Después de 30 minutos muy silenciosos de viaje llegan hasta la entrada del “Greenwood memorial”, Victoria le hace una seña a Klaus para que descienda en silencio mientras toma su mochila con todo su arsenal.
-No parece haber nadie -dice desconfiada.
-Son las 03:37 de la mañana, te aseguro que no muchas personas vienen al cementerio a esta hora. Hay que respetar a los muertos -dice Klaus haciendo la señal de la cruz.
-Este no es un cementerio real tonto -se burla Victoria- mi gente creo este lugar para tener un espacio de encuentro. Aquí se hacen rituales, ceremonias y ese tipo de cosas.
-¿Dices que no hay nadie enterrado aquí? -pregunta confundido.
-Mira -dice Victoria apuntando una lápida- Nathaniel Berlusconi ¿qué clase de apellido es ese?
-Ese es mi apellido -dice Klaus
-¿Klaus Berlusconi? ¿En serio? -pregunta Victoria intentando no reír.
-Es italiano y en realidad es Niklaus.
-Bien es lindo… no muy común, pero muy bonito.
El chico se sonroja mientras Victoria le da una sonrisa. Les toma solo unos minutos llegar hasta el centro del lugar encontrándose con la imponente escultura de frente, media casi dos metros y exhibía perfectamente la belleza de la gorgona de la cabeza hasta los pies. Estaba rodeada de pasto y flores además de velas consumidas, Victoria toma el encendedor que llevaba y enciende un par de ellas.
-¿Ahora qué? -pregunta Klaus.
-Un sacrificio rojo -repite Victoria- sacrificio de sangre.
Toma uno de los cuchillos que había introducido en su bota y taja su mano haciendo una herida pequeña pero profunda.
-¡Qué haces! -grita Klaus tomándole la mano- pude hacerlo yo.
-Muchas gracias Romeo, pero debe ser mi sangre -alega alejándole la mano- dijiste que no ocasionarías problemas… puedes estar tranquilo, no pasara nada.
Victoria pasa su mano ensangrentada sobre los pies de la figura y se aleja rápido, observa por unos segundos, pero no sucede nada, vuelve a pasar su mano esta vez por la cabeza y nuevamente no hay ninguna reacción. Desesperada exprime su mano liberando un aluvión de sangre sobre la figura y el pasto que la sostenía, pero otra vez… nada. Se queja del dolor, pero para ella no es suficiente, toma el cuchillo y hace un corte en su otra mano.
-¡Ya basta! -dice Klaus- no es solo la sangre, hay algo más que aún no entendemos.
-Mamá dijo que solo era necesaria la cabeza -dice- que tal si debemos separar la cabeza del cuerpo.
-Eso tiene sentido, porque en realidad no se sabe nada del cuerpo de Medusa -dice Klaus- lo importante es su cabeza.
Ambos dirigen la mirada hacia la cabeza y lentamente se van uniendo las ideas. Victoria empuña la espada con fuerza y tira a Klaus hacia atrás indicándole que se cubra. La muchacha camina unos pasos hacia atrás y respirando profundo corriendo con gran velocidad contra la figura, cuando está a pasos de llegar da un salto que le permite de un solo golpe separar la cabeza del cuerpo de piedra. El gran bulto rueda por el piso y todo el cuerpo inferior que aun yacía anclado al suelo se comienza a desvanecer como polvo. Klaus se acerca y toma la cabeza acercándola a Victoria que cansada y con una gran pérdida de sangre aun no lograba levantarse.
-¿Estas bien? -pregunta Klaus.
-Si… tranquilo.
Klaus miraba a su pálida amiga quien demuestra clara debilidad, apenas podía mantener los ojos abiertos y los cortes en sus manos no paraban de sangrar. Klaus pone su brazo en la espalda de Victoria y la ayuda a levantarse.
-Vamos a casa -dice- podemos llevarla a casa y tu madre puede ayudarnos.
-No conf… no confió en mi familia -responde adolorida- si la llevamos a casa mi abuela y Miranda tendrán todo lo necesario para hacer un caos… No imaginas las atrocidades que son capaces de hacer.
-Pero estás débil y no tenemos idea de que debemos hacer -la toma de las mejillas- debemos volver.
Victoria asiente y Klaus rápidamente esconde la cabeza en la mochila para cargar a su delgada pero fuerte amiga hasta la salida.
-Que decepción -dicen desde atrás- apenas dos cortesitos y terminaste así… que fuerte eres sobrina.
Victoria se voltea con ferocidad, podía reconocer la odiosa voz de su tía, sabia que Miranda no podía solo quedarse mirando como ella se llevaba todo ese poder… ese poder debía ser solo para ella.
-Eres tan inútil como tu madre -dice sacando una daga afilada y moviéndola entre sus dedos.
-No dejare que te lleves la cabeza -responde Victoria aun sin fuerzas.
- “El término de una condenación” -recita- ¿aun no lo ves?
Victoria lo repite en su cabeza, pero no logra descifrarlo. Miranda se pasea entre ambos jóvenes y sin avisar toma a Klaus del cuello jalándolo hacia atrás dejando a Victoria de rodillas en el suelo.
-Mi estúpida hermana tampoco lo descubrió -repite poniendo la daga en el cuello del muchacho- que tan ciega o inútil debes ser para no entender algo tan sencillo cuando la respuesta está frente a tus ojos. “El término de una condenación” -repite- es tu condena. Debes morir a manos de tu amado.