El latido del Fénix

Capitulo 16: El Templo del Ultimo latido

La nieve había dejado de caer, pero la bruma aún envolvía las montañas con un manto fantasmal. Kael y yo avanzábamos con cuidado, conscientes de que cualquier paso en falso podía activarnos trampas antiguas o despertar guardianes olvidados. Habíamos escuchado leyendas sobre un templo perdido en lo profundo de las Tierras Prohibidas, un lugar donde los primeros magos y los dioses habían dejado secretos destinados a aquellos capaces de desafiar la profecía.

—Arien… —susurró Kael mientras extendía su hielo para formar un camino seguro—. Esto no es solo un templo. Es un juicio final. Algo nos espera dentro que pondrá a prueba todo lo que somos.

Asentí, sintiendo cómo mi fuego respondía a sus palabras, latiendo con intensidad. —Entonces debemos estar listos. No solo nuestra magia, sino nosotros mismos. Nuestro vínculo es la clave.

Mientras nos acercábamos, el templo apareció entre la niebla: una estructura colosal de piedra negra y cristales brillantes que reflejaban una luz propia, como si el lugar respirara con vida. Cada paso hacia su entrada me hacía sentir un pulso en el pecho: un llamado antiguo, profundo, que me advertía que este lugar no era solo físico, sino espiritual.

—Kael… —dije, tomando su mano—. Esto… esto puede cambiarlo todo.

Él me miró, sus ojos reflejando la misma mezcla de temor y determinación que yo sentía. —Juntos. Siempre.

La puerta del templo se abrió ante nosotros sin tocarla, como si reconociera nuestra unión. Un aire cálido y helado a la vez nos envolvió, y el interior parecía vibrar con energía ancestral. Los murales en las paredes contaban historias de magos, dioses y héroes que habían utilizado fuego y hielo combinados para alterar el curso del destino.

—Esto es increíble —susurré, recorriendo con la mirada los símbolos antiguos—. Todo lo que la profecía decía sobre nosotros… quizá esto sea la clave para cambiarlo.

Kael asintió, extendiendo su hielo para protegernos mientras avanzábamos por un pasillo que descendía hacia lo desconocido. —Debemos concentrarnos. Cada símbolo, cada murmullo del templo… puede ser una prueba o una guía.

Al llegar a la cámara central, una luz intensa surgió de un pedestal en el centro. Sobre él descansaba un cristal que parecía contener un fuego y un hielo entrelazados, pulsando al ritmo de nuestros propios latidos. Era hermoso y aterrador al mismo tiempo.

—Arien… —dijo Kael, acercándose con cautela—. Esto… esto podría ser la clave para romper la profecía por completo.

Asentí, sintiendo que mi fuego respondía al cristal como un reflejo de mi alma, mientras el hielo de Kael vibraba al unísono. —Entonces debemos intentarlo… juntos.

Nos acercamos al pedestal, y al tocar el cristal, una onda de energía nos envolvió. Fue diferente a cualquier magia que habíamos usado antes: nuestra unión se amplificó, fusionando fuego y hielo de manera que se sentía casi viva, como si el templo reconociera nuestra conexión y la utilizara para abrir un camino que antes estaba cerrado.

De repente, visiones comenzaron a aparecer: posibles futuros, caminos que se bifurcaban según nuestras decisiones, sombras que representaban sacrificios y temores personales. Cada visión nos tentaba a separarnos, a tomar atajos que podrían salvar al mundo pero destruir nuestro vínculo.

—Kael… —susurré, con la voz temblando—. Esto es demasiado. Nos está tentando con… con todo.

Él me sostuvo con fuerza, mezclando su hielo con mi fuego en un abrazo protector. —Arien… no importa lo que muestre. Lo enfrentaremos juntos. Nuestra unión es más fuerte que cualquier ilusión.

Mientras avanzábamos por las visiones, noté que nuestra magia combinada adquiría nuevas formas: mi fuego podía entrelazarse con su hielo para crear barreras, ataques y escudos que respondían a nuestras emociones en lugar de solo a la lógica. Era como si nuestro amor y confianza se hubieran convertido en un canal de poder puro.

—Arien… —dijo Kael, apoyando su frente contra la mía mientras avanzábamos—. Esto es increíble. Nuestra magia… nuestra conexión… es más poderosa que cualquier cosa que haya visto.

Asentí, dejando que mi fuego respondiera a cada latido de mi corazón, y sentí cómo el hielo de Kael se sincronizaba, amplificando cada chispa, cada onda de energía. —Sí… juntos podemos todo.

Pero entonces apareció la prueba final: una ilusión de nuestro mayor miedo. Vimos un mundo donde habíamos fallado, donde la profecía se cumplía sin nosotros, y donde estábamos separados para siempre. La desesperación casi nos rompe; mi fuego flaqueó y Kael sintió que su hielo se resquebrajaba bajo la presión.

—Arien… no podemos dejar que esto nos destruya —susurró—. Recuerda nuestro vínculo, nuestro amor.

Tomé una profunda respiración y recordé cada momento que habíamos compartido: cada batalla, cada abrazo, cada mirada que nos había sostenido cuando todo parecía perdido. Concentré todo mi amor en un pulso de fuego que buscaba fusionarse con el hielo de Kael de manera perfecta.

—Kael… —dije—. No importa lo que nos muestre. Estamos juntos. Siempre.

Él me miró, sus ojos llenos de emoción y determinación, y extendió su hielo para entrelazarse con mi fuego. —Siempre contigo, Arien.

La energía combinada explotó en un estallido de luz pura, disipando las ilusiones y activando un mecanismo oculto del templo. El cristal sobre el pedestal se transformó en un prisma de energía que nos rodeó, otorgándonos una visión clara del camino a seguir: un mapa mágico que mostraba cómo romper la profecía por completo, equilibrando el fuego y el hielo de manera que ninguna fuerza externa pudiera manipularlo de nuevo.

Exhaustos pero victoriosos, Kael y yo nos abrazamos, sintiendo cómo nuestra magia aún latía, viva y poderosa. —Arien… lo hemos logrado. Nuestra unión nos ha llevado hasta aquí.

—Sí… juntos —susurré, apoyando mi cabeza contra su pecho—. Nada ni nadie podrá separarnos.

Esa noche, mientras descansábamos bajo el cielo estrellado del templo, comprendí algo fundamental: los desafíos y pruebas no eran solo para medir nuestra fuerza, sino para enseñarnos que nuestra unión, nuestra confianza y nuestro amor eran la verdadera magia capaz de cambiar cualquier destino.




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