El Libro de las Especies

10-The Holder

Flashback

Cuando Lionel y Malquiur eran adolescentes corrían mucho ciertas leyendas urbanas, estaban las típicas: despertar en una bañera con hielo y sin un riñón, la iniciación de las luces altas, recibir una llamada desde tu propia casa, pero también había una con respecto al viejo hospital que resultaba, por decir poco, desconcertante.

 

Le llamaban la prueba de la humildad, aunque nadie sabía porque le habían puesto así, había que entrar al hospital y seguir ciertas instrucciones curiosamente precisas para tratarse de un mito urbano, un solo error era una sentencia de muerte y una bala hecha de diamante era la recompensa, ¡una bala de diamante!, aunque extraño eso llamaba sin duda la atención de los chicos en los barrios bajos; Lionel venia de la parte pobre de la ciudad, estudiaba en un buen colegio gracias a una beca y al arduo trabajo de sus padres, pero la historia no llego a sus oídos por algún extraño o por compañeros malintencionados buscando meterle en problemas, no, vino de boca de su mejor amigo, a quien sí que habían intentado hacerle pasar la experiencia.

 

-¿Puedes creer lo idiotas que son algunos?, claro, voy, digo la tontería y paso el papelón.

-¿Pero qué tal si es cierto?

-En primera es claro que es un cuento chino, nada mas hay que ver lo absurdas que son las instrucciones, es ridículo.

-¿Qué tal si me dices?-saco su libreta-puedo usarlo en una nota para el periódico escolar.

-Estaría bueno, a ver si dejan de estar molestando con eso…porque solo harías eso, ¿verdad?

-Bueno, tal vez vaya al hospital a preguntar si alguien ha ido a hacer la prueba y que piensan sobre ello.

-Yo no me acercaría…

-¿Ahora quien está siendo ridículo, Maika?, claro que no voy a intentarlo.

 

Y en realidad no pensaba intentarlo, escribió algunas notas y al día siguiente fue al hospital para preguntar si aquello les había causado molestias pero al pararse frente al mostrador de recepción una morbosa curiosidad se apodero de él.

 

-Vengo a visitar al Holder de la Humildad-se oyó decir.

 

Ni siquiera sabía que cosa era un Holder, nadie lo sabía, solo era lo que decían las instrucciones, esperaba que la recepcionista volteara los ojos con fastidio o le preguntara a que se refería pero entonces, para su completo asombro, bajo la mirada, le tomo de la mano y le condujo por un pasillo, por si fuera poco comenzó a sonar un piano, se quedo apocado, ¿en verdad estaba sucediendo eso?, de repente la música se detuvo.

 

-¡Has perdido una tecla!-exclamo con presteza y la música volvió a sonar, el corazón le latía a mil.

 

Tras un rato mas andando de repente la recepcionista le soltó y echo a correr, se suponía que no debía seguirla, en su lugar dio cinco pasos adelante, giro a la izquierda y vio un picaporte en un muro, cada punto cumplido en la lista de indicaciones le abrumaba y a la vez le aliviaba, tomo la perilla y entro rápidamente, cerrando tras de sí, la música se apago en el acto y al mover otra vez la perilla se dio cuenta de que estaba encerrado.

 

El cuarto era pequeño, estaba mojado, había una cama cubierta de hojas blancas, un piano negro, un reloj que marcaba las tres de la tarde aunque él había llegado a las diez de la mañana, y un espejo grande en la pared, ahora venia la parte chunga, si es que el resto no lo era bastante, había que pararse frente al espejo y decir una cosa, y luego algo pasaría, allí era donde no te explicaban que, algo que terminaría en tu muerte o en conseguir la bala o, decían algunos, ambas; ojala no hubiera ido nunca, solo quería salir de allí, gritar por ayuda, pero algo más fuerte parecía guiar sus pasos.

 

-¿Por qué ellos no tienen humildad?

 

Y entonces su reflejo le sonrió y sintió que se le erizaban los bellos de la nuca, su reflejo retrocedió y lo vio matar a un niño que, de algún modo lo sabía, había vivido en aquella habitación, vio como lo destrozaba con tal violencia y sadismo que creyó que se iba a volver loco, ese no era él, eso no lo estaba haciendo él, ¿o sí?, ¿estaba mirando el futuro?, su doble asesino termino el trabajo disparándole al niño en la cabeza y entonces un grito perforo la sala, perforo su cráneo, el espejo cayó y se partió en pedazos, al abrir los ojos y mirar a su alrededor vio que el cuarto lucia ahora como lo estaba en el espejo, caótico y cubierto de sangre, y sobre la cama estaba el cadáver del niño, sufrió de arcadas y vomito, ¿Qué iba a hacer ahora?, ¿entraría alguien y lo culparían de aquello?, ¿le ejecutarían?, ¿tendría que pasar la eternidad en ese cuarto como castigo?



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En el texto hay: especies sobrenaturales, detective, magia

Editado: 18.02.2019

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