La música ya se había detenido del todo cuando mis padres llegaron frente a mí y antes de que me diera cuenta, ambos me estaban abrazando con fuerza, y toda la gente de nuestro alrededor había desaparecido. Entonces mi mente se llenó de todos los recuerdos que había perdido, recordé todo lo que viví junto a mis padres, toda mi vida en la ciudad, mis clases de magia con Aldair o con mi madre. Los entrenamientos con Kyle, mi padre y el general Mackay. Todo me parecía un sueño, el mundo que me rodeaba comenzaba a dar vueltas hasta que me fallaron las piernas, pero el abrazo de mis padres me sostuvo.
-Mi pequeña.- La voz de mi padre hizo que las lágrimas cayeran descontroladas sobre mis mejillas y mi madre se acercó para que alzara la mirada hacia ellos.
-Estamos muy orgullosos de ti, debes continuar como hasta ahora. Confía en tí misma.- Al decir eso colocó su mano sobre mi pecho y noté cómo el colgante que llevaba comenzaba a palpitar, y me otorgó una fuerza que hacía mucho tiempo que no sentía.
-Siento haber tardado tanto en regresar.- dije con un nudo en la garganta.- No podía recordar quién era, yo…
-Cariño, no tienes que disculparte por nada.- mi padre colocó su mano sobre mi hombro y lo miré con atención.- Llegaste en el momento que tenías que llegar. Como dijo tu madre, lo estás haciendo muy bien, y debes seguir tu camino tomando las decisiones con el corazón. Recuerda que pase lo que pase estaremos a tu lado. Siempre.
Al terminar esa frase, escuchamos una puerta cerrarse con fuerza tras de mí, y todos miramos en esa dirección, mis amigos habían llegado y estaban mirando atónitos la escena que tenían delante de sus ojos.
-Siena, apártate de ellos.- Kyle y Eric habían desenvainado sus armas y miraban las dos figuras que estaban a mi lado con el ceño fruncido.
Fui a responder cuando Hipatia se colocó delante de ellos con los brazos en alto.
-¡No, parad! No lo entendéis.- Ambos miraron a la chica extrañados, pero no bajaron sus armas.- Este lugar es tierra pacífica, pura, y no porque así lo decidieron los primeros reyes. Aquí las almas de las personas de corazón puro viven en paz hasta que se concluyan sus asuntos pendientes.
-Así es.- dijo la voz de mi madre a mi espalda.- En cuanto llega el momento indicado, cuando alguien lo necesita, Dagda permite que este lugar sea una conexión entre ambos mundos.
-Señor Collen.- Mi padre dio un paso hacia adelante haciendo un gesto a Kyle para que se acercara, y este hizo lo que le indicó, seguido por el resto de mis compañeros.- Muchas gracias por traerla de vuelta.- dijo una vez lo tuvo enfrente.- Ya te lo dije hace años, siempre hemos sabido que tenéis una conexión especial, y me alegra que no hayas perdido la esperanza como hizo el resto.- acabada su frase hizo un gesto inclinando la cabeza ante Kyle, y mi amigo bajó la mirada.
-Sí, pero…- mi madre se acercó a él y nos miró a ambos con el ceño fruncido.- Algo ha cambiado, hay algo más. Siento una conexión incluso más fuerte ahora.- Mi madre sostenía mi mano con fuerza, y acercó su mano libre sobre el pecho de Kyle.
En el momento en el que lo rozó, una fuerte luz blanca emanó de su contacto, haciendo que tuviera que girar la cabeza para proteger mi vista de esa luz, y tras pocos segundos la luz se apagó por completo. Y la mirada de mi madre fue aún más confusa que unos segundos antes.
-Tú estuviste aquí, fue poco tiempo, pero estuviste muerto.- al escuchar sus palabras miré a Kyle recordando la noche del baile en el castillo, recordé cómo Alistar había dañado de muerte a Kyle y a la mañana siguiente estaba casi sin un rasguño.- Siena te trajo de vuelta. Tienes el poder de entregar parte de vida, literalmente, hija mía.- Miré a mi madre con curiosidad, pues recordaba haber leído algo de eso, pero era un poder muy antiguo.- Parte de tí vive ahora dentro de Kyle.
Crucé mi mirada con la de Kyle durante un segundo recordando todo lo que hemos vivido en estos días y pude sentir como mi corazón se acelera, tal vez era esa la razón por la que me sentía tan unida a él en esos momentos.
-No queda mucho tiempo, esto no durará para siempre.- dijo mi padre mientras podía ver cómo comenzaba a desvanecerse, y mi madre continuó
-Queríamos deciros que tenéis que seguir vuestro camino ya. Llegad cuanto antes al bosque brillante, ahí encontrarás la llave que necesitas. Supera las pruebas, sé que eres capaz. Todos confiamos en tí.
Ambos volvieron a acercarse a mí para abrazarme con fuerza, el cual sólo duró un par de segundos pues se desvanecieron del todo entre mis brazos, y me dejé caer de rodillas al suelo, rodeándome a mí misma con los brazos.
No tardé en sentir al resto del grupo a mi alrededor y Hillary se arrodilló frente a mi con la mirada llena de tristeza, abrazándome con fuerza.
-Deberíamos salir de aquí, han dicho que teníamos que darnos prisa.- dijo Hillary en un susurro separándose de mí.
Asentí con la cabeza y miré al resto que nos miraba a Kyle y a mí con asombro por lo que acababa de pasar, pero no dije nada al respecto, volví a recorrer aquel gran salón mirando lo que me rodeaba, pues todo había cambiado, ya no era la resplandeciente habitación a la que había entrado, se veía igual de derruida que la entrada del castillo, igual que el resto del pueblo.
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Editado: 23.03.2024