El legado Pendragon I: En busca de la Leyenda

Capítulo 1

-¿Te gusta este conjunto?- miré a Bethany, mi compañera de piso, en cuanto me habló. 

Llevaba puesto una camisa con mucho escote con la que se le veía el ombligo y unos vaqueros oscuros ajustados. Era muy diferente a mí físicamente ya que era muy morena, debido a sus días de verano que había pasado tomando el sol en la playa. Su pelo rubio le llegaba por encima de los hombros, en el cuál se había hecho unas hondas que le quedaban bastante bien, lo que le resaltaba sus ojos marrones. 

-Sí, te queda bastante bien.- dije antes de volver mi vista al libro que tenía en las manos. 

-Seguro que a Samuel le encanta, no dudo de que se lanzará a mis brazos en cuanto me vea.- dijo mientras daba vueltas sobre la alfombra para verse en el espejo en todos los ángulos posibles. 

Vivíamos las dos juntas después de un par de semanas de conocernos, me acogió en su casa sin pensarlo cuando salí del hospital. Este piso estaba bastante bien en comparación con el estudio en el que me habían ofrecido los primeros días que pasé en este pueblo, cada una tenía su propia habitación, y al menos el baño sólo era para nosotras dos, ya no tenía que compartirlo con otras cinco personas. 

La mayor parte del tiempo la pasábamos en el salón ya fuera hablando de cualquier cosa o cada una en cualquier cosa que estuviera haciendo, y por eso se había convertido en mi mejor amiga. Éramos capaces de estar en la misma habitación sin decirnos una sola palabra sin sentir incomodidad en ningún momento. Cuando no estábamos en el apartamento, trabajamos en la cafetería de la esquina, la más transitada del pueblo.

Volví a mirar un instante a mi amiga, el motivo de haberse comprado ropa nueva era porque esta noche empezaba una semana de fiestas, donde se celebrará la llegada de los fundadores de aquel pequeño pueblo en medio de Escocia. Habíamos quedado esa tarde con unos amigos para ver la apertura de las fiestas, al parecer siempre lo hacían con fuegos artificiales. La primera vez que vi esa fiesta fue tras la ventana de la habitación del hospital, hacía ya casi un año. No pude evitar recordar aquellos días, despertar en el hospital, el edificio completamente quemado, y todas aquellas familias afectadas. Bethany sabía que esa era la razón por la que no me apetecía ir a celebrar nada, pero la doctora Kirkpatrick me había dicho que tenía que salir, que hiciera vida normal, y más cuando se acercaba el aniversario de mi accidente, así que no me quedó más remedio que ceder. 

-Anna, ¿me estás escuchando?- Me dijo mi compañera lanzándome un cojín a la cabeza. No me había dado cuenta del tiempo que me quedé absorta en mis pensamientos. Ese nombre me lo había puesto ella, Anastasia, Anna de forma cariñosa, por un personaje histórico que al parecer era una princesa que había perdido la memoria, y por algún motivo, quería que mi historia fuera así de emocionante, cosa que yo dudaba enormemente.

-Sé que ha pasado casi un año desde lo que te pasó, pero tienes que salir y despejarte, ya te lo dijo la doctora varias veces.- dijo en un tono de preocupación mezclado con cariño. 

-Sí, lo sé- forcé una leve sonrisa a ver si se daba por vencida, y por lo que parece, funcionó. 

-Perfecto, pues vamos a ver qué puedes ponerte.- Tiró de mí hasta hacerme levantar para llevarme en dirección a mi habitación y me sentó sobre la cama con un leve empujón. Al darse la vuelta, abrió el armario y sacó prácticamente toda la ropa que había en su interior, que no era mucha. 

Después de demasiado tiempo haciendo que me cambiara de ropa, probandome todas las piezas de ropa que tenía, al fin decidió lo que me pondría, pasó otro rato peinándome y maquillándome, sin saber qué era lo que estaba haciendo exactamente, hasta que pude verme por fin en un espejo. 

Llevaba un vestido negro, que me cubría hasta por encima de la rodilla, con un fino cinturón rojo, era ajustado por la parte de arriba y más holgado a partir de la cadera. También llevaba unas medias y unos botines rojos a juego con el cinturón del vestido. 

Me había maquillado de una manera bastante sencilla pero se notaba y me veía muy bien. Me recogió el pelo en una trenza medio suelta, y unos mechones me caían a ambos lados de la cara. Hacía mucho tiempo que no me miraba tanto tiempo en el espejo, nunca me había sentido tan guapa como ese día, al menos no que yo recordara, lo que me limitaba a un solo año de mi vida. 

Bethany se colocó a mi lado mirándonos a ambas en el espejo y ambas sonreímos. Puede que ahora sí tuviera ánimos para la apertura de las fiestas. 

 

Al salir más tarde del apartamento ya nos estaban esperando el resto de nuestros amigos. Samuel, el más alegre y alto del grupo, siempre con la funda de su guitarra a la espalda. Era el novio de Bethany y, al vernos salir nos abrazó a las dos de una forma casi asfixiante durante varios segundos.

-¡Vaya!- dijo Samuel al separarse de nosotras mirándonos con detenimiento.- Estáis guapísimas.

-Muchas gracias Sam. Tú tampoco estás nada mal.- dijo Bethany mientras le rodeaba con sus brazos. 

Al mirar detrás de ellos vi al resto del grupo, nuestros compañeros de trabajo en la cafetería. Samantha, la camarera punk tan callada como siempre, Daniel y David, los cocineros de los mejores platos y bocadillos de todo el pueblo, eran hermanos y, aunque David era dos años mayor, eran muy parecidos, ambos con el pelo castaño y los ojos verde oscuro. Y por último estaba Ámber y Christian, ella era rubia y bastante alta, se encargaba de tocar el teclado en los días que había espectáculos en la cafetería, y él tocaba la guitarra. Christian era un gran amigo mío, fue él quien me consiguió el trabajo cantando mientras ellos tocaban las canciones. 




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