Es 14 de noviembre y no sé si llegue al lunes. Físicamente estoy agotado, mentalmente la cosa no mejora y me están asignando más tareas, o sí lo hacen, eso significa que o algo muy fuerte va a pasar o piensan que estoy lo suficientemente “cuerdo” para salir a otra misión, claro que usar ese adjetivo es una porquería sin relación alguna, no es lo mismo sentirse deprimido o tener un problema al no tener control de tus facultades mentales, no es que haya habido un error en mi nacimiento o tengo una enfermedad que degenera mi cerebro lentamente, simplemente estoy tan triste, vacío y agotado para poder seguir adelante por cuenta propia, es difícil cuando tú mismo eres el que más te odia e insulta. Dejando de lado mi largo diagnóstico del psicólogo (con ansiedad, depresión, posible bipolaridad y quién sepa qué más), no he podido dormir gracias a Aarón, lo escucho soltar lamentos y advertencias o me siento en alerta con John, Hannah y Jayden turnándose para dormir en mi habitación, prefería las pesadillas de madrugada soñando con Rick muriendo en un bucle o Flinn intentando matarme usando los diálogos que le salen al hablar como cuchillos, al menos volvía a dormir tras tranquilizarme.
— Axel, deberías tomar un somnífero, esto es serio —Jayden me aconseja lo que me prohíbo a mí mismo, nada de tranquilizantes o drogas.
— No, no puedo…
— El doctor dijo que en pequeñas dosis puedes, debes hacerlo o colapsarás pronto —John sabe sobre mí eso con esas porquerías, si él está de acuerdo es porque sabe lo que hace.
— No lo he hecho, no lo hago y no lo hare —meto un pedazo de panqueque en mi boca ordenándome tragar con la poca fuerza—. Si algo he tenido muy claro es que, si tomara un tranquilizante, por más pequeña que fuera la dosis, me volvería un adicto, perdería el poco control sobre mí. Prefiero seguir así antes de perderlo todo, mi realidad ya de por sí es una porquería, la droga sería mi escape por un tiempo y después sería la misma mierda con menos estabilidad. Perdería mi identidad.
Todo lo relacionado a las drogas lo aparto de mi vida tanto como…, no, Axel, no hagas otra cruel broma con tus amigos, te quieren y tú también los quieres. En fin, incluso me he negado a la morfina por más que relaja cuando estás sufriendo como nunca, preferí tener que soportar el enorme dolor después de que me cortaran el brazo antes de tener anestésicos y volverme todo un adicto, sé que mi inestabilidad haría que rápidamente me volviera dependiente a un grado mayor de lo que lo fui de John. Y necesitar morfina no ha sido tanto mi caso, solo lo he ocupado pocas veces y la mayoría no han durado tanto al estar en coma o ser una hospitalización rápida con heridas no mortales.
— No puedo soportar tanto ruido —Jayden reclama el supuesto ajetreo que hay en la cafetería, siempre es lo mismo, pero para Jayden el panorama es diferente, sabe bien cuando un chisme se extiende—. ¿No podrían pensar más callados?
— Piensa en un lugar pacifico o cuenta hasta que desaparezca todo, eso hago cuando Aarón no me deja ni pensar —le doy un consejo de los que yo desarrollé para conservar mi fugaz tranquilidad.
— ¿Estás seguro? No es con afán de ofender, pero parece que no te funciona —lo hace en parte, ha estado muy, muy, muy intenso últimamente, ese ejercicio mental lo hace tolerable.
— Créeme, si no lo hiciera seguiría tirado en mi cama sin siquiera poder respirar del cansancio.
— No veo una razón para no intentarlo —Jayden cierra los ojos y puedo escucharlo susurrar número por número.
Noto que muchos me están mirando más de lo usual, sí, no veo extraño que me miren, causo mucha polémica sea por una misión o no, soy casi una celebridad en el complejo al no haber muchas personas con ese grado de exposición, no solo en aquí, algunos refugiados traídos desde la zona cultural de Racyn City me han dicho que allá soy casi una deidad, soy todo un héroe dispuesto a arriesgar mi vida por ellos. También me enteré que se refugian actualmente en el museo ciudadano de historia nacional, la escuela no soportó el peso y fue por el diseño en vez de ser por los ataques de RedCell. Casi no me he encontrado con excompañeros del colegio Valentine, si esa ha sido el caso ha sido muy incómodo para ambas partes, que te pasen de humillar a ponerte en un pedestal y que pases de molestar a alguien y se convierta en un héroe y cara de tu generación (sí, fuera de Racyn City ya soy conocido mundialmente llevándome premios de eventos por ser el joven filántropo del año que me darán después de la guerra).
— Oye, llegó Hond al complejo ayer en la noche, dijo que quería disculparse contigo, no sé si quieras ir, dice que está muy arrepentido —John me saca de mis pensamientos inundados de premiaciones juveniles y videos de arquitectura para no-arquitectos.
— ¿Qué?... Yo, eh, no sé si ir —a estas alturas no puedo decir que sería un desastre o es mi mayor miedo, pero simplemente es incómodo, no solo no es un buen momento, siento que al volver a lo relacionado al colegio Valentine estaría volviendo a lo malo y al trauma que me generó y se acumuló esperando el día perfecto para caerme encima.
— Bueno, ¿le debería decir algo o le digo que no a secas?
— Dile que... —No quiero ir, dicen por ahí que un día de gloria no borran mil días de sufrimiento, es imposible verlo sin recordar todo lo que me hizo en el colegio Valentine, cada golpe y cada insulto hecho específicamente para lastimarme más de lo que debería. Pero…siempre hay un “pero”, realmente quiero enfrentarlo y mostrarle todo el daño que me ha hecho, pero tampoco quiero verme como un cabrón vengativo. Debería enfrentarlo para hablar bien y hacer lo que jamás hicimos en todo el tiempo en el que nos hemos conocido, hacer las cosas bien—. Iré con él ahora, llévame antes de que salga corriendo.