El legado oculto de Leah

Capítulo V

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En ese momento el Rey entró y me vió sentada en su escritorio leyendo aquel documento. Por un segundo juré haberle visto palidecer. Rápidamente me puse de pie mirándolo con los ojos bien abiertos.

—L-lo siento, estaba cansada y...—Intenté excusarme.

—¿Quién dijo que podías sentarte en MI escritorio? Y peor aún, ¿Leer mis documentos de trabajo?—. Me interrumpió en un tono irritado y algo nervioso mientras se acercaba a paso rápido hacia mi para arrebatarme la hoja de las manos.

—Lo siento, de verdad, lo siento, no leí nada, ¡Lo juro!— Exclamé temiendo perder este puesto que tanto luché por conseguir.

—Retirate de mi despacho. Ahora.— Prácticamente escupió las palabras mientras me señalaba la puerta con el dedo.

—Si, su Alteza, disculpe las molestias—. Dije al borde del llanto mientras cerraba la puerta detrás de mi e iba corriendo a buscar a Miriam a contarle lo que había sucedido sin siquiera molestarme en regresar a tomar mi collar.

 

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—¡¿Que hiciste qué?! —Exclamó Miriam.

—Estuvo mal, lo sé, ¡Y me disculpé! Pero no fué suficiente, estaba muy molesto conmigo. ¿Crees que van a echarme? Miriam, no puedo perder este trabajo, necesito el dinero—. Exclamé alterada, presa del pánico.

Miriam con expresión preocupada me abrazó con fuerza a la vez que acariciaba mi espalda en movimientos circulares tratando de calmarme.

—Tranquila, todo estará bien—. Susurró en un tono tranquilizador sin dejar de acariciar mi espalda y dar algunas pequeñas palmaditas en esta. —Estuvo mal lo que hiciste, sí, pero no creo que sea para tanto como para echarte. Además, ¿Por qué se molestaría si leyeras algo? Ya todos sabemos en la mala situación que se encuentra el pueblo, no tiene caso seguir ocultándolo.

—No, Miriam, no lo entiendes. Creo que leí algo que no debía—. Susurré angustiada, con miedo de que alguien pudiera oírme.

—¿A qué te refieres? ¿Qué decía el documento?— Inquirió.

—No entendí muy bien a lo que se refería pero creo que era  una carta escrita por el antiguo Rey—.

—¿Una carta del antiguo Rey? ¿Qué decía la carta?—.

—No lo sé, hablaba sobre que lamentaba mucho haber sido un mal Rey, por haberse descuidado y permitir que vinieran a atacar el Reino. ¿Te imaginas lo antigua que es esta carta? Debe estar hablando sobre ese incidente en dónde ocurrió la desaparición de la princesa—.

Miriam frunció el ceño a la vez que escuchaba con atención mis palabras.

—Pero no pude terminar de leerlo, en ese momento apareció el Rey y me echó de su despacho... Pero hablaba sobre la posición que tendría la princesa si fuera encontrada—. Intenté recordar todo lo que pude pero fué en vano, casi no había leído nada.

—Leah, escucha. — Me tomó  de los hombros buscando mi atención. Cuando la tuvo, continúo. —Tienes que conseguir ese papel y tú collar lo antes posible—. Habló con semblante serio.

—Lo sé, intentaré hacerlo, solo necesito un momento de distracción para entrar a su despacho donde él no esté.

—Normalmente los jueves suele desayunar en el Gran Salón con la Reina, podrías intentar.

—¿Y que día es hoy?—.

Miriam me miró con una expresión de "¿En serio?" antes de hablar nuevamente. —Hoy es martes.

—Ah, cierto. Bueno, eso, el jueves intentaré—.

—Suele demorarse unos 30 minutos en bajar, leer el periódico y comer, así que tendrás que ser rápida—.

—Lo sé, lo sé. Seré una máquina—.

 

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Ya era jueves, Miriam estaba sirviéndole el desayuno al Rey y a la Reina, tratando de demorarse todo lo que pudiera pero sin ser demasiado obvia.

Dejé que pasaran unos minutos en lo que los guardias hacían cambio de turno para escabullirme a hurtadillas en el despacho del Rey. Rápidamente comencé a buscar entre cajones, carpetas, libros, prácticamente por todos lados pero sin éxito. Hasta que miré hacia la izquierda, el plateado color de mi collar brillaba a la luz de los rayos de sol que atravesaban la ventana desde un pequeño asiento puesto junto a la puerta, rápidamente lo tomé y lo guardé en mi bolsillo para seguir con mi búsqueda. Estuve unos cuantos minutos buscando pero en vano, estaba por rendirme e irme ya que aún tenía miedo de ser descubierta pero decidí tocar debajo del escritorio, a ver si había alguna especie de compartimento como en los libros que solía leer en la biblioteca pública cuando aún estaba en el pueblo. Para mí gran sorpresa, la carta estaba escondida debajo del escritorio de manera que solo podías verla si la tocabas. Rápidamente la saqué y comencé a leerla a toda prisa, el tiempo se agotaba y en cualquier momento el Rey podría aparecer.
 

Para mí querido sobrino.

“Lamento tener que darte este cargo tan grande a tan temprana edad, no era algo para lo que te habían preparado ni algo que estuviera planeado pero ya no podía soportar seguir en un cargo que ya no merecía. Cometí el gran error de descuidar el reino y a consecuencia de esto perdí a mi esposa, a mí hija y la confianza de mi pueblo. La culpa me carcome por dentro todos los días de mi vida desde aquel día. Así que desde hoy te pido por favor, sobrino mío, que seas capaz de tomar mi lugar y ser el próximo Rey de Cawüsski hasta el día que mi querida hija pueda volver. Aún tengo la esperanza de que pueda hacerlo así que tal y como lo hablé contigo hace unos días, si mi amada hija vuelve, automáticamente se le otorgará el lugar de Reina y serás retirado de tu cargo. La única manera de comprobar que sea mi querida hija es colocando el collar original de la realeza sobre en el centro de la flor de loto que está en el Lago de polares. La única manera de saber que es ella es haciendo esto. Y solo puede hacerse en una noche de  luna llena, a media noche. Si ha pasado tan solo un minuto desde la media noche, todo habrá sido en vano. Por favor, solo asegúrate de que vuelva. Dicho esto, te agradezco por tu esfuerzo y dedicación por aprender lo necesario para mantener el pueblo conforme. Sé que este pueblo está en buenas manos. Cuídate, sobrino.”



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En el texto hay: hola

Editado: 23.06.2024

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