El Liberado

Confesiones de un héroe

Mis tías no saben qué decir. Al final me decidí por decirles todo con una condición, seré el que lo haga todo, iré a las instalaciones A y seré quién mate a Sebastian Belcher. Primero quieren negarse, pero saben que soy demasiado necio para quedarme con los brazos cruzados.

— ¿Por qué ocultaste esa información por tanto tiempo? Tienes suerte de que no haya ocurrido nada durante ese tiempo o estarías en graves problemas —me regaña mi tía Melanie.

— Por un mes, pero lo hice porque sabía que si se los decía al instante no me dejarían y tendríamos que ver a más personas muriendo a mi nombre, quiero terminar lo que mi familia inició, solo yo puedo y no quiero que me nieguen lo que más quiero.

— Lo que quieres es venganza, no libertad —mi tía Delilah cree que solo lo hago para cumplir mi promesa de matar al falso Noah, pero no.

— No es por eso, ya estoy harto de tanto sufrimiento en general, quiero que se detenga de una vez, la única venganza sería para el estúpido de Trevor no sé si darle la oportunidad a Jayden, era su supuesto mejor amigo y todo fue falso.

— Debemos alegrarnos por el esfuerzo que ha hecho, solo él pudo resolver en 2 meses lo que nosotras no hemos podido hacer en años —no sabía que tanto habían hecho mis tías, casi no las veo por lo general, tienen mucho trabajo, Melanie es la que es más honesta, Delilah tiende más a ocultarme cosas por mi bien.

— Ocultó información en una guerra, solo porque es la cara del movimiento no ha sido declarado como traidor —sip, Delilah admite que soy el chico estrella y no tanto el que más ha hecho.

— Con un castigo se arregla.

— ¡Por favor, no me quiten de la misión, quiero hacerlo!

— ¿Y quién dijo eso? Solo dije que tendrías un castigo —esas palabras de mi tía Melanie me hacen respirar con tranquilidad—. Tus amigos y tú tienen esta semana para prepararse, tienen que pasar por un entrenamiento para que el viernes pueda autorizarlos. En el caso de aprobar la prueba se les dará más información, claro que tendrán más soldados rodeando el perímetro como refuerzos, pero ustedes encabezaran la lucha, han probado ser suficiente para resistir una batalla.

— Tendremos que hacerles trajes nuevos, los suyos se hicieron pedazos en la explosión.

Esta vez quiero pasar de usar el genial traje de batalla, lo amo, pero quiero que esta pelea sea más… diferente.

— Creo que conozco a alguien con unas cuantas ideas para los trajes…

 

 

El primer día de entrenamiento es una tortura, no es por hacer ejercicio hasta caer del cansancio, tengo que usar mis poderes y la última vez no resultó muy bien. Los demás ya se adaptaron y los usan sin pensarlo; yo, en cambio, temo hacer lo más simple por miedo a terminar provocando una tragedia. Me piden practicar mis poderes en el orden en el que se desarrollaron, primero la híper-velocidad, en un sótano al lado de los otros, solo por si acaso, antes lo iban a usar como un bunker, pero como no había demasiadas personas decidieron usarlo para probar armas o aparatos potencialmente peligrosos, eso explicaría las paredes acolchadas y una que otra mancha negra, esta vez fue por precaución al no haber utilizado mis poderes por tanto tiempo y no recordar bien cómo se hace.

— ¿Harán los uniformes que Shay diseñó? —no pude guardar el secreto mucho tiempo, estaba tan emocionado que lo solté por accidente y John tiene que mantenerlo en secreto, los demás todavía no lo saben, no los dejan ir al sótano, John es la excepción por poder ayudarme emocionalmente, Hannah está ocupada haciendo algunos vestuarios que los refugiados le pidieron.

— Sí, no prometen nada, de momento están haciendo una versión sin forro de los uniformes habituales —no los he ido a ver, pero mis tías me aseguran que se esfuerzan todo lo posible para hacerlos cobrar vida—. Iba a verlos mañana, pero Joe quería que lo acompañe a su prueba de vestuario, no confía en Hannah.

— Debe planear una buena sorpresa, no te ha dicho nada de la obra en la que va a participar.

— Solo me dijo que sería un cuento clásico, apostaría por el cascanueces hecho por Barbie —la que organiza la obra es una fanática de Barbie, que incluso después de casi 200 años sigue existiendo con muchas versiones para adaptarse a más niños y niñas, Joe tiene un Ken diseñado para niños latinos, solo que, sin la piel verde, se parece más a mí que a él.

Debo continuar con el entrenamiento y, como si fuera esos entrenamientos de nado profundo en las series, debo correr y soltar unos listones entre más lejos esté. El último listón está a 500 metros, el más cercano está a 50. En otra ocasión estaría emocionado por usar mis poderes después de tanto, pero hoy no es el caso, estoy nervioso y temo por mi vida, un paso en falso y me muero.

Me preparo para salir y al sonar el silbato corro lo más que puedo, pero no tanto como lo hacía antes, claro que sigo siendo veloz, ­John corre cerca de mí y en menos de 5 segundos voy cinco veces más adelante. Claro que he perdido la técnica, me resbalo con las cintas de mis tenis y caigo al suelo, rodando por la velocidad que había acumulado.

— Estoy bien, no me rompí ni un hueso —tal vez sí, me duele la pantorrilla.

— O lo hiciste y esperas que se cure solo —John sí sabe.



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En el texto hay: armas biologicas, venganza, heroesyvillanos

Editado: 18.02.2023

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