Siempre he considerado que vivir es un tesoro y un milagro, algo que uno no suele apreciar, pero que realmente ama de forma inconsciente y cosntante, algo que siempre está con nosotros pero solo en momentos de desesperación y de peligro, apreciamos como tal.
El solo despertar en las mañanas, es algo maravilloso, abrir los ojos, apreciar todo a nuestro alrededor de distintas formas, cada momento, sentimiento y emoción que tenemos, ya sean buenas o malas, es algo que se debe valorar y apreciar como un tesoro, ya que la vida está llena de dificultades, es divertido, porque en el momento en que creemos de que el mundo se acabara, realmente somos capaces de encontrar una nueva esperanza y crear una nueva meta, la cual sabemos de que, tarde o temprano, alcanzaremos y podremos sentirnos orgullosos, una vez que miramos el camino que tuvimos que pasar, para llegar a esa meta.
-Señorita Sephia, ¿!Esta tomando atención en clase!?- me grita el profesor de Física.
-¡Si Profesor!- respondo un tanto asustada.
-Mas le vale tomar atención para la prueba de la próxima semana- me dice, antes de continuar con su clase.
Mi nombre es Kalis Sephia, tengo 16 años, soy una chica totalmente normal y corriente, de esas que miras en la calle y ni siquiera la notas porque es demasiado normal, no destacó mucho en nada de lo que hago, soy una alumna regular, no me gusta estudiar, disfruto de la lectura en internet, de salir a pasear y de cuidar a las personas de mi alrededor, a pesar de que se que no les caigo bien.
La clase pasó de forma rápida, sobretodo porque este profesor es algo raro y comienza a comentar cosas de su vida, en mitad de la clase, por eso mismo nunca se cuando es la materia o su vida diaria.
Al terminar la clases, podemos irnos a nuestras casas, vivo cerca del jardín botánico, el cual está afueras de la ciudad, por lo cual me tardo unas dos horas en llegar a mi casa pero eso no me importa mucho, ya que el paisaje y las personas cambian cuando uno viaja en bus, es divertido ver y escuchar a las personas, todas hablando distintas cosas, de su día a día, como una verdadera aventura.
-¡Kalis!- me llama una compañera de curso.
-Dime- le respondo
--Mañana, por favor, que no se te olvide la lana para tejer la bufanda del taller de artesanía- me dice con una sonrisa.
-No se me olvidara- le digo correspondiendo la sonrisa.
-¡Hasta mañana!- me despido de mi compañera al darme cuenta de que el bus que me sirve ya está aqui.
-¡Hasta mañana Kalis!-
Me subo al bus y comienza mi viaje de vuelta a casa, estamos en otoño, la estación donde todo cambia, por lo cual las hojas de los árboles son de color naranja, amarillo y café, la tierra se ve divertida debido a las hojas caídas, el viento es algo helado pero aún soportable, las lluvias van y vienen, pero aún con todo eso es hermoso.
Las personas suben y bajan del bus, unas son de color, cabellos rubios, negros, pelirrojos, castaños y grises, a pesar de que hay algunos que están estresados, se nota, que han disfrutado de este día.
Converso con algunos de los pasajeros, siempre es más agradable pasar el viaje cuando uno conversa con otra persona, ya que en algunas ocasiones, alegras el día de esa persona conversando un poco, hasta que llegó a la parada donde me tengo que bajar para llegar a mi casa.
Al bajarme, le doy las gracias al chófer y camino unos diez minutos para llegar a mi hogar, el cual es algo grande debido a las investigaciones de mis Padres de plantas exóticas.
Mis Padres son investigadores, especializados en plantas exóticas, por eso vivimos cerca del jardín botánico, para que ellos puedan investigar tranquilos, a mi sinceramente no me molesta, gracias a ellos, le tengo un enorme amor a la naturaleza.
Sé que hoy mis padres no estarán en casa, debido a su trabajo, por eso mismo soy algo independiente, hice la mayoría de los quehaceres domésticos antes de irme a la escuela, así que debo de cenar, guardar mis materiales para mañana y puedo irme a dormir, pero sin olvidar regar las plantas del invernadero.
Primero guardo mis materiales en la mochila, mi Madre fue muy amable y dejó la cena lista así que solo tengo que calentarla para comer, mi cena consistió en verduras al vapor con pollo a la plancha, estuvo delicioso.
Ahora lo último que me falta es regar las plantas del invernadero, camino tranquila, tomo la manguera y abro el agua, de a poco y en ciertas cantidades, riego cada planta, se que cada una de ellas necesita cierta cantidad de agua, por eso mismo, no debo de distrairme.
Una vez regado todo, corto el agua, ya satisfecha por mi labor.
Siento algo extraño, aquí no debe de haber tanto viento si no tengo la ventana abierta, no debería de sentir que estoy siendo absorbida por algo
¿! Qué está pasando!? ¿! Por qué un círculo raro está rodeandome!? ¿! Qué son esos signos raros!?
¡Sea lo que sea me está absorbiendo! ¡Intento aferrarme a algo pero no puedo! ¡Tengo miedo!
¡No sé qué está pasando! ¡Tengo mucho miedo! ¡Quiero irme pero no puedo, es como si mi fuerza fuera quitada o que sé yo!
Lo último que recuerdo ver, entes de que ese extraño circulo me absorbiera por completo, fue un pequeño brote de una planta en particular, que mis padres habían encontrado la semilla, pero no sabían a que pertenecía.