Muy de mañana a la casa del detective Malcon llego una visita, su amigo desde la secundaria, el periodista Lionel Estrada, llego silbando por el caminito y toco el timbre una vez…luego otra…
-¡Maika!, ¡Hola!
-¡¡NO ESTOY!!-le gritaron desde adentro.
Parpadeo desconcertado, entonces busco la llave en su bolcillo para entrar, Malquiur estaba en la sala, arrebujado en una cobija gruesa arriba del sofá y con una taza caliente en las manos, mirando el canal de infomerciales, allí estaban todas las señales del que se deprime cuando pesca un resfriado, que triste.
-Oye, ya que no estás, ¿me quedo un rato?
-¿Cómo entraste ¬¬?
-Me diste una llave cuando te cansaste de que me metiera por la ventana, ¿se te olvido?
-¡A mí no se me olvida nada!-debió olvidar que tenía una taza con te caliente en las manos porque al moverse el liquido salió volando quemándole las manos- ¡Ay!-la taza se estrello contra el piso-…mi tacita T_T
-Hombre, te ves horrible-apago el televisor y levanto los trozos de la taza-¿Cómo te enfermaste?
-Caminando tres cuadras bajo la lluvia…
-¿Y tu sombrilla?
-…La pase por alto, ¡No se me olvido, eh!
-¡Te creo!, te creo, pero eso no justifica que parezcas victima de una decepción amorosa.
-Déjame solo, Lionel.
-Muy bien- se llevo la taza rota a la cocina y regreso a los diez minutos con otras dos de chocolate caliente-¿Necesitas más tiempo?
-No, gracias-recibió la taza humeante-…D:> ¿Y los malvaviscos?
-Muy caros, hablemos, me voy dos semanas a un seminario en New York y a mi amigo, al que deje flamante y feliz, lo encuentro como costal de harina, tu no cuidas las cosas, ¿verdad?
-No es mi culpa, me burlaron como nunca en la vida.
-¿No quedamos en que no volverías a jugar a las maquinitas sin supervisión?
-Hablo de una chica…
-Ósea que mi metáfora inicial era la correcta.
-¡No esa clase de chica!, tráeme los malvaviscos y te cuento.
Lionel los trajo y Malquiur le conto sus desventuras, no sabía que le irritaba más, haber sido timado por una menor de edad que pudo meterle en un problemón pero de los grandes o estar penando por ello, se había quedado sin asistente, algo que le había pasado 48 veces antes, ¿Por qué esta era la única que le afectaba?, quizás porque no se la vio venir y no le duro ni dos días, Aredia era linda y adorable, nadie hubiera creído que era una mentirosa.
-Aredia… ¿sabes que me suena ese nombre?, mira que no es común.
-Ruega porque no te la encuentres, es toda una doble cara.
-¿No estás exagerando?, se que es difícil aceptar que una niña te tomo el pelo pero vamos, mírate, sacando conclusiones sin evidencia, etiquetándola y es obvio que no estás tan enfermo, vamos a almorzar, yo invito.
-No estoy de ánimo…
-¿Te pregunte?, soy tu amigo, mi trabajo es jalarte a la luz cuando te encierras demasiado, además, ¿Qué probabilidades hay de que la veas de nuevo?
-Ahora que lo comentaste, muchas…mejor me quedo y hazme un favor, no le vayas con el chisme a todo el mundo, me desprestigias.
-¿Por qué crees que haría algo así?
Malquiur le dirigió una significativa mirada y Lionel se rio, resultaba que era encargado de la sección de policiales del Times y desde que estaba allí siempre escribía más de lo profesionalmente admisible, Lionel era un tipo curioso, tenía la misma edad de Malquiur pero parecía mayor porque cuando conoció al futuro detective en la secundaria y se hizo su amigo tuvo la ocurrencia de oxigenarse el cabello negro dejándoselo gris para combinar con él que lo tenía teñido…luego averigua que el cabello purpura de Malquiur era natural y en vez de buscar cómo recuperar el color natural se compro un saco a rayas y una bufanda gris, parecía un señor de negocios en época de invierno.
Estuvieron discutiendo buen rato hasta que al fin, como solía suceder, Lionel convenció a Malquiur de salir, se fueron caminando pues según le dijo a poco camino había una cafetería nueva pero bonita, cuando llegaron a la cuadra y Malquiur vio a donde le habían guiado no podía creerlo.
Editado: 18.02.2019