Brendan Doyle es un hombre muy agradable, estuvo en una guerra de Inglaterra en su juventud, no como soldado, pero sí era el psicólogo y médico de muchos. No es como Terry buscando que todo luzca bien y adornando todo con cuadros reflexivos con gatitos, su oficina luce igual de desabrida que mi habitación y no se esmera en hacer que todo sea una fantasía o un lugar que solo tiene cosas buenas, tiene los pies en la tierra.
— Para esta sesión haremos algo diferente, quiero conocerte para darte un diagnóstico y así iniciar con el pie derecho —no sé si es profesional o no, no es como que tenga un título de psicología, pero me preocupa decir todo lo que siento de un tirón, me produce desconfianza
— ¿Está seguro?
— Estoy seguro, estás habitaciones están hechas para que todo lo hablado aquí se quede en su lugar. Inicia con lo básico, no importa que yo lo sepa, quiero ver… tu perspectiva del mundo.
— Okey —tomo un respiro antes de soltar todo y dejarme llevar por todo lo que tengo que guardarme—. La vida me ha jugado chueco desde un inicio, mi papá jamás me quiso, jamás era suficiente para él, toda acción u opinión mía era razón para decepcionarlo, enojarlo y era más fácil contar los días en los que no me pegaba, me insultaba o me castigaba; como me vendió a RedCell siendo un bebé le era fácil menospreciarme y desahogarse en mí. Mi mamá intervenía, pero no era suficiente, sé que me quería, me apoyaba y pocas veces me regañaba, odio que esté muerta y más que se haya ido con papá, que me hubiera abandonado tan fácilmente sabiendo que no era feliz, sufría cada día y de ahí mi vida se fue hacia abajo, lloraba, era humillado por los otros niños y pensaba en cómo quitarme la vida. El único al que realmente puedo confiar y perdonar es John, mi mejor amigo, es como mi hermano y el único que siempre me ha apoyado, era popular y podía dejarme para unirse a esos deportistas narcisistas con derecho a todo, pero nunca lo hizo, él siempre me quiso, es como mi hermano mayor. Claro, lo malo en mi amistad con John viene de mi parte, me volví dependiente a él, sentía que nadie sería como John y no debía separarme de él, cuando el profesor Peter me ofreció la oportunidad que quería, ir a la universidad con una beca del 75% pensaba en rechazarla por miedo a separarme de él, porque pensaba que sería un inútil sin él que no podría abrir una puerta sin golpearse.
» La escuela siempre fue una pesadilla, un infierno real donde los que abusaban de la gente como yo estaban en un podio y los que no representábamos nada no teníamos oportunidades y terminar en castigo era fácil, perdí el control cuando cancelaron el club de videojuegos, el único lugar en el que era feliz, incluso disfruté darle un golpe a uno de esos idiotas —aún recuerdo con mucha exactitud el momento en el que mi puño impactó contra la cara de Hond, me sentía tan enojado, tan emocionado y tan asustado a la vez, debí tener ese fenómeno donde tu fuerza aumenta cinco veces en un momento crítico, Hond en persona me dijo que le rompí dos dientes, aunque no tenía por qué disculparme del todo, al fin al cabo eso era el saludo que esperaba de él cada día y dijo que se lo merecía, me disculpé y me sentí el resto de la semana como un completo idiota que solo mete la pata—. En la Academia Mayura sentí que era capaz de iniciar mi vida desde cero, ser feliz y encontrar a nuevos amigos, lo hice, o eso creí. La mitad de mis amigos se han ido, han muerto o me han traicionado, el primero que conocí resultó ser un espía que filtraba mis pensamientos, mis ilusiones, no quiero saber si vieron mi intimidad. Fui feliz por unas semanas y después volví a caer en otro agujero cada vez más profundo, el hermano de mi novia y trabajador de RedCell se vengó de mí y me humilló. Esa empresa me volvió loco, me rompió, me hirió en donde más me duele. Algunos creen que tendrás el mismo golpe sin importar la altura, hablando psicológicamente, lo niego como no puede creer, por fin respiraba de alivio y me decía “Esta es tu oportunidad”, “Eres libre” o “Es hora de ser diferente y un nuevo Axel”, me lo tragué por ese tiempo tan corto, estaba tan feliz que cuando se empezó a desmoronar lo ignoré hasta que me di cuenta de la verdad, había estado en la más alto solo para volver a caer, esta vez me quebró mucho más de lo que lo había hecho antes, antes tenía a John, ahora estaba solo. Un laberinto es aterrador por sí solo, ver a muchas chicas muertas con la cara de tu supuesta novia muerta no puede describirse, me puse ese pedazo de vidrio en mi garganta para liberarme en mi cabeza, creí que era la única solución. John volvió y derroté a Jossie Mosen, pensé que eso me ayudaría a ser feliz. No lo hizo.
» Luego fui a México, donde estaba mi padre, pensé que estaba listo para enfrentarlo, tenía pruebas, tenía mucho que decirle y poderes con qué defenderme, lo hice más para dejarlo atrás y no por la misión en sí. Si de algo me arrepiento más de ese viaje es haber lastimado a Rick, lo arrastré al agujero en el que estaba y no pudo escapar, lo rompí y sí, tal vez el trauma de la muerte de sus padres tuvo su impacto, pero fui yo quien lo hizo explotar —lloro descontroladamente de solo recordarlo, de por sí soy inestable y como un monstruo lo mutilé e hice de todo para verlo llorar como yo lo hacía todas las noches en mi fría habitación, como lo quiero tanto. Lo extraño mucho—. Era un gran amigo, confiaba tanto en él y por el enojo terminé lastimándolo gravemente. A los que más quiero los lastimo y a los que poco a poco me dejan los alabo tanto, como a Flinn, pensé que nos llevábamos tan bien y ahora ni siquiera quiere abrirme la puerta. O como puse a Trevor en un maldito altar pensando que seríamos grandes amigos mientras les decía a esos idiotas de RedCell todo sobre mí y convenció de alguna forma a Allen de irse con ellos. Casi todos mis amigos se han alejado de mí y no podría estar más de acuerdo que yo tengo toda la culpa, soy peligroso y los alejo cada vez que puedo. Estoy tan acostumbrado al dolor y la traición que yo mismo me saboteo para volver a ese ciclo de sufrimiento eterno.