El Legado

Capítulo 28

Todo está ocurriendo rápidamente.  

Corremos por un pasillo luminoso. Ángela sigue inconsciente sobre una camilla mientras la llevan al quirófano. Parece todo tan nebuloso en mi mente, pero agradezco que mi cuerpo se haga cargo funcionando de la manera que necesito.  

Sólo sé, que de alguna forma, me mantengo a su lado hasta que los médicos me dejan fuera.  

Ni siquiera recuerdo haber escuchado lo que la enfermera decía, sólo porque ella me mantiene fuera es como sé que no me permitirán entrar con ella.  

Mis oídos habían dejado de funcionar después de que el doctor diera su anuncio, el cual confirmaba mi fin.  

“Se adelantó el parto”.  
 
 
Me había quedado a esperar por si tenía la suerte de ver a Daniel regresando derrotado, pero la paciencia no es una de mis virtudes. Así que cansada de hacerlo, decido irme.  

Ya había perdido demasiado tiempo, pero valió la pena. Tuve mi pequeña venganza.   

Daniel sufriría el rechazo de esa mujer y, todavía peor para él, casi puedo asegurar que no estará a su lado cuando deje este mundo.  

La idea parece no ser suficiente para desaparecer mi dolor, pero por lo menos se redujo.   

No esperaba que fuera tan duro ver cómo me echaba a mí de su departamento para mantener esa tipa.  

Fue humillante.  

Pero ya no importa. Al final, fue ella la que se fue.  

Él tampoco será feliz. 

Doy un último vistazo a ese edificio. Porque, aun cuando Daniel recapacitara y me buscara para pedirme perdón, no se lo daré. Ha sido demasiado lo que me ha pisoteado como para que lo perdone alguna vez.  

Así que voy a mi auto, más que lista para largarme y dejar todo este episodio atrás, cuando de nuevo veo a esa chica. Justo en la acera de enfrente.  

Me la he estado topando demasiadas veces como para que sea casualidad. Me pone nerviosa. No sé porque demonios me sigue.  

Y luego está el hecho de que cada vez que me le quedo viendo, ésta, en lugar de verse apenada porque la atrapara, parece burlarse de mí.  

Otras veces sólo me daba la vuelta y la dejaba atrás, pero ahora me siento tan fuerte después de lo que he logrado, que ya es hora de enfrentarla y exigirle que me deje tranquila.  

No queriendo esperar ni un momento más, voy directo a ella. Sólo espero que no se le ocurra huir antes de que la alcance.  

La suerte parece estar de mi lado, ya que el semáforo cambia de color tan pronto me acerco al borde, para que pueda cruzar.  

No la pierdo de vista. No voy a irme sin antes hablar con ella.  

La muy idiota sigue sonriéndome. Estoy más que dispuesta a borrársela de la cara ahora que por fin estoy frente a ella.  

No se había movido ni un centímetro desde que la vi al otro lado. Y no me importa si se siente muy segura. Yo soy la que le va a decir unas cuantas cosas.  

Apenas abro la boca, una serie de imágenes cruzan por mi mente sin poder controlarlo, hasta que de repente estoy de nuevo frente a ella, pero a la vez no se veía igual que hace unos segundos. Ahora tenía el rostro húmedo por lágrimas recién derramadas, que habían quedado marcadas en esa cara sucia.   

Estaba sentada en el suelo de una cueva o foso, había tierra en todos lados, y la luz era muy pobre. Ya no usaba esa vestimenta hippie, en su lugar, lleva un bonito vestido blanco.   

En sus ojos había una pesadez y resignación, como si supiera que no habría nada más para ella, que era difícil no sentir pena. 

La chica aprieta la medalla que lleva en el cuello. Me toma un momento darme cuenta que se trata realmente de un relicario, el cual vuelve a cerrar atrayéndole más lágrimas.  

Esta levanta la cara y parece verme por fin. Que aunque sólo fue un instante, es lo suficiente para que me sienta aterrada. Casi puedo leerlo en su cara. Es el final.  

Ella se levanta y se me acerca con tanta determinación que hace que cierre los ojos por el miedo. Luego, cuando los vuelvo a abrir, sólo veo los pies balanceándose frente a mí.   

La tipa se había ahorcado con su propia ropa.  

Ahora entiendo. Esa mujer no pude ser nadie más que la gitana de la maldición.  

Sólo que ¿por qué está aquí? ¿Qué tiene que ver conmigo? Si hay alguien a quien debería buscar es a la zorra de Ángela. ¿Por qué me sigue a mí?  

Retrocedo para alejarme de esa bruja. No quiero verla más.  

NO.  

Sus ojos verdes son todo lo que veo antes de oír una bocina y que todo se vuelva negro.  
 
 
Estoy esperando por cualquier noticia. No me he movido del pasillo desde que entraron al quirófano con Ángela, a pesar de que más de una enfermera me habían dicho que fuera a la sala de espera, pero simplemente estaba reacio a alejarme. Es lo más cerca que lograré estar en sus últimos momentos, lo sé.  

Algo dentro de mí me dice que la maldición se ha cumplido. No sabría cómo explicarlo, sólo lo sé.  

Así que ahora me siento derrotado. Cualquiera que me viera lo puede adivinar. No es como si estar sentado en el suelo, con las rodillas dobladas frente a mí, y mi cabeza apenas sostenida por mis manos, dijeran lo contrario.   




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.