Estoy en la segunda fila con las palomitas de John y con unos nachos con queso, la obra iniciará pronto y como Hannah está ocupada revisando los vestuarios, Nick y John me invitaron a sentarme al lado de ellos. La función inicia y sale la protagonista en un paisaje pintado de una selva con una playa en el horizonte, me recuerda mucho a las obras infantiles, la maestra debe dar instrucciones con “discreción” con frecuencia. Para cuando llega el príncipe ya me he acabado mi jugo de naranja, dejé el refresco hace meses, lo bueno es que algunos niños que no participan en la obra reparten comida y tomo un paquete de galletas para no perderme la parte en la que Joe sale. Cambian de fondo y Joe sale con su traje verde y una corona que ayudé a hacer al lado de una niña que debe ser la reina y un niño vestido de la monita de los reyes con un moño rosa demasiado grande; Joe parece encajar y a la vez no, digo, el rey debe verse imponente y deja en claro que manda, pero en una obra los protagonistas que no pasan de metro y medio deben destacar. Es un buen actor y no necesita ayuda, incluso por la cara de los padres y la maestra se deja llevar por el papel, llego a pensar que romperá la cuarta pared, pero hace bien su papel.
Me siento culpable por tener que dejarlo el lunes sabiendo que tal vez no vuelva, por lo menos no por un tiempo. Lo hago por su bien, no quiero que sufra encerrado aquí en vez de conocer la libertad al aire libre como debía hacerlo, solo que no estoy listo para despedirme.
La obra termina haciéndome ver que las obras infantiles no son algo que pueda ver sin sentirme incómodo, tampoco puedo exigirles tanto al ser niños. Las ventajas de que mi novia sea parte de la producción es que puedo entrar a felicitar a Joe con un ramo de hortensias, cada que las ve no puede desviar la mirada.
— Felicidades, Joe, eres un gran actor —lo abrazo teniendo todavía su traje blanco y rojo de la boda.
— Gracias, gracias, gracias… estaba nervioso y quise darle mi toque —dice oliendo las hortensias con demasiada fuerza.
— Y fue fantástico, eres todo un artista, no he conocido a alguien con tanto talento como tú —no lo digo para elevar su autoestima, es la verdad, cuando tiene pintura, lápices y hojas no hay nada que lo pare hasta que termina con los materiales y un enorme dibujo de bosques, de mí o de sus amigos jugando.
Después de que se cambie con más ropa mía y también le queda mejor que a mí, me veo forzado a contarle todo, no quiero despedirme de él de último minuto o no despedirme, debo hacerlo ahora dejando claro una cosa sin importar como resulte todo, que lo quiero mucho. Después de la cena vamos con John, que podría ser de ayuda, a la terraza con una persona medio dormida que sale al vernos, tal vez arruinamos su siesta.
— Joe, sabes que te quiero mucho, quiero que seas feliz toda tu vida porque te lo mereces.
— ¿Te irás a otra misión? —y es ahí donde quiero llorar y decirle la verdad, que tal vez no regrese, pero no quiero, sería demasiado para él.
— Yo… es complicado, no quisiera separarnos, pero no tengo alternativa.
— Por favor, dime que regresarás y al llegar me vas a abrazar, nuestro equipo estaría cerca de ganar.
— No estaríamos cerca de ganar, ganaríamos —lo digo en el lenguaje que él puede procesar, en la tierra de la fantasía a la que ya no se me permite entrar—. El juego está a punto de acabar y como soy el… digamos que soy el personaje principal, debo continuar con el juego para ganarlo.
— ¿Y por qué tú tienes que ser el personaje principal? Eres mi hermano —quisiera decirle que así es la vida, injusta y trucos sucios.
— Porque el mundo vio una chispa en mí como héroe, así como el mundo vio en ti una chispa de artista. Es mi propósito y cumplirlo es lo que hago muy bien, pero no tengas miedo, el héroe siempre le gana al malo y eso haré yo.
— ¿Enserio, vas a pelear con él y decirte que es tu verdadero padre? —no puedo evitar reírme, esto sí no lo esperaba.
— Oye, no deberías ver esas películas tan chico —y antes de que replique le recuerdo su edad—. Sigues teniendo 9 años por más que estés casi tan alto como yo.
— Puedo hacer muchas cosas con mi apariencia —bueno, no sé si horrorizarme, preocuparme o ambas.
— No me hagas decirles a las tías que te dejen con una niñera.
— Está bien, dejaré de ir a la sala de videojuegos —oh, pensé que sería mucho peor, pero eso sigue reservado cuando le llegue la pubertad, en meses no ha cambiado nada, Javier me envió un mensaje en el que Lady Sunset explicaba cómo funcionaría el cuerpo de Joe, se quedará así hasta que su edad y cuerpo coincidan.
— Por dios, casi me asustas.
— No estoy tonto, sé que hablas de eso y no estoy interesado en chicas, primero mis estudios y mis amigos —sí, ya era raro que no llegara a saberlo.
— En unos años lo entenderás.
— Si eres un súper-héroe y el personaje principal del juego… ¿tienes un…? —sé a lo que se refiere, lo tiene en su habitación con la capa afuera para que pueda ondearse.
— ¿Traje de súper-héroe? Puedes verlos mañana.
— ¿Y me dejas probarlo? Quiero sentir lo que se siente ser un héroe.
— No creo que te quede, el mío es el más chico.