El legado: A oscuras (nueva versión)

Capítulo 12

La cabeza me pesaba y cualquier ruido, por ínfimo que fuera, me rasgaba los tímpanos. Estaba inquieta. Todavía arrastraba las emociones de la pesadilla que me había visitado esa misma noche. Las imágenes del sueño me habían revuelto el estómago hasta tal punto de verme obligada a salir corriendo de la habitación para vomitar en el baño. Y allí, bañada en ira y pena, apareció Cole por el pasillo. Salió de su habitación al escucharme y se apoyó en el marco de la puerta, reacio a dejarme sola, pero no del todo valeroso a acercarse mucho a mí. Me preguntó si necesitaba algo. Si me encontraba bien. Y yo, que solo podía pensar en la sangre y en el sabor amargo del arrepentimiento, logré moverme para cerrarle la puerta en las narices. Por supuesto, Cole captó el mensaje. Lo supe cuando escuché que volvía sobre sus pasos a su habitación.

Después de eso no pude volver a dormirme. Lo que me mantuvo despierta no fue solo la inquietud de volver a revivir lo mismo si cerraba los ojos. No. Cuando volví a tumbarme en la cama, a sabiendas de que no iba a conseguir dormirme de nuevo, la mirada de preocupación de Cole volvió a mí y ese extraño sentimiento de incomodidad y desconfianza me sacudió las entrañas.

Esa mañana me levanté de la cama con la convicción de que no iba a dejarme demoler por otra pesadilla. El olor a café me saludó cuando bajé a la planta baja. Cole y Helen solían ser madrugadores, así que no me extrañó escucharlos hablar en la cocina a esas horas. Me preguntaron si quería unas tostadas de mermelada, petición que denegué de la forma más educada posible. No estaba de humor, y la posibilidad de estallar si alguien presionaba el botón incorrecto era más alta que otros días.

Mi humor empeoró cuando abrí la puerta y vi el cielo anubarrado. Como si el mundo me estuviera dando los buenos días, las primeras gotas comenzaron a caer. Más airada que antes, até mi melena negra en una coleta alta y me eché a correr.

Pensé, mientras aumentaba la velocidad, que todo sería más fácil si Elaine hubiera venido ya a por mí. Allí tendría la excusa perfecta para poder sobrepasarme con cualquier guardia. Podría enzarzarme en una pelea con alguno de los veteranos. No pararía hasta dejarlo inmóvil en el suelo. O quizá debería dejarme azuzar. Hasta quedarme sin respiración, hasta que la garganta me ardiera y no sintiera el cuerpo. Hasta hartarme del dolor.

Sí. Quizá esa sería la mejor opción.

Pero allí, en casa de los Baker, las cosas no funcionaban así. Aunque a ratos quisiera enfrentarme a James, mi cuerpo se negaba a ponerle la mano encima. Y no entendía por qué. Era imposible que me hubiera ablandado, solo había pasado una semana con ellos. Tampoco podía atribuirlo al cariño. Lo que le pasara a esa familia me importaba de poco a nada. Quizá... Bueno, quizá se debía a que ellos habían sido las primeras personas en tratar a Ámbar y a Cloe con la amabilidad y el aprecio que no habían recibido desde hacía tiempo.

Recordé a Cloe, con sus mejillas infladas y los espaguetis que había cocinado Reese sobresaliendo de sus labios. A Ámbar sonriéndole a James. Una sonrisa hecha de sueños y esperanza.

Como ocurría siempre que pensaba en los recuerdos bonitos, en esos momentos a los que a veces recurría para conciliar el sueño, llegó el ciclón que lo destruyó todo. Mi cuerpo tembló y se dobló cuando me sacudió una arcada. Me apoyé sobre mis rodillas. Con la respiración acelerada y mi garganta ardiendo, hice lo posible para borrar las imágenes de aquel día.

El pitido martirizante en mis oídos. La sensación de estar quedándome sorda. De repente noté algo en mi espalda. Una mano.

Me erguí de sopetón y me giré hacia la persona que se había acercado a mí. Nolan estaba frente a mí, con cara de haberse despertado hace poco y con un paraguas en la mano que recolocó par asegurarse de que la lluvia no me mojaba. Poco a poco, el pitido se fue mitigando hasta que no quedó rastro de él. Solo se escuchaba la lluvia y mi respiración.

Había estado tan inmersa en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de la tromba de agua que estaba cayendo. Estaba empapada de los pies a la cabeza.

—¿Estás bien? —preguntó, alzando la voz para hacerse escuchar mejor. El sonido de la lluvia se iba intensificando por momentos—. No deberías haber salido. No estás en condiciones para correr.

Todavía estaba intentando calmar mi respiración. Nolan bajó la mirada, observó mi cabello mojado y las gotas que se deslizaban por mi piel.

—Solo es lluvia.

—Estás enferma.

—Estoy bien.

—Cole me ha dicho que te ha encontrado vomitando esta noche.

—He dicho que estoy bien —repetí con impaciencia—. Sé cuáles son mis límites, y todavía no he llegado a ellos.

—Nora...

—No te preocupes tanto por personas como yo. Es molesto.

Me alejé del amparo de su paraguas y di media vuelta. Noté su mirada clavada en mi nuca cuando empecé a correr.

No cronometré cuánto tiempo estuve dando vueltas, pero, por cómo arrastré los pies por el vestíbulo y por cómo me tuve que aferrar a la barandilla para subir las escaleras, no cabía duda de que, por hoy, ya tenía suficiente. Estaba tan agotada que no tenía fuerzas suficientes ni para pensar. Con mi modo automático activado, dejé que mi cuerpo me llevara hasta el baño y me di una reparadora ducha con agua caliente para aliviar el frescor de la lluvia.

Al salir de mi habitación, ya vestida y menos ansiosa que antes, me crucé con Landon y James. Sus habitaciones estaban en la primera planta, así que solo podían estar allí por dos posibles razones. Por suerte, aquella vez no estaba en los planes de James molestarme. Se detuvieron frente a la puerta de Cole y llamaron.

—Vamos a entrenar un rato —escuché que decía Landon mientras bajaba las escaleras—, ¿te apuntas?

De camino a la cocina, me encontré con Nolan.

—En la cocina tienes un vaso de manzanilla y una pastilla para el dolor. Tómatelo si te sigues encontrando mal, y si no tíralo. Y antes de que digas nada —añadió con cierta desazón en la voz—, no ha sido idea mía. Si te molesta que mi madre se preocupe por ti, vas a tener que aguantarte y callarte.



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En el texto hay: fantasia urbana, +18, romance y acción

Editado: 21.12.2024

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