El Liberado

Dos vidas en una

Esto debería ser un sueño, en la vida real estoy durmiendo en mi cama y tal vez babeando, aquí es todo lo contrario. Todo está hecho pedazos, los cimientos de edificios regados por todas partes, vigas de edificios a punto de caerse, personas muertas cerca de mí, algunas están dentro de un charco de sangre y mugre y otras están carbonizadas, si intentara tocarlas se harían polvo. Ni siquiera visto mi propia ropa, llevo unos pantalones negros y una chaqueta que muchos periodistas usan en Racyn City desde…siempre. El silencio absoluto me asusta y romperlo aún más, no tengo heridas y no está Rick a kilómetros deseando que lo siga como en esos sueños donde me culpo a mí mismo o me advierto, simplemente este no es un sueño, debe ser más que eso.

— ¿Hay alguien aquí con vida? —esas palabras salen de mi boca, por más que no haya querido dije eso, no grito, es más un simple murmullo, como si no quisiera llamar la atención de alguien o algo—. ¿Alguien está consciente?

Mis intentos de ser discreto caen por la borda, ya veo a los undersons viniendo hacia mí, estos son diferentes, no son como los que vi en la academia, son más parecidos a… a los de la guerra purgadora, hace más de cien años, cuando toda esta guerra estaba en pañales. Sé en qué cuerpo soy, en un enorme trozo de vidrio polvoriento veo cabello rubio y una nariz aguileña, estoy viviendo el pasado, el pasado de Aarón Sanders.

Hago lo más lógico, escapar de los undersons sin poderes, aunque en el intento uno me hiere en el costado, el lugar favorito de RedCell para herirme, esa adrenalina parece haber activado los poderes de Aarón, porque la velocidad aumenta y dejo a esas criaturas demasiado lejos para alcanzarme. El paisaje es el mismo, edificios en pedazos, muertos por doquier y estragos de las bombas, casi vomito al ver a un cuerpo parcialmente calcinado y me traumatiza una zona llena de sombras en las paredes, sin cuerpos humanos, la sombra es lo único que quedó de ellos.

Sin heridas y totalmente desubicado, me tomo un descanso cerca del único edificio menos maltrecho, no me fio de quienes están en la entrada, dan miedo. El edificio debe de ser de RedCell, reconozco sus edificios por el cristal, muros blancos y la misma recepción, pensándolo bien, los alrededores del edificio son los mismos que los de las instalaciones que ahora sí están hechas polvo, solo que sin vegetación existente, es lógico considerando que recién estoy despertando de un bombardeo, el letrero enorme de RedCell es el único que ha recibido mucho daño, las letras son poco visibles y el símbolo, sin las letras en medio como es usual, tiene grietas en los bordes. Los uniformes de los soldados de RedCell eran muy horrendos, como si provinieran de esas modas vergonzosas de la década de 1980 que pocas han sido buenas y han vuelto como las mochilas vintage de Channel y otras que debieron quedarse en su época como los pantalones de spandex; son de un rojo tan brillante que molestan al verlo directamente con gorras nada prácticas o están en el peor uniforme menos modesto, de naranja neón, como en todo grupo de gente que asesina por dinero o cree en las idioteces de RedCell debe de haber alguien viendo a quién matar, no puedo distinguir bien quien es, el sol y los asquerosos uniformes me ponen los ojos llorosos, lleva ropa oscura y su brazo indica bien que está infectado, debe ser Sebastian Belcher, es rubio, si no fuera así se vería una mancha arriba de lo que parece ser su cabeza en vez de perderse en esta. Los disparos no tardan demasiado en escucharse, cada vez más cerca, debo marcharme, escapar, son demasiados para poder acabarlo; también debo recordar que no tengo todos mis poderes, estoy igual de indefenso que al principio y como Aarón.

Y como es aún más lógico, se supone que después de las explosiones todavía había undersons sueltos por ahí, no tantos como antes, pero siguen siendo una amenaza, puedo ver como los undersons, que lucen más amenazadores que su ilustración el en el libro de historia, les desgarran la garganta a muchos de sus soldados, otros terminan corriendo sin su cabeza y caen al suelo. Esto es un baño de sangre.

— ¡Apunten al objetivo! —grita uno de los pocos soldados que quedan, son cinco si no hay algunos escondidos por ahí o peleando por sobrevivir y sin contar al que les ordena matarme.

Esta vez noto claramente que vivo el recuerdo de Aarón, si fuera por mí esos seis soldados estarían inconscientes en el suelo en un pestañeo, en cambio, esquivo todas las balas a excepción de una que se me clava en la pierna y caigo directo al suelo, debí distraerme con mis pensamientos, enfrente de mí ya no hay seis soldados, solo está el principal listo para meterme una bala en la cabeza, los demás ya son comida de undersons. Su sonrisa tétrica de villano me espanta por más que ese sujeto ya debería estar muerto mucho tiempo. Dispara y en un impulso de ambos, Aarón y yo, volteo hacia abajo y extiendo mi mano tratando de cubrirme. Yo… Aarón no murió, el soldado con una bala azul encajada en su cráneo lo hace, cayendo al suelo en un golpe seco.

— ¿Qué? Pero yo no… —me pregunto si hubiera hecho lo mismo si hubiera estado en la misma situación, ahora sería diferente, pero dudo que fuera así cuando tenía 17 años, en menos de un año he cambiado mucho.

Dejo de preguntarme lo que sucede y me enfoco más en la verdadera pregunta, ¿por qué estoy reviviendo los recuerdos de Aarón? ¿Por qué debo saber esto justo ahora y no antes? Tengo muchos malos presentimientos y tengo las mismas dudas de siempre, solo que tengo más material para responderlas, podría conectarlo si tuviera más. Debo tomarme más enserio las advertencias de Aarón que surgen sin parar, sus lamentos que antes consideraba molestos deben tener una razón. Sigo con la historia y avanzo, sintiendo que estoy tambaleando, sintiendo empujones y movimientos bruscos. Estoy a nada de entrar a una casa, cuando despierto.



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En el texto hay: armas biologicas, venganza, heroesyvillanos

Editado: 18.02.2023

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