tembló bajo nuestros pies y una voz profunda resonó a nuestro alrededor, sin que nadie apareciera:

"Aquellos unidos por fuego y hielo, su amor y su destino serán juzgados. Solo quienes comprendan el verdadero significado de la profecía podrán continuar."

Mi corazón se aceleró. Esto no era un enemigo; era un juicio, una prueba de nuestra esencia misma. Kael me apretó la mano y su hielo se extendió suavemente alrededor de nosotros, como un escudo protector.

—Arien… confía en mí —susurró—. Pase lo que pase, lo enfrentaremos juntos.

Asentí y cerré los ojos, dejando que mi fuego se entrelazara con su hielo, sintiendo cómo cada latido de nuestro corazón se sincronizaba, creando una armonía que parecía resonar con la voz del juicio.

El primer desafío apareció como visiones que surgían de la niebla: escenas de un mundo devastado, aldeas en ruinas, criaturas mágicas huyendo de una corrupción oscura. La profecía mostraba lo que podría suceder si fallábamos, y cada visión golpeaba nuestro espíritu con intensidad.

—Kael… —dije con voz temblorosa—. Esto… todo esto podría pasar si no somos capaces de controlar nuestro destino.

Él me tomó del rostro y me miró fijamente, transmitiéndome seguridad. —Arien… lo enfrentaremos. Juntos. Nuestro vínculo puede cambiar incluso lo que la profecía muestra.

Al abrir los ojos, una forma emergió de la niebla: un ser hecho de sombras y luz, cuya presencia parecía medir cada chispa de nuestro fuego y cada filamento de nuestro hielo. Sus ojos brillaban con conocimiento y juicio, y su voz resonó como un eco en nuestras almas:

—Para continuar, deben demostrar que su vínculo no solo es fuerza, sino entendimiento, confianza y sacrificio.

Kael asintió, y sin apartar la mirada de mí, extendió su hielo hacia mí. —Debemos fusionar completamente nuestras energías —susurró—. No solo fuego y hielo, sino nuestra voluntad, nuestros sentimientos, nuestro amor.

Tomé una profunda respiración y dejé que mi fuego respondiera a mi corazón, mientras su hielo se entrelazaba con cada chispa, formando un patrón de energía completamente nuevo. Por primera vez, sentí que nuestra magia no era solo protección o ataque: era un reflejo de nosotros mismos, de nuestra unión más profunda.

El ser de sombras evaluó nuestra fusión, y una serie de pruebas surgieron: ilusiones que intentaban separarnos, recuerdos dolorosos que buscaban quebrar nuestra confianza, y dilemas que tentaban con atajos oscuros para salvar el mundo a costa de nuestro vínculo.

—Kael… —susurré mientras esquivábamos ilusiones que nos dividían—. No podemos ceder. Debemos mantenernos juntos.

Él me sostuvo con fuerza y susurró: —Nunca te soltaré, Arien. Ni aunque el mundo nos pida sacrificios imposibles.

Cada prueba nos golpeaba con fuerza emocional y física. Recuerdos de Kael con su pasado, de mis errores y dudas, surgían para probar si nuestra unión resistiría. Sin embargo, cada vez que nuestras manos se encontraban, cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentíamos una fuerza que superaba cualquier ilusión.

Durante la prueba final, el ser de sombras nos presentó la opción de salvar al mundo si Kael se separaba de mí, confiando en que su sacrificio sería suficiente. Mi corazón se detuvo, y un frío intenso recorrió mi cuerpo.

—Kael… no puedo permitir eso —susurré, con lágrimas en los ojos—. No puedo vivir en un mundo donde no estemos juntos.

Él me miró, con un conflicto evidente, pero su amor brilló más que cualquier duda. —Arien… juntos podemos encontrar otra manera. No necesito sacrificios que nos separen. Nuestro vínculo es nuestra verdadera fuerza.

Con un grito de unión, fusionamos nuestra energía una vez más, dejando que nuestro fuego y hielo se entrelazaran hasta formar un aura pura que irradiaba amor, confianza y poder. La luz se expandió, envolviendo al ser de sombras, y sentí cómo su juicio se transformaba en reconocimiento.

—Habéis demostrado la verdadera fuerza de vuestro vínculo —dijo el ser, su voz ahora llena de respeto—. No solo habéis pasado la prueba; habéis alterado la profecía misma con vuestra unión.

El mundo a nuestro alrededor cambió. Las Tierras Prohibidas parecieron respirar, y la magia antigua del valle se armonizó con nuestra energía. La profecía ya no era un hilo rígido que dictaba nuestro destino; se convirtió en un camino flexible, moldeado por nuestras decisiones y nuestra unión.

Kael me abrazó, y sentí su hielo mezclarse suavemente con mi fuego, creando un calor que no era solo físico, sino espiritual. —Arien… lo hemos logrado. Nuestro vínculo ha cambiado el destino.




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