Ya casi era la hora para encontrarnos en el parque e ir a la biblioteca, así que me alisté con calma. Me puse un polo de lana manga larga color guinda, un pantalón negro y unas botas marrones hasta las rodillas. Encima, un abrigo lila y una gorra de frío del mismo color que no me incomodaba gracias a que llevaba el cabello recogido en una trenza. Agarré mi bolsa negra y salí rumbo al parque.
Allí estaban Harper y Mía. Harper llevaba un polo corto verde agua que le llegaba al ombligo, un pantalón suelto fucsia, zapatos negros y el cabello castaño atado en una cola alta. Mía, en cambio, vestía un overol con un polo verde manga larga y el cabello suelto. Yo era la única que estaba abrigada, pero no me importó. Mis amigas estaban tan acostumbradas al frío que ya ni lo sentían.
—Hola, chicas. Como ya estamos todas, vamos a la biblioteca. Tenemos mucho que averiguar —dije con una sonrisa sutil, aunque en el fondo me sentía algo emocionada. Amo los libros… para mí, la biblioteca es el paraíso.
—¡Hola, Emma! Sí, vamos —dijo Harper.
Mía y yo asentimos y comenzamos a caminar por el puente del parque que nos llevaría a la biblioteca.
Cuando llegamos, no pude evitar quedarme con la boca abierta. La biblioteca era enorme, con estantes altos repletos de libros, mesas grandes de madera y luz cálida entrando por los ventanales.
—Wow… es hermosa. Me encanta —dije admirando el lugar.
—Sí, es verdad. Amo los libros, y comparto tu opinión —respondió Mía con una gran sonrisa. Yo le devolví la sonrisa.
Harper nos miró como si nos hubiera salido otra cabeza.
—Chicas… no entiendo cómo se emocionan con una simple biblioteca llena de libros y puro silencio —comentó, rodando los ojos.
—¡Harper, no digas eso! La biblioteca es un portal que lleva a diferentes mundos y épocas —replicó Mía, frunciendo el ceño.
Y tenía razón… los libros son magia. ¿Cómo no ver eso?
—Bueno, chicas, venimos aquí a investigar. Así que vamos a la sección de historia —dije rápidamente para cortar la discusión antes de que escalara.
—Es verdad. Vamos —respondió Harper, ya un poco más seria.
Caminamos hacia el pasillo cinco, donde estaba la sección de historia. Las tres empezamos a buscar entre los libros.
—¡Chicas, lo encontré! —anunció Mía señalando un libro grueso con letras doradas que decía: Wald der Schatten: historia y datos desconocidos.
—Vaya, sí que es grande —dijo Harper, impresionada por el tamaño.
—Y pesa muchísimo… —añadió Mía, haciendo una mueca.
—Yo te ayudo —le dije, cargando el libro. Aunque, siendo sincera, parecía que estaba levantando pesas de 80 kilos.
Nos sentamos en una mesa con cuatro sillas y abrí el libro. Comencé a leer en voz alta:
—Wald der Schatten, también conocido como "el bosque de las sombras", fue fundado por el alemán Maximilian von Feuer en 1894. Es un pueblo reconocido por tener una infraestructura rural muy sofisticada, además de estar dominado por la estación de invierno todo el año.
—Vaya… eso tiene mucho sentido —murmuré, pasando la página con cuidado.
—Tenemos que encontrar pruebas o pistas, razón por la que estamos aquí —les recordé, y seguí leyendo.
—Las familias más poderosas del pueblo son cinco: Rinaldi von Feuer, Sullivan de Sousa, Reed Villarreal, Morgan Meyer y Miller Winterfeld.
Me quedé en shock al ver ese nombre.
—¿Eliot…? ¿Su familia es una de las más poderosas? —dije sorprendida.
Pasé la hoja, y el libro mencionaba algo llamado Unerwünschte Familien, "familias no deseadas". Solo había cuatro: Jones, Benski, Brooks y Grace.
—¿Qué es esto? —pregunté confundida—. Esta página está subrayada con rojo… parece sangre.
El estómago se me revolvió. ¿Era real o solo tinta? De pronto, Harper respondió con una seriedad que me inquietó.
—Emma, después te explico. Sigue leyendo —dijo sin mirarme.
Volteé hacia Mía. Tenía la cabeza gacha. Algo estaban ocultando. No era momento para cuestionarlas, pero luego sí lo haría.
Seguí leyendo en voz alta:
—La familia Rinaldi von Feuer es una de las más poderosas. Su fortuna asciende a millones. Aquí está su árbol genealógico...
Detuve la lectura en seco.
—¡No puede ser…! —susurré—. ¡Es Renzo! Su foto está aquí…
Renzo Alessandro Rinaldi von Feuer. Estaba allí, claramente. Sus ojos, su sonrisa… la misma expresión del fundador, Maximilian. Me recorrió un escalofrío.
—Wow… ya capté todo —dijo Mía con un tono de sorpresa mezclado con miedo—. Ahora entiendo por qué su actitud es así... horrible.
—¿Estás hablando de Renzo? —pregunté, aún confundida—. Lo conocí esta mañana. Parecía un chico amable… profundo. Aunque sí, algo en su actitud me hizo sentir incómoda. Ahora que lo pienso, su mirada era... perturbadora.
—Sí, hablamos de Renzo. Pero Emma, no puedes confiar en él. No es lo que parece —dijo Harper con un tono duro que me asustó.