El Libro de las Especies

34-El Buscador Elegido

-¡Lionel!, ¡Abre la puerta o la echare abajo!

 

Malquiur ya tenía bastantes cosas en la mente con eso de que se había comprometido cundo llamo a Lionel para darle la buena nueva y pedirle que fuera su padrino, su reacción disparo todas las alarmas, su amigo rompió en llanto, confesó que había cometido un terrible error y le colgó, no había conseguido re contactarlo desde entonces.

 

-¡Hablo en serio!, ¡Tengo un hipogrifo y no temo usarlo!

 

La puerta se entreabrió y vio su rostro, lucia terrible, demacrado y aterrorizado a partes iguales, le sorprendió tanto que no pudo hablar en un primer instante pero él intento sonreír.

 

-Hey, hola, ¿Qué haces aquí?

-¿Cómo que que hago?, ¿a ti que te sucede?, lo que me dijiste por teléfono…

-Ah, eso…fue un momento de debilidad, ya estoy bien.

-Lionel, déjame entrar.

-No puedes-dijo, con repentino enfado, luego puso cara de susto-¿lo oíste?, ¡Ya voy!

-¡Lionel!

 

No cerró la puerta asique se metió tras él, Lionel siempre había sido muy organizado y ahora su casa estaba hecha un desastre, se detuvo ante el único espacio en orden, el salón, donde una serie de objetos habían sido colocados como si se exhibieran, algunos eran mundanos como un par de zapatos viejos y unas maracas, otros eran asombrosos como la espada blanca en medio de todo, los observo uno a uno, sintiendo correr por su espalda el escalofrió del reconocimiento, cuando Lionel volvió con una bebita en brazos.

 

-¿No es preciosa?

-¿Qué es…?

-Es mía, yo la gane y es toda mía.

-¿Cómo que la ganaste?

-Solo ella importa ahora, la cuidare muy bien hasta…hasta que…-se quebró de nuevo-¡Ayúdame!, ¡Tienes que ayudarme, no puedo parar!

-¿Qué fue lo que hiciste?

-The Holder-era lo último que hubiera querido escuchar-me atrapo.

 

En lo que Malquiur saco el grimonio, informo a Almantt de lo ocurrido y le mostro la colección de objetos de Lionel, este regreso a su estado de padre abnegado, la niña no producía sonido y nadie hubiera dudado que era suya, hasta tenía el cabello plateado.

 

-“Por todas las criaturas, ¿Cuántos tienes?”

-Contando a mi pequeña Holly, treinta y siete.

-“¡¿Treinta y siete?!, ¡Frederick Malcon solo llego a seis!”

-Algunos los conseguí de otro buscador, oye, Maika, ¿crees que Juliet conozca alguna funeraria donde me pueda meter por la noche?

-No puedes seguir con esto.

-No puedo parar-dijo, con un tono distinto al de antes-llevo más de la mitad de la mitad.

-“Malquiur, la niña”-apunto Almantt-“Es el Holder de la Devoción”

 

Aquel era uno de los más siniestros, el objeto de inocente apariencia se convertía en la única fuente de felicidad del buscador pero estaba condicionado a darle muerte antes de que cumpliera catorce años o se convertiría en un monstruo terrible, Lionel debió recordarlo pues se echo a llorar otra vez.

 

-No puedo, no puedo hacerlo.

-“Este Holder fue el que hizo a tu ancestro abandonar la búsqueda”

-Entonces se puede abandonar, ¿Qué debemos hacer?

-“Tú no puedes hacer nada, Lionel debe entrar al vientre de la bestia una vez más y encontrar a la Novia del Buscador”

 

Era la ruta de escape, la parte de The Holder que se odiaba, a través de esta Lionel podría regresar los objetos a su fuente y olvidarse de ellos o entregarlos al buscador destinado a reunirlos.

 

-Vamos, amigo, te sacare de esto.

-Gracias-se sujeto a su brazo-gracias.

 

Pudo convencerlo de dejar la casa y que fueran al centro médico más cercano pero no pudo hacer que se desprendiera de la bebe hasta que estuvieron allí, y solo porque le dio la paranoia de que The Holder se la quitara, la dejo al cuidado de Malquiur.



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En el texto hay: especies sobrenaturales, detective, magia

Editado: 18.02.2019

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