El legado de King

VIII. En la salida del cementerio.

El vuelo ha resultado como lo agendado, en tiempo. Ahora en las afueras del aeropuerto espero a un guía, que me ayudará a ver la casa de KING, si voy a enfrentar a mi acosador, primero me daré el lujo de conocer en persona a mi escritor predilecto, solo después tendré el permiso de morir.
-Usted debe ser el periodista -me dijo una voz tranquila.
-¿Tú eres mi guía?- pregunté casi incrédulo al niño que me había hablado, no tiene más de diez años.
-Claro, ayudo al señor King en las compras ocasionalmente, así que puedo guiarte a su verdadera casa, pero con la promesa que no le dirás nada.
- No te preocupes, mis fuentes son siempre confidenciales.

Era alrededor de medio día y el sol resplandecía con toda su fuerza, no puedo atreverme a tocar la puerta, pero la casa se ve normal,  es una casa de vecindario. Parecía casi imposible que él viviera aquí. Espere que en la acera de enfrente, la cual tenia un tronco bajo la sombra, pasaron alrededor de 60 minutos, cuando la reja exterior se abrió. Con una holgada playera negra, unos viejos pantalones de mezclilla azul y unos un par de tenis cómodos, King sacaba el bote de la basura. Aunque emocionado, logré hablar justo a tiempo antes de que entrará, me volteo a ver  y me sonrió.
-Disculpe, soy un admirador de su trabajo, podría regalarme unos minutos por favor.
-Oh seguro, tengo un poco de tiempo libre.
- En realidad sólo quería hacerle un par de preguntas acerca de escritura.- Le extendí mi copia de mientras escribo - y si pudiera firmar mi ejemplar por favor.
King volvió a sonreír. Tomó el libro y garabateo su firma con el bolígrafo que tenía en el bolsillo de su playera.
-Chico, te vas a decepcionar, pero en realidad todo lo que sé de mi oficio está en este libro, en realidad soy una persona regular que lee mucho y escribe mucho, y créeme, la mayoría de lo que escribo no es tan bueno para ser publicado. Se trata de práctica. Práctica todo lo que puedas y eventualmente tendrás algo que valga la pena, continua escribiendo y llena los espacios en blanco de lecturas.
-Pero usted no me entiende, yo estoy dispuesto a hacer lo que haga falta.
King se detuvo y afino su mirada, evaluando mi rostro, la forma en que respiro, y más que nada, la urgencia oculta en mi mirada. Después de un par de segundos, regreso a su estado amable y desenfadado. -Creo que he estado antes allí, haré un par de llamadas, tengo un amigo editor que me debe una, él te dará unos buenos consejos para pulir tus textos.
-¡Oh, grandioso! le dejo mi tarjeta con mis datos.
King se despidió estrechándome la mano y entró. No le conté de sus libros poseídos, ni qué rastreaba a un lunático que al parecer me acosaba. Probablemente le firma copias a muchos trastornados como yo. Ahora sólo me quedaba regresar y afrontar el desierto de mi realidad.


Comenzó a caer la noche mientras caminaba y las nubes empaparon la ciudad con una aura morada y húmeda, como la calma que antecede a una tormenta. Ahora me encontraba en los alrededores de un parque, tras preguntar a un par de personas, me informaron que mi hotel se encontraba justo después de aquel parque, así que para no redondearlo, decidí atravesarlo. Cómo se trataba de una especie de reserva, la iluminación no era completa, si la noche y la tormenta me atrapaban, podría perderme. Comencé a recorrer el sendero, aunque el pequeño bosque era bonito, no podía dejarme hipnotizar por la calma y la atmósfera purpura. Estaba a punto de terminar el recorrido, cuando la silueta de una animal me obligo a detenerme. Di un par de pasos para afinar la vista, y me di cuenta que era un macho cabrio. Lo consideraba macho por su tamaño anormalmente grande. ¿Qué haría un animal como éste en el parque?


Mantuve la calma y camine con paso lento, el cabrio podría moverse del sendero y dejarme libre el paso,  pero me acerque mucho y no se movía. Me miraba. Entonces me detuve, palpe las bolsas de mi chaqueta y saque mi encendedor. Prendí la llama pequeña y azulada, y la balanceaba amenazadoramente, la mayoría de animales le temen al fuego, pero el cabrio parecía inmovible. Entonces tome unas rocas del suelo y las arroje, sin intención de golpearlo, solamente quería asustarlo. Sin éxito, decidí salir del sendero y rodear lentamente al animal, que se mantuvo firme e imbatible, después logre incorporarme al sendero y continuar dejando a mis espaldas a la bestia.

Me había alejado lo suficiente para ver únicamente la silueta y un par de ojos parpadeantes dentro de la oscuridad, parecia que aquellos ojos cobraban un siniestro color rojo.
-He venido por ti.


Algo en el aire logro destruir el silencio, pero sin hacer ruido. Algo en la frecuencia había sido modificada mientras la atmósfera purpura seguía prístina, logré escuchar las palabras pero no venían de unos labios, ni de una garganta humana. Lenguaje transmutado. Gire y en la más profunda oscuridad mire al cabrio.
-Me han hablado de ti, he venido a ofrecerte un trato.

 




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