Aún estaba dormida cuando noté los primeros rayos de sol de la mañana sobre mi cara, pero no quería despertar, me sentía muy cómoda en ese lugar acostada, hasta que noté movimiento a mi alrededor. Abrí un poco los ojos y pude ver los brazos de Kyle aún rodeándome, tal y como estaba cuando me quedé dormida. Lo miré un par de segundos antes de levantarme lentamente para evitar que se despertara, pero fue en vano. Pude ver cómo abría los ojos al mismo tiempo que apartaba los brazos de mi cintura y se incorporó hasta quedar sentado a mi lado.
-Buenos días.- dijo aclarando un poco su garganta mirando a su alrededor.
Yo también miré lo que nos rodeaba y me percaté de que casi todo lo que había en la cueva la noche anterior, ya no estaba. Ni siquiera veía a Eric y a Hillary. Mi corazón se aceleró al pensar que podría haberles pasado algo y me puse en pie para ir en dirección a la salida.
-Ah, ya estáis despiertos.- Hillary entró en la cueva en cuanto dí dos pasos y no pude evitar un suspiro de alivio.- Creía que íbamos a recoger todo esto nosotros solos. Ayudadnos con el resto, por favor.
-Creí que os había pasado algo.- dije mientras le ayudaba a guardar las pocas cosas que quedaban en las bolsas.- Casi me da algo cuando me desperté y no estaban aquí.
-Siempre has tenido un sueño muy profundo.- La voz de Eric me sorprendió tras de mí y le sonreí al pasar junto a él acompañada de su hermana.
En cuanto todo estuvo recogido y comimos algo rápido, salimos de aquel lugar sobre nuestras monturas, de nuevo guiados por Kyle. Hillary y yo seguimos montando el mismo caballo tras él, y Eric detrás de nosotras, guardando nuestras espaldas.
-No estamos lejos de Fasgadh.- dijo ladeando un poco la cabeza para que le pudiéramos escuchar.- Es posible que lleguemos sobre el medio día. Allí podremos comer algo, y planear por dónde seguir el camino. Siena, dijiste que sabías a dónde teníamos que ir, así que buscaremos un sitio donde podamos hablar de todo eso con tranquilidad.- Al decir esas palabras, Hillary miró a nuestro alrededor con algo de miedo en sus ojos, y coloqué mi mano sobre la suya para tranquilizarla.
-Tranquila, todo va a ir bien.- dije en un susurro.
-Nunca había salido de la ciudad.- Esas palabras me tomaron por sorpresa, y entonces recordé lo que había pensado días antes. No quería poner a nadie en peligro innecesariamente, pero sabía que Hillary no habría dejado a Eric venir sabiendo que ella estaría preocupada en el castillo, sin saber cuándo volvería, o si por el contrario no regresaba nunca más.
Ese pensamiento hizo que sintiera un fuerte peso sobre mi pecho y me prometí a mi misma que nunca permitiría que le pasara nada malo. Pensaba protegerla con mi vida si hiciera falta.
-Nunca dejaré que te pase nada Hill.- dije apretando su mano con un poco más de fuerza.- Siempre estaré a tu lado.
Pasaron un par de horas hasta que por fin el terreno se volvió más regular. Ya no se veía tanta cantidad de árboles a nuestro alrededor por lo que sabía que estábamos llegando al límite del bosque. Me sorprendí al ver cómo Kyle detenía su caballo, esperando a que el resto nos quedáramos a su lado y fue entonces cuando me miró directamente. En sus ojos pude ver una inmensa tristeza y no llegué a comprender qué intentaba decirme con esa mirada.
-¿Ocurre algo?- dije al ver a Kyle bajando de su montura, tendiendome la mano para que bajara con él.
-Antes de llegar a Fasgadh tengo algo que mostrarte.- desmonté del caballo con la ayuda de Kyle y miré extrañada a los hermanos que me miraban también con atención, pero no pude descifrar lo que intentaban transmitir.
Recorrimos a pie los últimos metros de árboles hasta que llegamos a una llanura en medio del bosque. Observé aquel paisaje con atención, era una llanura bastante amplia y podía ver a lo lejos una estructuras de piedras bastante grandes. Me pareció extraño, pues más allá de aquellas rocas a lo lejos, no había nada más que árboles.
-No entiendo qué es lo que quieres enseñarme.- miré a Kyle confundida y éste comenzó a caminar sin bajar la mirada, pero sus ojos seguían colmados de tristeza. No supe si era buena idea o no decirle algo, pero me limité a seguirlo.
A medida que llegamos al centro de la llanura, veía aquellas rocas con mayor definición y sobre ellas vi algo que me resultaba familiar. Ralenticé mis pasos sintiendo cómo mi corazón se acelera sin control, hasta que me detuve por completo al estar frente aquel monumento. No podía apartar la vista, pero Kyle estaba delante de mí, y me percaté de cómo agachaba la cabeza antes de hincar una rodilla en el suelo.
Mis padres. Mis padres estaban ahí, sobre aquella roca. Sus últimos instantes de vida se habían inmortalizado en la roca, eso es lo que les hizo aquel hechizo, se sacrificaron quedando petrificados allí para siempre. Recordé aquel día como si hubiera sido ayer. Esa era la roca donde subí junto a ellos escapando de las armas de nuestros enemigos. Esa era la roca donde mi madre había hecho aquel hechizo mientras mi padre la protegía. Esa era la roca donde mi madre abrió el portal para mandarme a la Tierra después de darme el amuleto, el cual comenzó a palpitar, notando cómo calentaba levemente mi pecho.
Me acerqué lentamente y me di cuenta que en la base de la roca, habían colocado diversas ofrendas. Había jarrones con flores marchitas, juguetes de algunos niños, que el paso del tiempo los ha desgastado. Alguien había dejado una espada, alrededor de la cual había crecido hierba y flores envolviendola. Era su tumba.
#425 en Fantasía
#76 en Magia
#2073 en Novela romántica
fantasia, magia amor romance misterios, magia amor aventuras guerras muertes
Editado: 23.03.2024