No me muevo.
Ni siquiera parpadeo. Todo a mi alrededor se desvanece un instante. Solo él está frente a mí. Ashton. Quieto, esperando, como si tampoco respirara.
Mi corazón late sin control. No es solo la sorpresa. Hay algo más.
Las palabras de Isira cruzan en mi mente, claras y rápidas: "Los que están cerca son los que más daño pueden hacer".
Y ahí está Ashton, sin máscaras, sin esconder nada. Frente a todos.
No sé cómo debería reaccionar, pero no siento peligro. No ahora. No con él.
El aire vuelve. Trago saliva y una sonrisa se dibuja, sin que pueda evitarla.
—Sí —susurro, con la voz baja y una sonrisa que apenas logro controlar.
No es un "sí" fuerte ni de película. Es uno real, que sale del pecho.
Ashton exhala, sin disimular. Respira hondo, soltando el aire que llevaba acumulado.
Da un paso y me abraza.
Firme. Seguro. Sin exagerar.
Cierro los ojos. No pienso en la gente ni en los aplausos. En este momento, no importa. El ruido queda lejos.
Le regreso el abrazo dejando que su olor y su calor me envuelva.
Ashton se separa apenas, lo justo para mirarme.
Las frentes casi se tocan. Lo tengo tan cerca que trago con dificultad. Siento la respiración atrapada en la garganta.
—Joder... —murmura, con una media sonrisa que no termina de formarse—. Tenía miedo de que dijeras que no.
Se me escapa una risa leve. Casi nerviosa. No sé si por lo que dijo o por lo cerca que está.
Él baja un poco la cabeza y me da un suave beso en la frente.
Me quedo quieta, con los ojos cerrados y el pecho agitado.
Cuando se separa, el ruido vuelve de golpe.
Aplausos. Gritos. Voces que antes estaban lejos, ahora se sienten encima.
André, Jonás y Lena celebran entre risas.
Es confuso, ruidoso... pero bonito.
Miro a un lado. Sophie está más atrás aplaudiendo con una semi sonrisa.
Y entonces lo veo a él.
Lukas. De pie, brazos cruzados, mirando a Ashton. No es una mirada agresiva, pero pesa.
Como si una parte de él ya lo supiera, pero no quisiera admitirlo.
No dice nada. No aplaude. Solo aprieta un poco la mandíbula.
Hasta que suelta, medio en broma, medio en serio:
—¿Y el Oscar al mejor espectáculo romántico... pa' cuándo?
Ashton gira del todo hacia Lukas, sin soltarse de mí.
—¿Te gustó? —le dice, sin una pizca de burla, solo con ese tono suyo tan claro que no necesita subir la voz para hacerse sentir—. Porque no voy a pedir disculpas por hacerlo bien.
Lukas alza una ceja. Por un segundo parece que va a decir algo más, pero luego se encoge de hombros y suelta una risa corta.
—Solo no la cagues. —responde, menos tenso.
Ashton asiente sin soltarme todavía.
Nadie dice nada por un momento.
Jonás y Lena se acercan sonriendo, tranquilos.
Lena me lanza una mirada rápida —"¿viste?"— y se cruza de brazos con media sonrisa.
—Bueno —dice Jonás, soltando una carcajada suave—. No sé ustedes, pero esto superó cualquier ensayo que hubiéramos podido hacer.
—Yo te dije que iba a salir bien —agrega Lena, mirándome con una mezcla de orgullo y ternura—. Pero no esperaba que dijeras que sí tan rápido. Pensé que nos ibas a hacer sufrir un poquito más.
—Yo también pensé que se iba a hacer la difícil —murmura Jonás, levantando las cejas como si hablara de una película—. Pero no, fue directo al corazón.
Me río bajito, sin poder evitarlo. Mi cuerpo sigue algo tenso, pero ya no como antes. Poco a poco, empiezo a soltar el aire.
—Idiotas —susurro, negando con la cabeza.
—Sí, pero idiotas funcionales —responde Lena, levantando una mano para chocar los cinco con Ashton—. Lo logramos, socio.
Ashton le da el choque de manos y asiente con una media sonrisa, sin decir nada. Como si prefiriera no romper el momento.
—Gracias —les digo, sin tener que especificar a quién va dirigido. A los tres. A todos. Porque sin ellos esto no habría pasado así.
Jonás se inclina un poco, teatral.
—A sus órdenes, señorita del baile.
Sophie se acerca, sin apuro y con los brazos cruzados. Da la impresión de que lleva rato escuchando.
—Bueno, al menos ahora todo tiene sentido.
—¿El qué? —pregunta Lena.
—Las evasivas. La forma en la que él la miraba... y ella hacía como que no se daba cuenta —contesta Sophie, como si fuera obvio.
—Sophie... —digo, entre risas—. ¿Has estado tomando apuntes de todo esto o qué?
—Mentalmente. Siempre. —Y se encoge de hombros—. Solo me gusta entender el mapa completo.
—Eres un caso —murmura Jonás, negando con la cabeza.
—Te salió bien lo de la guitarra —le dice Ashton a Jonás, riendo bajo, cerca de mí—. Aunque casi me haces llorar con esa canción triste del inicio.
—Era para suavizar el terreno —le responde Jonás, fingiendo orgullo—. A ti te toca el show, yo pongo el drama.
Ashton se aleja un poco y va hacia los del equipo. Choca manos, algunos abrazos con palmadas, bromas rápidas, risas. Se nota que están contentos de haber sido parte del plan.
Antes de irse, André y Max —él es el alto, moreno, sonrisa fácil— se acercan al grupo. André le lanza a Ashton un gesto con la barbilla.
—Quedó brutal —dice con tono relajado, mirando a todos—. Pero nos toca seguir. Hay práctica en veinte.
Max da un paso hacia Lena.
Solo la observa un instante, como midiendo hasta dónde puede llegar sin cruzar la línea.
—Entonces... ¿pasó por ti esta noche?
Lena le sonríe, ladeando un poco la cabeza. Su tono se vuelve juguetón, sin rodeos.
—Claro, me escribes —dice, sin dudar, con esa naturalidad que desconcierta un poco a Max.
A el se le ilumina el rostro de inmediato. Asiente, todavía con algo de vergüenza, pero sin poder ocultar la sonrisa.
—Perfecto. Entonces hablamos —responde, un poco más confiado, y da un paso atrás para unirse a André.
André le da una palmada a Max y le lanza una mirada cómplice. Ambos se alejan relajados, mientras Lena se queda con una sonrisa que no se le va.
Editado: 14.09.2025